Advertencia: Ninguna, solo mencionar que va a estar ambientado en el arco de bonten después haré uno de cuando esté en la ToMan, obra +18
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— Eleva más la bandeja -la voz de Naoto rechinó a todo volumen por el audífono- y procura mover más el culo, necesitas destacar.
— si no te parece como lo hago yo ven y hazlo tu -acomodaste la bandeja molesta- yo debería estar sentada junto a ti preparandome para disparar, no con un traje de policía sexy que muestra mi cuerpo a medio mundo -algo exaltada sostuviste el audífono con dos dedos-
Tu compañero de trabajo solo solto un suspiro pesado y apago la comunicación entre ambos, aquella operación para atrapar a la banda criminal más peligrosa del país se había tornado complicada para ti, pues decidieron que sería de utilidad ponerte de carnada.
Eras la teniente mas respetada de tu división, nadie se hubiera imaginado que ahora llevabas bebidas alcohólicas en bandeja de plata a hombres asquerosos desnudándote con la mirada, era culpa de bonten de no ser por ellos, ahora estarías cómodamente en tu departamento haciendo cualquier otra cosa.
— oso a la miel, repito oso a la miel, cambio -Naoto llamó tu atención nuevamente tras el audífono escondido que llevabas en la oreja-
— Puedes dejar esos estúpidos apodos -reclamaste haciendo mueca- te entiendo perfectamente sin que uses esa humillación, suficiente tengo con el traje.
— Que amargada, deberías divertirte -soltó burlón- como sea los bonten llegaron supongo que vienen a hacerse idiotas pero no les despegues la mirada.
Miraste a todas las entradas del lugar, había gente a montones, luces neon parpadeantes combinabas con neblina que salía de aparatos y música que rebotaba por todo el club era casi imposible saber quienes eran, teniendo en cuenta que solo conocias al líder, Manjiro Sano mejor conocido y aclamado como Mikey.
A tus espaldas oíste murmullos coquetos de las otras camareras que también trabajaban ahí, todas miraban descaradamente a una mesa en el fondo lanzando besos y risas, eran ellos ni siquiera necesitabas mirarlos para saberlo, destacaban con solo pisar un lugar no por su ardua inteligencia, si no por su rostro bonito, cualquiera mataría por un acoston de uno de ellos y tu matabas por refundirlos en prisión.
— ¿quien pidió el trago? -detuviste el paso de una de las chicas que iba en esa dirección-
— la mesa cinco, a dos mesas de bonten por poco y atendía al guapo de Kakucho -soltó desanimada-
— déjamelo a mi -arrebataste la charola con las cervezas-
Esta sonrió pervertida y se alejo con una sonrisa antes dandote una palmada en el trasero, la mistaste molesta pero ella solo reía a carcajadas, era normal hacer eso en esa clase de lugares, llegó la hora de la acción y de poner en practica las 3 horas que Naoto estuvo dandote clases de "baile"
