❝Sadismo❞ || 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 (+¹⁸)

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— ¿Quieres venir? Armin y Annie estarán. — Eren terminaba de arreglarse.

Nos encontrábamos en su departamento, lo había ido a visitar, pero él tenía que salir, así que me invitó.

— Estoy en fachas, ni de broma salgo así. — respondí.

— Ya saliste de tu casa a la mía así, aparte, las pijamas no te quedan mal, nah, qué digo, nada se te ve mal. — pasó su mirada por todo mi cuerpo.

— Idiota. — ni yo sabía por qué mi reacción era así, supongo que no estaba muy acostumbrada a recibir halagos.

Aparte, tenía un trauma; cuando era pequeña, algunos compañeros me hacían halagos, pero al final se reían porque me decían que bromeaban.

— Idiota tú. Si vas a ir, entonces vete a cambiar, yo en 20 minutos salgo.

— ¿Quieres que vaya o sólo me invitas para que no me sienta mal? — elevé una ceja.

— Obvio quiero que vayas.

— Entonces terminando de arreglarte tú, me acompañarás a mi casa, y esperarás a que yo me arregle. — sonreí ampliamente.

— ¿Qué~? te tardas mil años en arreglarte, los chicos ya me están esperando allá.

— Mgh, ¿adónde se van a ver?

— Ah, en una plaza.

— Okey, iré rápido a mi casa, pasas por mí, y ya nos vamos. — le saqué mi lengua de manera infantil.

Con Eren me sentía segura y podía ser yo misma, sin filtros.

— Eres tú la verdadera idiota. — dijo al ver mi acción.

Reí.

— Y tú un amargado. Lo hago apropósito, sé que te molesta.

— No me molesta, me da cringe, pero de ti lo acepto. — me miró.

No dije nada más y salí de su habitación.
Estando ya por la puerta de salida escuché que gritó mi nombre. Regresé.

— ¿Qué pasa? — joder, la fragancia que se había puesto era extremadamente deliciosa. Olía muy bien.

— Te olvidas que tengo un par de prendas tuyas en mi casa, ¿verdad? Ponte unas de las que están en mi armario, así ahorramos tiempo.

— ¿Pero qué...? Hm, lávaste mi ropa. — mencioné en tono risueño.

— Tus bragas no las lavé, las envolví como si fuesen un porro, y estuve como por media hora olíendolas.

Sé que lo había dicho para hacerme sentir incómoda –en el sentido de apenada–, lo había logrado.