Capítulo 34:el Saikō

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El equipo 11 se ha alejado bastante de lo aldea donde estaba Izumo y los guardianes. Aún así, Mizuki para sus pasos cuando encuentran de nuevo la orilla del río, incentivando a todos a hacer lo mismo. Ninguno  de sus compañeros puede decir algo y sus expresiones ya basta para saber los devastados que están. Kira, está de espalda a ellos, con la mirada fija en el agua del río, mientras Tadashi, está de la misma manera sentado, exhausto, debajo de un árbol.

— debe ser difícil para ustedes haberlos dejado— habla Mizuki, hacia Takeo, — lo siento, yo no tuve oportunidad de conocerlos.

— Está bien— contesta Takeo, en voz baja hasta que levanta la mirada hacia más allá del horizonte, viendo como la niebla se está esparciendo.

— Takeo...-Mizuki, se acerca más a él para que sus compañeros no los escuchen. — Kira, es capaz de formar esa barrera, debemos llevarla allí.

- Todos están luchando para que sea así— responde Takeo, — Kimi, la adivina, nos contó todo y tienen grandes esperanzas en ustedes dos.

Mizuki, frunce el ceño confundida.
— ¿Kimi?

El joven, asiente con la cabeza, — y tu amigo, el cazador también está de nuestro lado ahora. Así que, Mizuki, Kira no es la única que te quiere de regreso— Takeo le regala una leve sonrisa de lado.

Mizuki, incapaz de saber que responder ante esas palabras, se dirige hacia Kira y Tadashi.

— debemos irnos.

Kira, se voltea hacia ella, antes de pasar sus manos sobre su rostro, rescatando un par de lágrimas.
— Vamos— habla con determinación.

Tadashi, por su parte, se levanta de su lugar y dando una última mirada al lugar donde dejo a Sano y Ninam, asiente con la cabeza hacia sus compañeros.
Y esa es la señal para que los cuatro comiencen de nuevo a avanzar, en dirección donde antes estaba la barrera.

Por otro lado, Rinc y Raiden, terminan exterminando a las bestias y a los traidores, para evacuar a las aldeanos por medio de los portales y sólo así logran atravesar la aldea, sin embargo, el cuadro con el cual se encuentran no es para nada bueno, aún más para Rinc.

Involuntariamente, sus pasos cesan a medida que identifica los cuerpos sin vida de Ninam y Sanosuke en aquel lugar, sin Izumo. Definitivamente, ellos ya venían de luchas constantes, defendiendo a los aldeanos y sus cuerpos estaban heridos y cansados, sólo eran dos contra un ejército de soldados de Némesis, las bestias  y el malvado Izumo.
Raiden, está apunto de hacer un comentario, cuando nota la expresión de Rinc, ante el cuerpo de sus amigos.

— ¿Sano... Ninam?— Rinc, termina de cuclillas ante ellos, tratando de aceptar la cruda realidad que tiene frente a él.

Raiden, sin decir nada, toma el cuerpo de Ninam y lo coloca lentamente al lado de Sanosuke. Apenas, levanta la mirada para ver a Rinc y se da cuenta lo difícil que está siendo esto para él. Acto seguido, se quita la capa que traía consigo y lo extiende sobre los cuerpos sin vida de los legendarios guardianes, impidiendo a Rinc, seguir torturandose.

—No llegue a tiempo— habla Rinc, en voz baja.

— Si ellos están aquí, significa que Mizuki y Kira antes lo estaban.

Rinc, se obliga a levantarse de su lugar y cuando Raiden, está por agregar alguna palabra de aliento, ve una expresión diferente en su rostro, su mandíbula está tensa, sus puños están cerrados.

— ¿Quién lo pudo haber hecho?

— no estoy seguro, aunque no creo que haya sido Rai

— Nombre— Rinc, mira fijamente a Raiden, — dame un nombre, tu conocías a toda esas escorias y sabes de qué son capaces, si no fue Rai, ¡¿dime quién?!

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