𝐗𝐈𝐈𝐈. 𝐕𝐚𝐦𝐩𝐢𝐫

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𝓒aitlyn:

La noche era menos tétrica desde que su presencia casi eléctrica se encontraba justo a mi lado. Sus párpados bajados, su rosado cabello alborotado y su respiración profunda; provocaban que sólo pudiera perder tiempo de descanso admirando aquel demonio atormentado que parecía haber caído del cielo, para aterrizar en mi cama. Las yemas de mis dedos acariciaban cada milímetro de su rosto con sumo cuidado, queriendo que disfrutase de los sueños en los cuáles esperaba ser la protagonista.

Nada se podía comparar a la paz que ahora mismo sentía en mi corazón. Lejos de cualquier cuerpo de policía o de un clan que pudiera manipularnos: Poseía más libertad que nunca.

Aprovechando que las pesadillas sobre Jinx abandonaban por completo mi mente, salí del colchón escuchando un suave gruñido de mi acompañante, al que no pude corresponder con una sonrisa completa antes de dirigirme a la cocina. Necesitaba un vaso de agua antes de reconciliar el sueño.

Pasos pequeños y descalzos me llevaron hasta lo que necesitaba, mis ojos correteaban por cada detalle que ahora estaba nublado con la oscuridad que acontecía en el lugar; a pesar de los grandes ventanales que rodeaban aquella guarida paradisiaca que no llegaba a los veinte metros cuadrados. Honestamente, no quería pararme a pensar que sería lo que abundaría en la cabeza de mi madre al saber que lo que su muerte significó para mí; esconderme en un agujero de Piltover con una mujer de la cuál sin querer estaba comenzando a amar de una manera u otra. Su trabajo era pertenecer al Consejo así que dudo que tuviera una buena opinión sobre la gente de Zaun, no obstante, quizás mi felicidad hubiera sido suficiente.

Por otra parte, siempre guardaba la sensación de que mi padre estaría muy feliz al ver que su pequeña ahora se encontraba lo suficiente capaz para proteger a los suyos tanto como a sí misma.

Eso era la persona que ahora mismo emitía pequeños ronquidos y casi se apropiaba enteramente de la cama; era de los míos.

Posando mi boca sobre el filo del cristal, bebí el liquido transparente adecuado para volver a descansar. Colocándome mejor el camisón azulado que llevaba, no pude evitar quedarme apoyada en el marco de la puerta contemplando a Violet que inconscientemente había decidido rodear con sus brazos una de las almohadas que acomodamos.

- Me voy a poner celosa, eh. - Murmuré en un hilo dulce de voz entre pequeñas risas y regresé a mi lugar. Cerca suya.

Gracias a que aún conservaba mi cojín, me cubrí hasta los hombros con el colchón de plumas que encontramos justo en el armario de en frente y me coloqué verticalmente. Fue entonces cuando pude cerrar los ojos y eliminar cualquier pensamiento que pudiera impedir relajarme, intercambiándolo por aspiraciones que deseaba cumplir con ella. Por ejemplo: Todavía valíamos para salvar el mundo a nuestra forma, ayudando ambas ciudades por igual. Incluso para ello, podía pedirle a Viktor que construyera unos guanteletes...

Pese a todo, el futuro se veía tan brillante.

Justo cuando iba a caer en la inmensidad de la somnolencia, dejé que mi espalda acariciase el colchón. Consumiéndome en una tranquilidad que se rompió en un instante.

Vi se destapó pausadamente para ignorando la meticulosidad del tiempo, colocarse sobre a horcajadas sobre mi vientre. Antes de que pudiera separar mis húmedos labios y hacer sonar mis cuerdas vocales, envolvió mi tráquea con su mano dominante ejerciendo una fuerza que cada vez me dejaba más y más, sin oxígeno. Admiré como los músculos de su brazo se tensaban, marcando sus venas. Rabia en forma de sangre estaba corriendo por sus arterias, explotando cualquier rasgo de raciocinio. Como respuesta refleja a la acción, mis ojos se llenaron de lágrimas buscando su mirada. Aquellos ojos grisáceos se habían vuelto completamente negros, era cómo si hubiera perdido el poder sobre sí misma.

Devil meets Kiramman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora