Prólogo; Arakawa Kiyomi : Origen

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Estaba maldita.

Eso era lo que me mencionaban todos los que estuvieran a mi alrededor o en el caso de que supieran porque era que me llamaban así.

Todo ocurrió en el día de mi nacimiento, diría que mi familia estuvo feliz de tenerme en su vida y que sería la luz de sus ojos... la realidad da unas heridas que duelen más que esa fantasía. Nací sin saber quién era mi padre o mi madre, Eiji el esposo de mi madrastra jamás me acepto, no me queje, ¿quién quiere el hijo de alguien más que apareció de repente dentro de tu casa? Mi madrastra tampoco me quería pero deshacerse de mi fue imposible por alguna razón no podía, si quería, algo le impedía hacerlo.

Mi mera existencia fue una de las tres razones por la que me odiaron. La segunda tiene que ver con ello, cuando me dejaron en su casa me dejaron con un papel que decía mi nombre y la fecha de nacimiento incluso el que me abandono se tomó la molestia de poder la hora exacta en la que nací. Hablando de eso, en el minuto exacto casi diciendo que en instante en el que reloj marco la hora para que iniciara mi primer cumpleaños los noticieros se volvieron locos diciendo que de la nada criaturas con Quirks aparecieron y atacaron las ciudades en el mundo, claro que la gente diría que es una extraña coincidencia, pero ellos solo salían en los días de mi cumpleaños y así ocurrió durante cinco años hasta que justo en ese mismo cumpleaños decidieron quedarse y aparecían cada día. Y allí va la tercera razón por la que creen que estoy maldita a mi edad no tengo Quirk... bueno si tengo pero a la vez no.

La única razón por la que Eiji, esposo de Dai, mi madrastra, me acepto fue porque ella le aseguro que según un amigo suyo que investigo quienes eran mis verdaderos padres eran gente influyente, no tuve que tener quince años para saber que o que harían seria pedir dinero por mi cuando creciera. Al llevarme al doctor luego de pasar la edad estimada de retraso fue que tuve el extraño —más no imposible —de tener un quirk que sería incapaz de activarse, eso sí que lo cabreo y me mando a estar una semana encerrada en la caja sin comida, sin agua, con un montón de clavos oxidados que raspaban mi piel, claro que nadie me curo una vez que salí.

Miraba al televisor prendido de la sala, estaba sola, otra vez, Dai y Eiji salieron a hacer algo y me dejaron salir, no me importa lo que hagan no quería estar involucrada en sus cosas que no eran nada legales, seguramente. Apretaba los puños mirando los noticieros que difundían la muerte de las criaturas como si fueran basura, hoy se veía al exclamado "Símbolo de Paz", All Might, golpear a una criatura que parecía una mantis guerrera esta se defendía con las guadañas que tenía por brazos, al final All Might ganó pero también gano la muerte de uno más de ellos. Apago la televisión enojada al escuchar a esa patética hablar sobre esa gran victoria.

No estaba enojada con ellos porque mi vida fuera un asco eso mis padres se hubieran encargado incluso si ellos no aparecían. Me sentía identificada con ellos, lo que debían salvarlos los atacaban y mataban y los que debían velar por mi bien eran quienes me hacían sufrir.

Recuerdo lo que ocurrió horas después de ver la tele ese día, tenía unos seis años o siete, salí de casa obligada por mi madre que planeaba hacer una fiesta con mi padre, sus amigos no sabían de mi porque no quería que los avergonzara de tener que criarme por lo que me dejaron en la calle. Había corrido al bosque que estaba detrás de mi casa, allí tenía un par de cosa con las que podría sobrevivir dos días. Si, era triste que una niña tenga básicamente su habitación en el bosque.

La noche era helada y solo estaba allí con mi pijama de rayas caminando descalza por el bosque, aunque me acostumbre aún tenía miedo. Más con los animales que habitan aquí y que un bosque puede ser donde se escondan criminales.

Me estaba instalando en mi lugar secreto que era más bien como mi habitación, no tenía una en casa por lo que salir aquí no debía darme miedo pero aun lo hace. Prendí la lamparita que tenía aquí cuando escuché un ruido, temiendo de ayudarlo si era un animal pequeño pero si era uno grande no sabía qué hacer.

The Pokémon Guardian ||BNHA OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora