❝Sadismo❞ || 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 (+¹⁸)

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— Hace tres semanas llamaste diciéndome que realmente tenías sentimientos hacia mí. — lo miré. — No quiero confundirme, no quiero ilusionarme más, ¿sabes?

— Lo dije enserio, no hay ninguna mentira en mis palabras. — pasó las yemas de sus dedos por mi mano. — No estaría mal tener algo serio. Creo yo.

Sonreí mentalmente.

— ¿Te refieres a ser novios? — aún estando feliz, exteriormente me mostraba seria.

— S-sí... Podría funcionar.

— Si ambos le ponemos empeño, no hay duda de que no funcione.

— Por mi parte la habrá, y creo que por la tuya también.

— Sólo te pediré que seas responsable, que no me lastimes. Y si piensas romper esa única regla, será mejor que lo dejemos así. — aclaré.

— No te llevarás ninguna decepción mía. — esta vez acarició mi mejilla derecha. — ¿Quieres ser mi novia?

— Sabes claramente la respuesta. — sonreí.

Jaeger puso su otra mano en mi cintura, y juntó nuestros labios, besándome de manera tranquila, sin prisas, con calidez. Un beso que nunca antes me había dado, que nunca antes se había sentido de esta manera.

— No me gusta ser cursi, pero tengo que decir que eres la chica más linda que he conocido. — nos separamos.

— Con decirme linda no es ser cursi. — le di un pequeño sape.

— Bueno, lo estoy intentando ser. Valoralo. — él me lo regresó.

Nos miramos fijamente por alrededor de diez segundos, los ojos de Jaeger tenían un brillo peculiar. Yo estaba más que contenta, quería brincar de la emoción.

— ¿Cómo se supone que nos debemos de tratar de ahora en adelante? — cuestionó echando su cabeza para atrás, pero acompañado de su tonta sonrisa.

— Me gusta la manera en cómo nos tratamos ahora, no hay que cambiar eso, la única diferencia que habrá, es que debemos de darnos nuestro lugar y respetar la relación mutuamente. — pasé el dorso de mi mano por su barbilla. — Lo demás surgirá por si solo.

Jaeger volvió a enderezar su cuerpo para ponerse frente a mí y observarme detalladamente. Podía sentir su vista recorrer cada parte de mi rostro.

— ¿Podrías dejar de verte con tu nueva amiga? — habló. — Me da mala espina.

— ¿Qué dices? Historia es una chica increíble, y no lo digo como un halago o algo así. Se está convirtiendo en una amistad leal.

— Pero a mí me da malas vibras, igual, si quieres seguir viéndote con ella, no me opondré.

— Puedo pasar tiempo con ella, al igual que tú con Laila o Annie, siempre y cuando les des su lugar de amigas. — recalqué amigas.

— Historia es linda, y sé que a ti también te gustan las chicas.