02 ¦ ¡Atrapa a ese Pokémon!

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Podría decir que pase la prueba imposible de Mimey en el primer día. Iida Tenya era de alguna forma mi único amigo en Somei. Al día siguiente, Iida-kun intentó convencerme de que fuera con el profesor para que le comentara sobre lo que me hicieron pero eso haría mas daño que bien.

A causa de eso y al notar que esos dos no me dejaban en paz le pidió al Sensei si podía pasar cambiar de puesto para estar conmigo, cosa que consiguió por ser el número uno en notas del salón.

Me di cuenta de algo, nadie le habla a Tenya y no se por que. Se ve como un chico agradable y lo es. A él no le molesta mi cabello o el hecho de que asusto a las personas por las cosas que ocurren dentro de mi cabello, no se ha asustado al ver lo que muchos dicen que hay un ojo rojo viéndolos a través de los mechones de mi pelo.

Entendí que no ha todos les gusto que fuera un poco recto y fiel a las reglas, el que moviera su brazo como robot o que fuera alguien que exageraba mucho en cuanto a su deber como presidente de la clase, en verdad ama ese puesto. Comprendí que aunque su apariencia era de alguien hostil e incluso intimidante, quien diría que es alguien noble y sincero.

La semana paso rápido, comprender varios temas me fue fácil con la ayuda de Iida, estudiar con alguien que comprende tú mismo idioma es mucho más fácil, no digo que no aprecio la ayuda de los Pokémon pero cuando me ayudan es complicado entenderlo si solo repiten sus nombres. Por suerte, supimos como arreglar la situación cuando estaba en primaria e inicie secundaria.

Ahora era el fin de semana, aun sigo sorprendida de como aun sigo viva después de todo el asunto de la clase, si... digamos que me conseguí enemigos por una pequeña broma en venganza que aun no se ha encontrado al culpable... mejor no dejamos que Iida sepa todo, culpemos a los Pokémon que dicen que proteja con todas mis amistades y que no me dejará molestar.

—Gracias por su compra —me dice el vendedor entregándome la bolsa de frutas.

—Que tenga un buen día.

Me alejo del puesto y con la única mano libre reviso la lista de los víveres para ver que me falta.

Cada fin de semana debo hacer las compras de comida y de ropa —algunas terminaban destruidas en mis aventuras con los Pokémon — y demás cosas, este primero casi gasta todo el subsidio que me mandaba el gobierno —sí, el que me permitieran vivir sola no significa que dejarían que una niña pequeña trabaje, eso ya seria explotación infantil —. La última parte son por una buena razón: me encanta la ropa aunque mi  constante vestimenta no lo aparente pero si mi closet.

Mientras caminamos por el mercado algunas de las ancianas que caminaban por aquí no podían evitar detenerse para hablar conmigo, algunas pidiendo permiso para poder peñiscar las mejillas de mi acompañante. Acompañante que me miraba como si lo hubiera herido con un golpe cada vez que aceptaba gustosamente.

—¿Seguro que estas cómodo con eso? —preguntó después de que la secta adorable anciana le peñiscara las mejillas.

Riolu asiente con un sonrojo mientras evitaba mirarme, consiguió que quiera abrazarlo y llenarle de beso su cabecita, sé que eso solo lograría que se sonrojara más. No fue su culpa que haya decidido venir vestido como niño de preescolar, aunque me sorprendió que la gente se lo creyera.

 No fue su culpa que haya decidido venir vestido como niño de preescolar, aunque me sorprendió que la gente se lo creyera

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The Pokémon Guardian ||BNHA OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora