cap 86 Fin del taller de oración y vida. Otro sentimiento.

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Y oficialmente, ya habíamos terminado de hacer el taller.

Estábamos como a la mitad del año y época de lluvia.

Sonreí.

Recién hube salido del liceo pero todavía no me he ido como tal, estamos todos al frente de un puestecito de comida, Lisa nos está brindando unas cachapas que a lo lejos atraen a cualquiera por su olor.

—Gracias.—le dice a la señora del puesto antes de retirarnos.

Los cuatro nos movemos hacia un muro sobresaliente debajo de un árbol y nos sentamos en este.

—Uff, está vez agradezco haberme quedado con ustedes a la salida.—comenta Adan frotando sus manos—Gracias, Lisa.

—Ya veo que con la comida puedo manejarte—opina ella en su dirección.

—No—le devuelve—Esa es a t/n.

Indignada pongo un mano en mi pecho—¿Co-Co¡Cómo!? Obvio no—tomo una de mis dos crinejitas y la lanzo hacia atras—¡Ja!

—No te ofendas—añade Melissa—todos sabemos que es verdad.

—Me-Melissa...—la miro con una mano en el corazón.

Y ella sin importarle mi cara de auch, mira a Adan—¿Y tú por qué ya estás comiendo?

Ambas miramos a Lisa—¡Chamas, ni idea de cuando esté glotón me quitó la bolsa!

—No soy glotón,—contradice mientras mastica—soy un hombre.

Entonces nosotras, luego de proceder a quitarle la bolsa con el preciado contenido, por fin podemos degustar las deliciosas cachapas, sin queso porque somos pobres estudiantes pero están buenas igual.

Veinte minutos más tarde cada quien ya debía tomar rumbo a su casa. El sol de las cinco casi seis de la tarde no solía ser tan abrumador, así que contenta por el estómago lleno camino a casa.


Lisa

Les dije a los chicos que ya me habían venido a buscar, pero ya hace un tiempo que eso no sucede. Hace unas semanas llevaba tiempo teniendo tomar camioneta, no era que me molestara pero tampoco era de mi agrado. Luego le contaría la razón a ellos.

La mitad de esos días también se habían vuelto divertidos, porque al ser la mitad había 50/50 de probabilidades de que fuera o no fuera entretenido, y era agradable intentar adivinar si él aparecía o no.

En la parada del bus observo a todos lados buscándolo, pero me muerdo la mejilla interior para detenerme. Ni que fuera la gran cosa.

Sin embargo...

Cuando la estúpida flor muerta en mis manos me ha dicho que no vendría, mi felicidad se ha duplicado al creer que era verdad y luego verlo casi frente a mi.

Así que gracias, estúpida cayena marchita, tu posible decepción aumentó mi felicidad.

La gente me tropieza al correr en la pequeña parada para subirse en el bus recién llegado, me arrincono para no ser pisada, porque los piesotes gigantes de los hombres no miden por dónde pasan si se trata de tomar lugar en esos buses.

Agradezco que ese no fuera el que necesito, así que lo dejo irse para esperar otro.

Me giro velozmente para ver dónde está y lo encuentro muy cerca, ya casi está por verme. Mi corazón late. ¿Soy masoquista? A veces, pero este no es el caso y yo dejé de cortarme hace un tiempo, luego de que él pudiera lograr ver las cicatrices.

Creo que sí soy masoquista, porque pese a ese montón de insultos que me echó ese día yo... lo tomé como una muestra de preocupación absoluta, como si de verdad le importara más de lo que él hace parecer, como si en el fondo pudiera haber algo mas entre los dos. Tener su atención ya se me estaba haciendo un meta del día a día pero desde aquel día quise más. Aunque me insulte, me gusta.. Si, soy masoquista, y después de todo.. esas pueden volverse mis nuevas cortadas.

MI "BFF" | BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora