La Sirena y La Naga

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Luego de tres meses de ausencia, Helena se preparaba para volver al reino de la Tierra Central. Enzo tocó la puerta de la habitación de la joven para hablar un momento con ella.
—Espero no ser inoportuno, solo quería entregarte algo– dijo el príncipe mostrando a Helena una espada enfundada. Al sacarla de la vaina, ella notó que era una hermosa espada de doble filo, brillaba como diamante.

El material de la vaina era de plata con pequeñas esferas de oro. La empuñadura era magnífica, dándole equilibrio además de no ser pesada para su uso.
—La espada no se consumirá y prácticamente es indestructible– le dijo con una sonrisa Enzo a Helena que estaba maravillada ante semejante obsequio– fue hecha especialmente para tí.
—Significa que nadie más puede tocarla– dedujo Helena y Enzo sonrió ante el comentario.
—No precisamente, me refería a que no es pesada a la hora de luchar, ella se va a compaginar con los movimientos que le des. Ahora te pregunto ¿Estás lista para volver?
—Lo estoy Enzo– respondió segura Helena.
—Perfecto, es hora de hacerlo.

Enzo y Helena buscaron a la reina Celeste para despedirse, luego dejó unos instantes a solas a ambos elfos para que pudieran hablar con más privacidad mientras ella esperaba afuera del palacio.

—Necesito que me digas si este repentino viaje tuyo es por el báculo o por la joven Helena– dijo directamente al grano la reina a su hijo.
—Ambas, no te pido que me entiendas y mucho menos espero ser apoyado por tí– decía Enzo con tono sereno de voz– lo único que he de pedir, es respeto a mi decisión madre.
—Te he amado desde que te tuve en mis brazos cuando tan solo eras un bebé Enzo– le decía con tristeza la reina Celeste– no quiero verte sufrir, pero eres adulto y eso debo entenderlo. Solo pido paciencia porque para mí, siempre serás mi bebé.

El príncipe Enzo abrazó a su madre y ésta lloró de melancolía y tras secarse las lágrimas dijo:
—Siento que del báculo emerge una extraña energía maligna, se fortalece hijo. Prométeme que vas a cuidarte, sabes bien que nos afecta.
—Es una promesa madre– dijo el príncipe quitando del rostro de su madre una última lágrima que aún recorría por la mejilla de porcelana–eso fue error de nuestra parte. Es necesario intervenir ya que el báculo salió de nuestro reino y sufrió drásticos cambios. Nuestra inmortalidad no debe ser puesta a prueba con un objeto como ese.

La reina Celeste se quedó dentro del palacio tras Enzo salir a buscar a Helena que lo esperaba afuera. Ambos caminaron por un corto sendero que llevaba a una especie de establo y para asombro de la joven aldeana, vió un hermoso pegaso que cuyas alas tenían plumas casi de un tono nacarado mientras que en las puntas se tornaba más hacia un color ocre.

Enzo se acercó al animal y tras acariciar sus alas, le indicó a Helena que se aproximara. Algo nerviosa la joven se aproximó. El príncipe se subió y a su vez ayudó a Helena a montarse.
—Debes sujetarme con fuerza– le previno Enzo y Helena asintió con temor y aferró su rostro a la espalda del príncipe quien sonrió ante el gesto de la muchacha. Luego, dió un ligero golpe al pegaso y éste despegó como una flecha hacia el cielo.

Mientras tanto en uno de los pasillos del castillo, Emma hablaba con Ágatha, aconsejando que sería oportuno iniciar alianzas.
—Dime algo Emma, sabes más de lo que dices, así que termina de ser sincera conmigo porque no soy tonta.
—No tengo idea de lo que dice alteza.
—Tienes un don más y es el de ver el futuro– le dijo la reina– los humanos no hacemos eso aún y yo que tengo este poder que se expande, tampoco logro ver más allá.

Emma se sintió nerviosa un momento pero pudo controlarse:
—Soy una humana con conocimientos oscuros, eso es lo que me permite tener una visión más precisa de lo que aún no ha acontecido mi reina.
—Entonces háblame de la mujer que ha de robar el corazón de Leonardo.
—Con el debido respeto pero ¿A caso ya no conoce esa respuesta?– le dijo con cierta discordia en su voz Emma y Ágatha tragó grueso y su mandíbula se endureció en una expresión.

La Reina de la Magia Oscura (La Confabulación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora