CAPÍTULO 5

96 12 0
                                    

Shinju

—¿Cocinaste? —pregunté entrando a la cocina, guiada por el olor.

—Toma —Colocó el plato sobre la mesa.

Miré la comida, no estaba quemada ni cruda.

—¿Ah? Sabes cocinar —me senté mirando la comida con admiración. No sabía qué cocinaba.

—¿Conoces la U.A.? —se sentó delante, colocando su plato.

—Wua... ¿Qué?

—Veo que no —suspirò—. Es una academia de héroes.

—Ahora lo busco.

Saqué el celular que me había dado y me puse a buscar informacion de la U.A.

—Al parecer es una academia de héroes, donde se han criado y salido los mejores héroes de Japon.

Lo miré y asintió.

—Ahí entras.

—¿Qué? ¿Acaso estás enfermo? ¿Desde cuándo quieres que sea un héroe?

Negó.

—Necesito que estés ahí para algo, después te diré para que.

—No quiero —me crucé se brazos—. Detesto a los héroes, ¿Donde estaban cuando mataron a mi madre? ¿Cuando murió mi hermano? Son unos-

—¡Shinju! —dijo y me callé—. Se que no te gusta estar cerca de ellos, pero es algo que tienes que hacer. Te prometo que después valdrá la pena.

Bajé la mirada dudando.

—¿Acaso no confías en mí? —preguntó él.

—Claro que confío en ti, pero no en los héroes.

—Entrar a la U.A solo es el inicio para acabar con los héroes egoístas que solo les interesa el dinero, —subió los codos a la mesa, mirandome con atención—. ¿Acaso no quieres acabar con todos esos héroes?

—Si quiero —respondi con determinación.

—Si confías en mí, házlo —tocó mi nariz y volvió acomodarse en la silla.

—¡Lo haré!

Al día siguiente, me desperté muy temprano para entrenar ya que tenia que esforzarme para entrar en la U.A. Todos deben creer que mi sueño es ser una heroína, que estoy emocionada y todo eso.

No sé cómo le voy hacer para fingir.

Inicie el entrenamiento con mi poder de hielo. Sonreí al crear la espada, pero al momento de querer cortar el tronco de un árbol la espada se rompió en cuanto hizo contacto con este.

—Mierda... Necesito qué sea más resistente.

Una vez más cree la espada y a diferencia, esta vez no se rompió al tocar el árbol, pero tampoco dañó al árbol.

—Ahora necesito que tenga filo.

La espada se desintegró y callo en mis piernas.

—¡mierda!

—Shinju, ven.

Regresé la vista atrás y ahí estaba él. Entró a la casa y yo lo seguiré.

Me senté en la mesa de la cocina, donde ya estaba él, esperándome.

—¿Si? —pregunté y tiró unos papeles sobre la mesa.

Los agarre para ver lo que contenían.

—¿Y esto?

—Tu información. Tendrás una nueva identidad

Empecé a leer las hojas

—¿Susuki Shinju?

Asintió.

Al menos no cambiaste mi nombre... y ahora tengo un apellido —mencioné, refiriéndome a que no conozco su apellido.

—Siempre lo has tenido.

—El de mi madre... pero él tuyo...

—Shinju, ya basta —ordenó y volví a callarme.

—Soy Shinju Tushinade... —Aclare—. Pero es el apellido de mi madre ¡No se el tuyo!

Repetí y mi padre me miró con fastidio.

—Susuki Shinju —dijo golpeándo el dedo contra las hojas—. Recuerdalo.

Shinju, Shizu.
Se parecen.

Negué divertida al recordar la actitud de Hawks.

—¿Qué da risa?

—'Hace dos meses, conocí a un héroe.

—¿Quién era?

—Hawks —respondi y se quedó serio—
. ¿Ocurre algo?

Negó. Bajé de nuevo la mirada a los papeles, empecé a leer la información en voz alta.

—Susuki Shinju, Quirk: Hielo y fuego, 15 años de edad. Padres: Susuki Takeshu y Susuki Nakashira ¿Habrá problema con esto?

—Mientras no te metas en problemas. No.

—¿Cuándo me dirás tú verdadero nombre? —pregunté con curiosidad.

—¿Sigues? —preguntó molestó. Se pusó de pie y colocó su mano contra mi rostro pasando a mi lado—. Deja de ser tan preguntona.

—¡Oye! —quité su mano y lo miré molesta, aunque parecía más un puchero—. ¡No es normal que una hija llame a su padre por un alías!

—Shh —se limitó a decir. Iba a salir por la puerta pero se dio la vuelta.

—¿Qué?

—Asegúrate de ser aceptada.

—Aprobare el exámen, ¡Lo prometo!

Asintió y cruzó por la puerta.

¿A donde irá?

Entre a mi habitación y lo primero que hice fue abrir la ventana. Como por la parte exterior hay ladrillos que sobresalen, los uso para escalar hasta la azotea. Me siento en forma de mariposa y reviso con lujo de detalles los papeles con mi supuesta información.

—¿Cómo le habrá hecho para obtenerlos?

Dabi. Es lo único que se dé el, un alías, además de su edad, 23 años. Demasiado joven, podría ser su hermana, pero si tuviera la apariencia de mis cinco años de vida, sin duda parecería su hija.

SIEMPRE CONTIGO (Midoriya y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora