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Dante

-¡AGH!- hago una sonrisa de lado mientras veo la sangre escurrir por una de mis navajas.

-Espero y esta sea la última vez que no hobedeces una orden mia- digo viendo al hombre frente a mi con la cortada que acabo de hacer en su mejilla izquierda- créeme que esto no es nada a comparación de lo que puedo llegar a hacer cuando me desobedecen- el asiente mientras traga duro y me mira con algo de miedo.

-S-si señor.

-Ahora vete- sin mas sale de mi oficina.

Suspiro y tomo un pañuelo limpiando mi navaja, una vez limpia la guardo en una caja donde tengo varios tipos de armas de tortura.

Camino hasta mi bar de oficina y me sirvo un poco de whisky para luego tomar asiento en el sillón de en medio viendo así todo el antro, realmente no es que sea de mi agrado venir aquí pero esto fue uno de mis primeros negocios y realmente me va bien, para que negarlo.

Tomo un trago de mi bebida y cierro los ojos recargando la cabeza hacía atrás, pasan unos segundos cuando escucho tocar la puerta y por esta entra uno de los hombres que se encarga de la vigilancia del antro.

-Señor, lo busca una mujer, dice ser su prometida- sonrió de lado y tomo otro trago.

-Si viene vestida con un vestido rosa, déjala pasar, es mi mujer y si no, la quiero fuera de mi antro- digo pensando que puede ser una de las tantas mujeres que me venían a buscar.

-Si señor- dice asintiendo y sale cerrando la puerta por detrás de el.

A los pocos segundos escucho la puerta ser abierta, tomo otro trago así acabado mi whisky. Escucho los pasos de unos tacones a mi espalda y el exquisito olor a fresas y vainilla de mi mujer me llega a la nariz.

-Tienes una estupenda vista del antro en tu oficina- escucho la voz de Emma y la veo caminar hasta enfrente mio mirando hacía la pared de cristal.

La miro de pies a cabeza, es tan hermosa, sin querer suelto un suspiro perdiéndome en su lindo y exquisito cuerpo que tantas veces ya he poseído.

-Pues ahora tengo una gran vista- digo haciendo que ría por lo bajo y se de la vuelta mirándome a los ojos, esos ojos tan hermosos que juraría me pierdo cada vez que los veo.

-Por que no sales- dice caminando hasta llegar frente a mi- Mateo esta como loco bebiendo y bailando haya abajo- ruedo los ojos y me siento bien en el sillón, la tomo de la cintura y la siento en mi regazo.

-El es el de las fiestas y que se pone ebrio hasta perder la conciencia- digo y Emma ríe- pero yo soy mas de estar aquí en mi oficina trabajando o pensando en cosas- dejo un beso en sus labios sabor fresa que me encantan.

-Lo se- sonríe y deja un beso en mi barbilla- no creí que tu oficina fuera tan...- deja la oración al aire mirando por todos lados.

-Tan oscuro- digo con una ceja alzada y ella asiente.

-Si, tiene mucho negro y rojo, hace que se vea algo rudo pero a la vez sexy a comparación a tu oficina de la mansión que es muy clásica- dijo mirando mi pared con balas y armas de diferentes tamaños.

-No te gusta?- pregunto acariciando sus muslos con mi mano, ella me mira mordiendo su labio inferior y niega con la cabeza.

-No, me encanta, es tan tu- sonrió y muerdo mis labios- me encanta que tenga ese toque serio y a la vez sexy que le dan los colores.

-Me alegra que te guste- susurro en su oído mordiendo el óvulo de su oreja haciendo que suelte un leve jadeo.

Hago que levante la vista tomándola por su barbilla, la miro fijamente a sus ojos los cuales se encuentran algo oscuro, tiene sus mejillas con un leve enrojecimiento y sus labios, sus labios se ven mas apetitosos de lo normal.

MI REINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora