Una complicada vida que se une con otra muy extrovertida, Massimo Freiré un mafioso de un lindo corazón que debe demostrar lo frío que es hasta que una desgracia lo junta con su pequeña Ellie.
Esa pequeña secretaría y enfermera de una clínica en Nu...
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Veo cómo Massimo se quedo quieto luego de golpear a Owen, él fue mi pareja hace un año atrás y me arrepiento rotundamente de hacerme enamorado de él. Perdí a mis padres, amigos, trabajo y tuve que irme de mi ciudad natal por su culpa, pero la deuda que tenia me persiguió hace unos meses, y me encuentro entre la vida y la muerte.
Fui tan estúpida al ofrecerme para pagar la deuda que iba creciendo en las drogas, Owen fue y siempre será un drogadicto que no tiene idea de nada más que su bienestar. El día que vine a ver a Massimo, me esperaban unos tipos afuera de mi casa y por retrasarme con el pago me dieron una paliza no tan drástica como lo hacen anterior mente; solo fue una advertencia.
Pero volviendo a lo que está sucediendo en estos momentos, ayudo a Owen y le tiendo un pañuelo para que se limpie la sangre de su nariz.
— Massimo, disculpa las molestias pero debes descansar yo volveré en unos momentos.— No lo miro y tampoco sonrío, tomo de la muñeca a Owen y lo saco de la habitación lo más rápido que puedo.
Debo sacarlo por la parte trasera de la clínica y poder hablar mejor, así no me despiden esta vez.
— Deja de arruinar mi vida y lárgate de una maldita vez, a ver si puedes solucionar tu desgracia.— Si me estoy comportando como una desconsiderada con la persona que fue mi mejor amigo, pero debo admitir que se merece lo peor. Saco mi billetera y tomo algo del dinero que me quedaba de mi sueldo, luego veré que puedo hacer para sobrevivir; se lo tiro al suelo antes de irme.— Espero te sirva de algo y no regreses más, Owen.
Al entrar a la clínica camino lentamente por el largo pasillo que la representa, el enfado y adrenalina de la situación abandona mi cuerpo y me llega el dolor de los hematomas que dejaron esos hombres. ¡Mierda! Mis pastillas están en el bolso que dejé en la habitación de Massimo, no creo que sospeche algo y camino lentamente para no tener tanto dolor, mi uniforme tapa las heridas así que está todo bien.
Al llegar lo encuentro sentado en la cama a Massimo, observándome atentamente y con su expresión preocupada.
— Déjame limpiar tu mano y te dejaré descansar.— Evado su mirada y con sumo cuidado me subo en un piso, soy de baja estatura y el botiquín queda muy arriba.
Con la desgracia que siempre me caracteriza, al alcanzar el botiquín el piso se mueve y caigo, pero nunca llego al suelo sino a unos fuertes brazos pero mis hematomas son demasiado frescos.
— ¡Auch!.— Me quejó, Massimo con cuidado y rapidez me deja en el suelo, pero mi pierna duele aún más. Cojeo llegando a su cama, se que me observa atentamente y desea preguntar pero me aseguro que no hablé.— Solo es una tontería, ven déjame ver tu mano.
Dudoso hace caso de lo que le pido y así poder curar su mano, mientras estamos en su cama limpio cuidadosamente su mano que quedo con un poco de sangre. Owen quedó peor, Massimo solo tiene sangre de él y se que tendrá un moretón.
