31 - Epílogo

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Años después...en la casa de Nayeon

La suave brisa era un excelente bálsamo para el calor infernal que se sentía esa mañana de verano, haciendo que sus cabellos ondearan suavemente con el viento mientras intentaba, con una pequeña vara, avivar el fuego de los carbones en la parrillera. Poco a poco el placentero olor a carne asada inundó el lugar, despertando el apetito de aquellos que ese día se encontraban descansando tranquilamente en el inmenso patio de la casa de Nayeon Tranquilamente, entre comillas.

Un montón de niños corriendo de un lado a otro intentando salpicarse con pistolas de agua sin duda alguna no encajaban perfectamente entre la definición común de tranquilidad, pero ella se sentía tranquila.

A pesar del endemoniado calor se sentía tranquila.

Intentó girar las piezas de carne que se encontraban a su cargo con la pinza destinada para tal fin, cuando un par de manos rodeando su cintura la hicieron sobresaltarse ligeramente. Al girar la cabeza un par de ojos cafés le devolvieron la mirada, visiblemente divertidos por su reacción.

- ¡Hey! - exclamó suavemente Nayeon mientras le dedicaba una sonrisa a su acompañante.

- Parece que estamos un poquito sensibles por acá - comentó Mina alzando una ceja pícaramente.

- Pórtate bien - la reprendió Nayeon intentando con todas sus fuerzas aguantar la risa.

- Siempre me porto bien - refutó Mina con un pequeño puchero que hizo que sus esfuerzos por no reírse fuesen en vano.

- ¿Segura? - preguntó Nayeon poniendo la pinza a un lado y girándose para quedar frente a frente con Mina.

- Completamente segura - contestó sonriendo ampliamente.

¿Cómo no podía sentirse tranquila así?

Mina aprovechó la nueva posición de Nayeon para ponerse de puntillas y plantarle un casto beso a la castaña en la mejilla, que no sabía si era el calor de la parrillera el que había hecho que la temperatura en su rostro aumentara unos cuantos grados. Entre risas entrelazo sus dedos con los de Mina sintiendo el ligero roce del delicado anillo que portaba la pelinegra en su dedo anular.

Exactamente como el que Nayeon portaba en su dedo.

- Te amo Im Myoui Nayeon - murmuró Mina disfrutando del suave roce de la mano de Nayeon.

- Yo también te amo Im Myoui Mina - contestó Nayeon, mirando a su chica solemnemente, con sus ojos chocolate brillando de felicidad.

- ¡Dejen de besuquearse! - exclamó una voz conocida.

El comentario fue precedido por una multitud de risas, mientras Nayeon dejaba escapar un gruñido de frustración.

Jihyo arruinando sus momentos románticos desde tiempos inmemorables.

- Ve con ellas - le dijo Mina mientras tomaba la pinza que minutos antes manipulaba Nayeon - Yo me encargo de esto-

- ¿Segura que no necesitas ayuda? - preguntó - Haz pasado todo el día con Sana y Dahyun preparando pasteles-

- Tranquila - contestó Mina con una sonrisa - Anda. Ya les haces falta - añadió, saludando con la mano a un grupo de chicas que se encontraban sentadas bajo la sombra de un gran árbol.

Nayeon le regaló a Mina un corto beso en la mejilla antes de dirigir sus pasos hacia el árbol, casi tropezando con una pequeña pelinegra que corría persiguiendo a una chica de cabello castaño para intentar mojarla con su pistola de agua.

- ¡Sharon! - la regañó cariñosamente Nayeon - Ten cuidado, te vas a caer-

- ¡No te preocupes mamá! - exclamó Sharon con una amplia sonrisa marca Im - ¡Hey! - dijo, mientras trataba de ubicar a la chica - ¡Espera!-

Dra. Im Nayeon ‣ minayeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora