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Puso sus manos en su cuello y se estiró un poco, permitiendo que sus músculos liberarán un poco de tensión.

El reloj de pared que adornaba vigilante el pasillo marcaba las 5 de la mañana. Un poco más y su guardia terminaría, así que dentro de poco tendría un poco de bien merecido descanso.

A pesar de todo la guardia nocturna de ese día no había estado muy pesada. Tan solo un par de accidentes de tránsito no tan graves, que dejaron a un grupo de amigos alcoholizados con escoriaciones leves. A mitad de la noche un esguince de muñeca por una caída de la cama fue lo más escandaloso que tuvo que atender. Además, la otra traumatólogo de guardia era Jihyo, por lo que había pasado la mayor parte de la madrugada hablando con ella en la cafetería.

Quizás era por la poca actividad que había tenido durante toda la noche que se sentía realmente cansada.

Bebió un poco de agua del bebedero del pasillo, mientras intentaba espabilarse un poco con el frío líquido deslizándose suavemente por su garganta. Palpó el bolsillo de su uniforme en búsqueda de su teléfono celular, pero recordó que lo había dejado en su maletín, por lo que se dirigió con paso cansado hacia la sala de lockers de los médicos.

Entró en la sala de lockers, saludando con la mano a Jackson, quién se encontraba revisando unas carpetas, mientras se dirigía a su locker y, marcando rápidamente su combinación, ubicaba su teléfono celular.

La presencia cada vez más cercana de Jackson hizo que girara su cabeza.

- ¿Qué tal la guardia Nayeon?- preguntó Wang, con una sonrisa.

- Tranquila – contestó Nayeon encogiéndose de hombros – No hubo mucha novedad-

- Me alegro – comentó Jackson manteniendo el contacto visual.- ¡Hey Nayeon!-

- Dime – murmuró secamente, empezando a cansarse.

- Nayeon – repitió Jackson, acercándose más – Quería agradecerte realmente el que no le hayas comentado a Mina nada sobre, ya sabes, las otras chicas y eso-

Por supuesto, qué otra cosa le podría interesar al cara de idiota.

Tenía que salir de allí antes de que terminara insultándolo por todas sus jugarretas.

- Ese asunto no es de mi incumbencia – contestó Nayeon, sin expresión – Son cosas entre tú y Mina-

- Lo digo porque como tú y Mina son tan cercanas – siguió hablando Wang, manteniendo la sonrisa – Realmente eso me dice mucho sobre ti Nayeon. Eso me confirma que eres una gran persona y que puedo confiar en ti. Además, también quería darte las gracias por llevarte tan bien con ella – añadió Jackson – Haz hecho que su adaptación al hospital sea más fácil, y sé que se siente a gusto en este lugar-

- No tienes por qué agradecerme nada Jackson – dijo Nayeon, tratando de ignorar la punzada de dolor que sentía al hablar de Mina – Y, te repito, los asuntos entre tú y ella no son mis asuntos-

- Gracias Nay-

No podía soportar el cinismo de Jackson. Hablaba de sus otras chicas como si realmente Mina no le importara en lo más mínimo. Y aún así no podía decirle nada, no podía gritarle que era un idiota e intentar hacerlo reaccionar.

Tenía razón en lo que decía. Ese no era su asunto. El que Jackson engañara a Mina no era su problema, no tenía que ser su problema, no tenía que importarle.

Sin embargo le importaba. Le importaba porque Mina le importaba. Y eso hacía que en su pecho la punzada de dolor creciera cada minuto más y más.

Estaba a punto de darse la vuelta e irse cuando Jackson le interrumpió el paso.

- Nayeon – habló Wang, acercándose más allá de la zona de confort de la castaña – Quería pedirte un gran favor-

- Habla – murmuró, intentando alejarse.

- Ya te mencioné hace algún tiempo el problemita que tenía con Mina ¿Recuerdas?-

Su sangre ya estaba empezando a hervir.

- Estaba pensando en algo – prosiguió Jackson, acercándose aún más – Ya que tú y Mina son tan amigas, y que sé que ella se siente a gusto contigo porque confía en ti, quizás tu podrías ayudarla un poco con eso – siguió Wang poniéndole una mano en su cintura – Quizás si hacemos algo los tres juntos ella podría dejar un poco su timidez y así le enseñarías, no sé, un poco más a como mov…-

No podía soportarlo.

Sintió como la ira inundaba cada fibra de su ser, nublando su vista y potenciando su voz. Tomó a Jackson por el cuello de su camisa, haciendo que despegara sus pies del suelo, arrinconándolo contra la fila de lockers junto a un sonoro golpe.

Su voz, rasposa y herida por la rabia, completó la amenaza.

- ¡Escúchame bien cara de imbécil! – le gritó Nayeon, con voz grave – Escúchame bien porque no te lo voy a repetir. Si vuelves siquiera a insinuar ese tipo de cosas te juro ¡Escúchame bien! te juro por todo lo que tu más quieras que te voy a partir hasta el más minúsculo hueso de tu asquerosa cara hasta que ni el mejor cirujano del país pueda hacerte parecer un ser humano otra vez ¿¡Me escuchaste maldita rat…!?-

- ¿¡Qué demonios pasa aquí!? – exclamó una conocida voz.

Giró la cabeza para encontrarse a Jihyo, con sus ojos fijos en ella, observando la escena seriamente.

Nayeon suspiró, mirando a un Jackson que temblaba bajo su agarre. Aún manteniendo la amenaza en sus ojos chocolate lo soltó, permitiendo que su espalda se deslizara por el frío metal del locker, emitiendo un chillido apenas audible.

Jackson tan solo la miró, con el miedo reflejado en su mirada, intentando recuperar su postura seria acomodándose el cuello de su camisa, mientras tomaba las carpetas que revisaba anteriormente y salía despavorido del lugar.

Nayeon estuvo a punto de armar una excusa cuando Jihyo se le adelantó, evitando que hablara con un gesto de su mano.

- Nayeon – dijo seriamente Jihyo – Esto se te está saliendo de las manos. No sé qué te habrá dicho para que te salieras de control de esa manera, pero no puedes volver a hacer lo que hiciste hace rato. Momo se esfuerza por mantener un ambiente cordial entre todos nosotros, y nosotras como sus mejores amigas debemos apoyarla, a pesar de que Wang sea un idiota. Si quieres irte a las manos con el hazlo en cualquier parte, pero no acá en el hospital-

Nayeon solo asintió débilmente, con las manos temblando por la rabia acumulada, y sintiendo el peso de sus acciones como una inmensa ancla que la halaba hacia abajo, acrecentando su cansancio.

Aún su pecho dolía. Cada vez que recordaba las palabras de Jackson su pecho dolía.

- Ahora ven – murmuró Jihyo con voz suave, mientras extendía sus brazos hacia Nayeon.

Al sentir la calidez de Jihyo simplemente se desmoronó.

Las lágrimas empezaron a caer, mojando la bata de su colega, mientras se aferraba con fuerza a la espalda de su amiga, temblando violentamente de la rabia. Jihyo tan solo la abrazaba suavemente, manteniendo firme su agarre, sabiendo que en ese momento su amiga tan solo necesitaba un pilar para sostenerse.

Ella sería ese pilar. No la dejaría caer tan fácil.

La dejó llorar, sintiendo como Nayeon dejaba salir la rabia que tenía contenida, ahogándola tanto como sus sollozos. Sabía que lo que había hecho Jackson tenía que haber sido lo suficientemente grave para que Nayeon rompiera su fachada serena y se dejara llevar por un impulso violento.

La amable Nayeon, La que siempre hablaba con una sonrisa de conejo.

La Nayeon que era capaz de callarse los secretos de su rival, solo para no ver sufrir a la chica a la que quería, aunque ella sufriera más callándose.

La sostuvo, con fuerza, porque sabía que ya no había marcha atrás.

Desde el momento en el que escuchó los gritos de Nayeon en el pasillo, afortunadamente vacío, lo supo.

Todo se había salido de control.

Dra. Im Nayeon ‣ minayeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora