✿|Capítulo II|✿

119 24 24
                                    

La mañana llegó rápidamente, y los pequeños rayitos de sol que traspasaban mi cortina junto a mi despertador me estaba ya desde primera hora de la mañana molestando. Magnífico.

Desayuné una tostada y un poco de leche y me dirigí a la escuela. Por el camino me encontré con varios estudiantes, entre ellos uno que conocí ayer, se llamaba ¿Konoha? Igualmente, no quería que notase mucho que estaba allí, ya que me avergonzaba el comportamiento que tuve ayer en el gimnasio, seguro pensará que soy patético o algo así. Como si el universo me odiase Konoha se me acercó, aparentemente queriendo iniciar una conversación.

-Eras Akaashi, ¿no?

Quería ignorarle, no quería meterme en problemas, no tan pronto.

- ¿Qué te pasó ayer? ¿Estás mejor? ¿Quieres hablar de ello? -preguntó rápidamente al ver que lo estaba intentando ignorar.

-Perdón por lo de ayer, no quería irme así.

-No te preocupes Akaashi, si quieres hablar el equipo está para ti. Por cierto, ¿cómo es que eres tan bueno? ¿Has jugado antes?

-Sí, he jugado desde siempre, era colocador en mis antiguos equipos.

- ¿Y sigues jugando ahora? Si quieres podrías pasarte a alguno de los entrenamientos, nada serio, sólo para pasar el rato.

-Lo pensaré.

Caminamos un rato hasta llegar a la escuela, me despedí de Konoha y fui a mi nueva clase, donde pasaría el resto del año, y, donde probablemente me aburra mucho. Cuando llegué la gente ya había hecho sus grupos de amigos, y la verdad no me interesaba tener uno, estaba bien solo, si no tenía amigos, no tendría problemas con ellos, fácil y rápido. Prefería ser amigo de Bokuto y los demás en vez de con los imbéciles de mis compañeros.

Las primeras clases pasaron realmente lentas, presentaciones, presentaciones y más presentaciones; no habíamos dado nada de clase, era en cada una lo mismo todo el rato, por eso odiaba los primeros días del curso. En el recreo me fui a leer debajo de un árbol, al menos haría algo productivo ese día. Estuve leyendo al rededor de 10 minutos, cuando una persona me tapaba la luz del sol.

-Akaasheeee

Bokuto. No podía ser otra persona además de Bokuto.

- ¿Qué quieres Bokuto-san? Estoy leyendo.

-Acuérdate de lo de luego, para que avises a tu madre digo.

-Sí, ya lo he hecho esta mañana. Y, exactamente, ¿a dónde vamos a ir?

-Bueno, vamos a ir a los recreativos que hay, donde jugaremos hasta tarde, después, iremos a comernos unas papitas y luego podemos ir a mi casa.

- ¡¿T-tu casa?! -casi me atraganto con mi propia saliva.

-Tenía pensado ver una película en Netflix contigo.

-Vale, pero se avisa antes, no estoy presentable ahora mismo.

-Ah, no te preocupes, mi familia no va a estar en casa hoy.

Eso me dio más intranquilidad que otra cosa, ¿y si quemábamos la casa? O aún peor, ¿y si la inundábamos y nos ahogábamos allí? Conociendo a Bokuto no me extrañaría, lo conocía de poco, pero me daba la sensación de que lo había conocido antes, en algún lado, pero no recuerdo en dónde. Sentía que lo conocía de toda la vida, de otra vida, sentía que podía pasar cualquier cosa junto a él.

-Entonces, después de que entrenes ¿no?

-Así es, te esperaré. Bueno, creo que es hora de regresar, ya va a tocar la campana.

the boy who never felt [bokuaka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora