Capítulo 5:

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-Pues eso, mi futuro marido es un capullo.- dije partiéndome de risa.- El muy imbécil se acostaba con mi prima, ¡Ja! Mi jodida prima, menuda hija de puta, se los lleva todos.

-¿Cómo qué futuro marido? ¿No será tu ex?

-Sí, bueno, supongo ¿no? La ha cagado pero bien, aunque no le culpo, es Alicia Rodríguez, todos caen por ella.-respondí tirándome al sofá, el whisky era muy fuerte y estaba empezando a marearme.

-¿Has dicho Alicia Rodríguez? ¡Es una supermodelo conocidísima! Y está buenísima también...

-Como digas.

-Entonces, si ella es Alicia, tu eres...

-Sí, Patricia Rodríguez, soy hija de la fundadora de la marca de ropa "Kleidung."-resoplé, odiaba que la gente conociera mi verdadera identidad, porque pasaban a verme como una niña de mamá, repelente y rica, cuando era todo lo contrario.

-¡Joder! Estarás forrada entonces, madre mía.

-Ajá, estoy forrada y más sola que la una.-dije riendo.- Mi marido me acaba de engañar con mi prima, así que les he perdido a los dos, mi padre nunca ha cumplido su función de padre que digamos y mi madre siempre está demasiado ocupada en la próxima colección y en quienes serán las modelos que contratará.

-¿Has modelado alguna vez para tu madre?- preguntó Natalia bebiendo de su copa.

-Noup.-respondí embobada.- Soy demasiado gorda, bajita y no muy guapa que digamos, las que modelan son mis primas y mi hermana, yo solo controlo el dinero que entra y sale, por eso estudié economía.

-¿Eres licenciada en economía?

-Sí, economía y ADE, ¿Tú?

-Yo estudié bellas artes y actualmente trabajo en un cutre garaje vendiendo obras preciosas y únicas a un precio asequible.

-Tendré que comprarte alguna entonces.-le guiñé el ojo.- ¿Cuantos años tienes por cierto?

-Veintiocho, ¿tu?

-Pareces mucho más joven, yo tengo veinticinco.

-¿Solo? ¿Y pensabas casarte tan pronto?

-Sí, hasta hace unos días, estaba segura de que Eric era el amor de mi vida.-resoplé.- Pero mi prima se ocupó de abrirme los ojos.

-Odias mucho a tu prima, aunque te entiendo.-dijo ella riendo.- Yo también estaría cabreadísima.

-Lo estoy, pero siento que ella no lo tiene muy claro.-me levanté del sofá y me acerqué a la botella sirviendo el poco alcohol que quedaba.- Está durmiendo en mi casa y he salido de fiesta con ella, siempre he sido demasiado buena con ella.

-¿Por qué?

-Ni yo lo sé,-respondí, dándole un trago a mi copa.- supongo que para impresionarla o ganarme su aprecio.

-No necesitas el aprecio de nadie Patricia, te vales tú sola.- Natalia se acercó al sofá donde estaba sentada y se acercó a mi.- No necesitas la aprobación de tu prima, ni la de tu madre, vales mucho.

-Gracias, supongo.

Levante la mirada y me di cuenta que estábamos más cerca de lo que deberíamos, prácticamente su respiración me azotaba la cara, la miré a los ojos y fui bajando la mirada hacia sus carnosos labios, ella sonrió.

-Mierda que sexy.-susurré sin intención de que Natalia lo oyera.

-¿Te parece sexy mi sonrisa?

-Cállate y bésame.-ordené. Ella dudó un segundo, así que fui yo quien la agarró de las mejillas y junté nuestros labios. Al principio nos besabamos lento, húmedo por el alcohol en sangre, ella mordió mi labio inferior y abrí la boca para cederle permiso, su lengua entró en mi boca y sin evitarlo, solté un gemido. Comenzó a mover su lengua al compás de la mía, con movimientos circulares y torpes, agarré su pelo y junté más nuestras bocas. Se sentía genial, era el cielo besarme con Natalia, nos separamos por aire a penas unos segundos, para volver a unir nuestras bocas con un chasquido. Natalia tomó la iniciativa y me subió a su regazo mientras nos besábamos y yo solo movía mis manos por todo su cuerpo, estaba en llamas, y me gustaba.

-Na-atalia,-dije apartando sus labios de mi cuello.- tienes que irte, mi prima llegará y tengo que estar dormida para entonces.

-Sí claro, lo entiendo.-me bajé de su regazo tirándome al lado suya en el sofá.- Ha estado muy bien Patricia, no te diré que me llames porque eres hetero, pero...

-Te llamaré, Natalia.

-Que rápido cambias de opinión.-agarró su móvil y su cazadora y la acompañé a la puerta.-Gracias por el whisky, y por todo lo demás.

-No ha sido nada, conduce con cuidado.-me guiñó el ojo y bajó las escaleras, escuché sus pasos hasta que llegó al portal y cuando salió, cerré la puerta.

¿Cómo te pido que te enamores?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora