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Por ti


― ¿Cómo te sientes desde la competencia, Júpiter? ― Indaga mi psicóloga.

― Puedo decir que me sentí bien, libre. Me sentí cerca de Abric por eso le dediqué la victoria a él. Lo merecía más que yo.

― Entonces demuéstrale que lo harás tan bien y harás que esto si te lo merezcas tú.

Ayer fue la competencia y pude competir con la condición de que al día siguiente tendría que venir a una sesión con mi psicóloga. Todo lo del accidente había sido muy difícil para mí. Llegamos al punto que me diagnosticaron TEPT (Trastorno por estrés postraumático).

Este año ha sido tan complicado para todos, aunque puedo decir que ahora ya estoy mejorando hay cicatrices que no solo están en mi piel están en el alma, cicatrices que sé que estarán conmigo siempre.

Al salir de la cita con mi psicóloga voy en camino a un pequeño parque, pero sin querer me topo con un chico alto que se me hace muy conocido.

― Perdón no te vi ¿Estás bien? ― Me pregunta el chico misterioso.

― Si perdóname tu a mi estaba muy concentrada en mis pensamientos que no te noté. ¿Te conozco de algún lugar? ― Indago.

― No lo creo, tal vez me confundes con alguien más. ― Dice algo nervioso. Hasta que lo recuerdo porque se me hace tan familiar.

― Eres Chase ¿Knox? Si, eres el famoso basquetbolista.

― No le digas a nadie por favor, quería un poco de tranquilidad.

― Tranquilo, realmente ni yo sé cómo no me han reconocido a mí. Soy Júpiter Brooks. ― Le extiendo mi mano en señal de saludo.

― La nueva patinadora ¿Verdad? Estás en todos los periódicos.

― Eso creo, recuerdo que decías que querías tranquilidad ¿A dónde ibas en busca de eso?

― Realmente ni yo lo sé, simplemente decidí salir a las calles de Nueva York sin un destino definido. ¿Tienes alguna idea?

― Bueno mi destino era un pequeño parque con la idea de leer un libro y escuchar música entonces no creo que sepa demasiado de lugares con tranquilidad. ― Digo honestamente.

― ¿Puedo acompañarte? ― Me pregunta y veo cómo realmente no sabe qué hacer con su vida en este instante. Después de dudar un poco respondo.

― Puedes acompañarme, pero te aviso que tengo gas pimienta y no me da miedo usarlo en tu contra. ― Le hago saber y al ver su expresión no lo puedo evitar y comienzo a reír. ― No lo creo usar, puedes quitar la expresión de preocupación de tu cara. Ahora sígueme antes que nos perdamos el mejor atardecer.

Así es como emprendo en un viaje con una persona que solo sé su nombre y que es basquetbolista. Si mi madre supiera esto definitivamente me mataría, pero desde el accidente dije que viviría mi día a día cómo si fuera el último.

Caminamos en silencio hasta llegar al pequeño parque, encuentro una banca y le hago una seña para que tome asiento.

― Este es uno de los lugares perfectos para tener un poco de soledad y olvidar todo lo que te atormenta. ― Le digo interrumpiendo el silencio que se había instalado.

― No voy a mentir, aunque ame mi trabajo y todo, es frustrante el olvidarme de tener mi vida privada porque tengo a paparazzis detrás mío todo el tiempo y suele ser agobiante todo esto.

― No puedo decir que te comprendo, muy pocas veces he estado en una situación cómo la que tú me describes. Solo sé que en este momento necesitas respirar y saber que, aunque seas un famoso basquetbolista también tienes tu vida privada. Podrías buscar algunas soluciones para que tengas privacidad.

― Voy hablar de estos temas con Hazel tal vez podríamos llegar a un acuerdo o algo.

Nos quedamos viendo al horizonte dónde se podía apreciar cómo el atardecer empezaba a culminar dándole paso a la oscuridad de la noche.

Cuándo sé que es momento de irnos le pregunto si quiere que le pida un taxi o algo.

― No te preocupes, mi apartamento no está muy lejos de aquí. ― me hace saber.

― Está bien, espero volverte a ver pronto Chase.

― Yo igual Júpiter.

Comienzo el trayecto hasta mi apartamento. Estaba a cinco minutos andando desde el parque. Cuando llegue saludo a Mike el portero.

― Buenas noches Mike.

― Buenas noches Júpiter.

Mike ha estado aquí desde hace mucho tiempo, le he llegado a tomar cariño, sin embargo, tomarles cariño a las personas no resulta bien en mi caso.

Cuándo entro en el elevador y presionó el número cinco y antes que se cierren las puertas puedo notar cómo una figura conocida entra al edificio. No logro observar nada ya que las puertas se cierran dejándome con intriga.

En el momento en el que bajó del elevador voy directo a mi apartamento el 229, al entrar lo primero que veo es a mi perro Thunder, es un Boyero de Berna que hace mis días un poco más felices. Cuándo lo he terminado de acariciar voy por un vaso de agua y me siento en el sofá.

Mi día había sido normal antes de ver a Chase no es que esté asombrada, pero tengo la sensación que él tenía ganas de confesar algo que lo tenía asustado, asombrado o no sé, puede que esté equivocada después de todo apenas lo conozco.

Mañana tenía entrenamiento y debía preparar todo para llegar puntual. Tenía hambre, pero la ganas por cocinar habían desaparecido por completo por lo que opté por pedir un poco de Sushi.

Al terminar de ordenar me dispongo a poner Amor y anarquía como la comida no llegaba decidí comenzar a verla mientras más miraba más identificada me sentía con la complicidad que Max y Sofie tenían me hacían recordar los momentos en los que nuestra complicidad con Abric lo valía todo.

Tuve que dejar mis pensamientos de lado cuando escuché que llamaban a la puerta, al saber que era mi pedido tomó dinero de mi cartera y abro la puerta cuando ya he pagado cuando veo cómo de la puerta de enfrente emerge una Coraline en pijama.

― Dime que eso es Sushi por favor. ― Dice Coraline a lo que yo asiento mientras le doy las gracias al repartidor.

― Ven, entra que te conozco y te pedí tu favorito.

Coraline West es una de las pocas personas que tenía de amigos antes del accidente y fue de las únicas que estuvieron conmigo en mi recuperación. Es la mejor amiga que podría haber pedido.

Nos sentamos en el sofá con un pequeño intruso en medio de nosotras debo decir que a veces me envidia que Thunder prefiera a Coraline cuando está en mi apartamento, pero me he acostumbrado y ahora disfruto de la imagen que estos dos intrusos y así es cómo disfrutamos de nuestra noche comiendo Sushi con una serie sin importarnos de que pueda depender el futuro.

Pienso en cómo me sentía hace un año estaba destrozada física y mentalmente después de ese accidente y sé que ahora no puedo asegurar que estoy al cien por ciento y que no tengo días en los que me desmoronó, pero quiero mejorar por mí misma sin importar que.

La Teoría de Júpiter. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora