cap 87 Pentecostés

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—JaqueMate.—Me regocijo en mi propia gloria, hace mucho que no jugaba ni ganaba al ajedrez, he de admitir que no he jugado tanto desde aquellas veces en mi primeros años en el liceo, cuando aún lucía mi uniforme de camisa azul claro, y... Cuando aún estaba Jungkook en mi vida. También admito que mis prácticas al jugar con él sirvieron bastante a mi experiencia.

—Pido la revancha—su expresión es de vergüenza, así como debe estar su orgullo, también contiene rabia y malcriadez, pero esta es divertida ya que la expresa a través de brazos cruzados y una boca hecha pico apretada.—Esto no puede quedar así.

—¿No te basta con un juego de dos horas?

Porque si, habíamos estado jugando durante ese tiempo. Ya que salimos temprano ese día, nos sorprendimos a ambos con ganas de jugar una buena partida de ajedrez. Empezamos al salir de nuestra tercera clase y terminamos justo cuando tocaron el timbre de salida para todos.

—¡Oag! Es que...—lo siguiente que dijo fue en un tono grueso de voz de hombre rudo—Simplemente no puede quedar así.

—¿Ya acabaron?—una muy aburrida Lisa pregunta sentada a nuestro lado.

Estamos en las mesas detrás de la estructura del liceo, frente a las canchas del lugar. La sombra que produce las hojas de los árboles nos cubren fresca y naturalmente. Melissa y Lisa se la han pasado aburridas desde que iniciamos nuestra guerra de piezas de madera, pese a eso no se han ido de nuestro lado.

—Todos ya salieron y ustedes a penas terminan, ni se les ocurra una revancha justo ahora.—añade Melissa mientras juega con una hormiga.

—Claro que no, obvio—le digo y paso a observar directo a los ojos a mi contrincante. Mi sonrisa alardeante de victoria lo hace fruncir el entrecejo.—Buena batalla, Adan, eres muy bueno. Pero yo... ¡Gané! Ajaja Ajaja—mi risa de estilo malvado se eleva al cielo—¡Ajaja! ¡Ajajajaja-JA¡—acentúo el último ja.

Sabía desde hacía tiempo que Adan resaltaba en ajedrez, pero no creí que tanto. Sus pensamientos y movimientos eran tan excelentes que me arrinconó más de una vez. Por instantes me obligó a pensar de más, a dar todo de mi, a jugar mis mejores trucos y usar muchas veces a mi reina blanca. Pero está era una guerra en dónde la amistad se había esfumado. Por momentos creí que iba a perder, y yo casi lo hago desertar, pero ambos dimos todo lo que teníamos y guiamos lo mejor que pudimos a nuestros peones hacia la victoria. Pero solo uno de nosostros gozó de tomar al rey contrario. Y esa fui yo. Victoriosa de una batalla infinita y asfixiante, aterradora y explosiva; una que con el sudor de nuestra frente logramos terminar. Dramático. Divertido. Intenso.

—Amantes del ajedrez,—Lisa nos llama y giramos para verla—La guerra no es real, ya paren esas miradas.

Adan y yo nos volvemos a ver y decimos al mismo tiempo—Ella no lo entiende.—negamos con la cabeza con decepción.

Nos quedamos un rato más hablando de lo que las personas consideran gran cosa y que para nosotros son puras ridiculeces, de las cuales podemos reír. Por ejemplo: Hay adolescentes que se preocupan porque su mesada no les alcanzó para brindarles a sus compañeros o porque no pudieron pagarle a alguien para hiciera sus tareas. Y nosotros aquí, alegrandonos si encontramos una moneda en el piso.

Estar en un liceo público no es para gente pobre, pero definitivamente no es para gente rica. Mis amigos tienen dinero, más del que yo tengo, por lo que para mí, ellos son una especie de ricos; sin embargo compartimos opiniones a cerca de la diferencia de mentalidad que hay entre los chicos de nuestra edad que están acostumbrados a la buena vida y escuelas privadas, y para los que a veces estudiar es algo difícil pero muy importante, y que tienen verdaderas necesidades.

MI "BFF" | BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora