Ran Shinju, es hija de un villano. Ha tenido un crecimiento demasiado rápido. La liga de villanos la recluta y se infiltra en la U.A. Cuando menos se da cuenta se había enamorado de Izuku Midoriya.¿Traicionara a los villanos? ¿Escogerá a los héroes...
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Dos meses después.
La intensidad de la luz, provocó que abriera los ojos, revolviendome en la cama. Quería seguir durmiendo.
Ya no hay, todo es oscuridad. ¿Qué está pasando?
Para saberlo, abrí los ojos y no vi nada.
Intenté ponerme de pie, pero mis brazos duelen. Enfocó la mirada entre lo oscuro y logró diferenciar varios tubos y mangeras incrustados en mi cuerpo.
X: Oh, despertaste, le avisaré a Dabi —se abrió una puerta— ¡Ahora vuelvo!.
Y se cerró. Sin embargo, parecía la voz de una chica y conoce a mi padre. ¿Tiene novia?
La puerta se volvió a abrir y para ese punto mi vista ya se había acostumbrado a la falta de luz.
Dabi: ¿Que hacías aquí, Toga? —la miró con firmeza.
Toga: ¡Tú hija es muy linda Dabi! —Acercó sus manos a su rostro sonrojado—. ¡Es imposible no verla!
—¿Es tu novia? —pregunté y ambos me miraron de golpe.
Dabi: Qué asco.
Toga: ¡Que cruel eres! —exclamó con expresión decaída mirando a mi padre—. Pero la que me interesa es tu hija.
Sonrió en un salto para volver a verme. Ganándose una cara de odio por parte de mi padre.
Dabi: Despertaste justo a tiempo —se acercó a la mesa y empezó apagar cosas desde la pantalla que se encontraba a mi lado.
—¿Cuánto tiempo dormí?
Toga: ¡Dos meses!
—¡¿Qué?!
Dabi: Como oíste. Tuviste una reacción de estrés acumulado en tu cuerpo durante dos años, ese estrés exploto dejándote en coma por dos meses.
—Supongo, tiene sentido... —Miré el foco cuando fue encendido por Toga—. Sabía que los experimentos tendrían sus consecuencias. Lo bueno es que ya estoy de vuelta.
Dabi: Estás son solo mejoras en tu cuerpo —explicó.
—¿Qué tipo de mejoras?
Empezó a quitarme todo aparato de mi cuerpo. Cada que las retiraba, dolía. Pero reprimia los quejidos ya que a él nunca le a gustado escuchar las quejas de otros.
—Estoy cansada... —aclaré, sintiendo mi cuerpo debilitarse.
Dabi: Es normal —respondé—. Solo fueron modificaciones para que no fracases en tu propósito.
—Mi propósito.
Con su mano levantó mi mentón, miré sus ojos azules, los mismos ojos que los míos.
Dabi: ¿Cuál es tu propósito, Shinju? —preguntó con firmeza.
