𝓒aitlyn:
Un cuervo azabache volaba por encima de nuestras cabezas en el momento en él que mi gélida mano sujetaba la dorada llave para introducirla en la cerradura que abría la puerta de mi imponente palacio. Todo se había torcido de la manera más inesperada: Una reunión fiscal de extrema preocupación tomó el rumbo del asunto otorgándome el mero plácito de que Vi estuviera bajo mi servicio para mis cómodas investigaciones. Eran siete inflexibles días. Su libertad era mi tiempo para poder recuperar a las personas que me pertenecían y sí lo pensaba sin frialdad, mi corazón se ahogaba en su propio pecho. Con su misma sangre.
Mi esqueleto se volvía polvo grisáceo si giraba mi cabeza para contemplar a la mujer que me habían vendido como producto en vez de persona. Sabía que favorecerla o no en mi informe después de ese pequeño favor que me esta haciendo, no serviría absolutamente de nada ya que una mano superior quería su cabeza colgada en su habitación de trofeos. Sin embargo, me gustaba pensar en la justicia.
Las yemas de sus duros dedos bordeaban sin detenimiento el metal que rodeaba su cuello, era un grueso collar con una pequeña joya Hextech en el epicentro del mismo, controlaba sus impulsos al albedrío propio del interés y evitaba que me matara en pocas palabras. Fui testigo de cómo su sangrienta mirada estaba fija en mí cuando se lo colocaban y comprobaban que funcionaba. Una, dos y tres veces. Atendí a una tortura dónde sus integrantes disfrutaban de aquello cómo si fuera una obra de teatro. Me había traído a casa una mascota de circo que iba a ser sacrificada. Seguramente por ser la que más espectáculos ofreció en menos tiempo.
No confiaba en mí y dudaba en demasía que me ayudase; había hecho esto para alargar su vida aunque ni siquiera la quisiera.
La seguridad había mejorado desde que los decretos de Jayce se estaban llevando a cabo a pesar de que la corrupción real siguiese siendo el gran problema que todos tenían la manía de por sistema, ignorar. Eso se traducía en estos momentos a que al ser un criminal en una liberación controlada, no podía separarse de mí y estaba absenta de mostrar algún rasgo de violencia. Heimerdinger había creado un mecanismo en ese collarín que si sentía una emoción realmente fuerte en la corteza pre-frontal de su cerebro, la cancelaría inmediatamente con una suave descarga.
Si intentaba quitárselo, pasaría lo mismo. Y me negué a tener el mando que controlaba aquello ya que eso me haría cómplice de ese maltrato, él cual me habían obligado a aceptar.
A continuación, crucé la recepción para caminar hacia la escalera pero antes de subir el primer escalón, admiré como mi acompañante se quedaba congelada en el lugar. Perdía la vista en contemplar cada milímetro cubierto de arte, infraestructuras ostentosas y en especial, en saber si la historia de aquel lugar le ofrecería una cantidad de dinero importante en el mercado negro.
- ¿Quieres que te ladre también? - Pronunció aquella pregunta cuando vio que le hacía un gesto de acercamiento, mas me hizo liberar un intenso suspiro que sofoqué con apoyarme cuidadosamente en la barandilla blanca para mirarla a los ojos. - Porque creo que no va a poder ser, la verdad es que me sale mejor imitar a los gatos.
Desconocía si su humor era la manera de lidiar con sus traumas o es que gracias a la ironía contralaba el deseo de no quererme freírme a puñetazos.
- Recuérdame otra vez porque le hice caso a la niña pija que además es del mismo equipo que las mismas personas que mataron a mis padres. - No tenía ganas de discutir así que tomé la decisión de no atender a su provocación y dirigirme a mi habitación.
Fue entonces cuando la bizarra criminal que poseía la mirada más azul de la región me persiguió con unos pasos determinantes hasta que llegamos a mi habitación. Nunca había presentido un odio tan fuerte cómo él que aquella mujer retenía cuando yo era la persona que se detenía delante suya y aquello me hizo sentir más atrapada, ya que no podía contar ni siquiera con su amistad.
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Devil meets Kiramman.
Romance"Persigue a la muerte en la oscuridad de la condenación, apiádate de tu propio ser y deja que el demonio salga de la prisión." Bajo el crepúsculo eterno, se rige una región llamada Zaun, desamparada y concomida por los pecados más humanos. Sobreviv...