Dra. Im Nayeon ‣ minayeon

08

Sus músculos le pedían a gritos que parara, pero apenas estaba empezando.

Sentía como las diminutas perlas de sudor bajaban por su espalda, mientras el viento golpeaba inclemente su cara a medida que aumentaba la velocidad de su carrera, con su pelo castaño atada en una cola alta, balanceándose de lado a lado al ritmo de sus pasos.

Solo una vuelta más al parque y su sesión de ejercicio estaría completa.

Intentó concentrarse en la música que salía de sus auriculares para engañar un poco a su cerebro.

No podía negarlo. Estaba un poco oxidada. Una semana matándose en el trabajo sin hacer nada de ejercicio y ya le estaba costando alcanzar la décima vuelta al parque.

Y lo peor de todo es que había hecho hasta lo imposible por arrastrar a Lisa con ella, pero después de media hora de espera en la entrada del parque se cansó de esperar e inició su recorrido.

Su hermana y su dificultad para levantarse temprano. Lisa no cambiaría ni aunque viviera en Miami.

Apresuró el paso, utilizando toda su fuerza en el último minuto, mientras sentía como sus piernas se tensaban del esfuerzo. Justo acababa una de sus canciones favoritas cuando la falta de aire la había hecho detenerse.

Sostuvo sus rodillas con las manos mientras daba grandes bocanadas de aire, con el sudor adueñándose de su frente y las mejillas sonrojadas del calor. Lo había logrado. Quizás un par de sesiones más y podría volver a correr esa distancia sin mayores problemas.

Con las piernas aun temblando se dejó caer bajo la sombra de un gran árbol, mientras buscaba en su bolsillo su teléfono celular. Estaba a punto de sacarlo cuando un repentino frío en su mejilla la hizo sobresaltarse.

- ¡Hey! – exclamó Nayeon mirando a su atacante.

- No creía que te asustaras tan fácil – dijo Mina aguantando la risa.

Tuvo que parpadear un par de veces para asegurarse de que realmente Mina estaba frente a ella y no era ninguna ilusión creada por su mente producto del cansancio y el calor.

Allí estaba ella, con unos pantalones de chándal grises y una franelilla rosa que hacía juego con sus sneakers, luciendo radiante a pesar de las gotas de sudor que corrían por su frente, mientras le extendía una botella de agua.

- Pensé que tendrías algo de sed – comentó Mina, mientras agitaba la botella de agua frente a Nayeon.

- ¡Gracias! – exclamó Nayeon mientras tomaba la botella de agua, destapándola y dándole un gran sorbo.

Dejó que el frío líquido se deslizara suavemente por su garganta, dándole nuevas energías. Empezaba a agradecerle mentalmente a Lisa el no haberse despertado temprano.

- Entonces, después de salvar al mundo en el hospital ¿Te quedan energías para correr? – preguntó Mina sonriendo.

- Así parece – respondió Nayeon – Igual para ti, no sabía que venías al parque a correr-

- Es relativamente nuevo – empezó a decir Mina sentándose junto a Nayeon – A veces hacía algo de spinning pero creo que me está empezando a gustar un poco el aire libre-

Se mantuvieron en silencio por unos minutos, descansando del trajín y disfrutando un poco del paisaje.

Nayeon amaba ese parque. Quedaba relativamente cerca de su casa, estaba lleno de árboles y tenía mesitas para merendar algo si querías compartir un poco con tus amigos. Además, el área del parque bordeaba un lago artificial, que usualmente estaba lleno de patos nadando alegremente.