𝚃𝚁𝙴𝚂

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𝙏𝙖𝙚𝙝𝙮𝙪𝙣𝙜

Cuanto más se acercaba el coche a la casa de mis padres, más difícil me resultaba reprimir los recuerdos. El hogar significaba Jungkook, pero ni siquiera podía fingir que era cualquiera de los miles de recuerdos de nuestra infancia en los que pensaba; fue el año pasado, justo después de que él cumpliera dieciocho años.

—A la mierda. —murmuré, golpeando el botón para levantar la barrera de privacidad entre el conductor y yo cuando estábamos a unos veinte minutos de la casa. Apreté el talón de la mano contra mi polla, reprimiendo un gemido, aunque supuestamente esa barrera de privacidad lo hacía innecesario. Puede que el conductor no pudiera oírme, pero seguía sabiendo que pensar en mi hermano de esta manera -recordando- estaba mal a todos los niveles. Mal, pero necesario... al menos, eso es lo que me decía a mí mismo. Tal vez si cedía y lo sacaba del camino ahora, podría ser fuerte cuando realmente lo viera de nuevo.

Era toda la justificación que necesitaba. Me bajé la cremallera y me saqué la polla, ya más dura que la última vez que Mina me había tenido en la boca. Y sí, sé que no era casualidad que hubiera elegido una novia con el parecido de Jungkook. Una chica con una figura ligera y juvenil. 

¿Pero esto? Esta era la primera vez que me permitía recordar realmente lo que había pasado.

La urgencia se impuso a la culpa y la vergüenza con las que había estado viviendo durante el último año, y escupí en mi mano y la envolví alrededor de mi polla, inclinando la cabeza hacia atrás contra el asiento mientras cerraba los ojos y por fin -por fin- me daba permiso para revivir mi última visita a casa. Jungkook y yo habíamos sido inseparables, como siempre, desde el momento en que entré por la puerta, y la noche antes de que volviera a la escuela, se metió en mi cama como siempre lo hacía, envolviéndome y apretando fuerte, como si no pudiera soportar dejarme ir de nuevo. 

Sabía exactamente cómo se había sentido.

—Voy a echarte de menos. —susurró mientras un calor húmedo se extendía por mi hombro desnudo.

Lloró y mi corazón se apretó. Mi bebé estaba llorando y yo no podía mejorarlo.

Tenía que irme. Eso es lo que hacía la gente, ¿no? Crecer, ir a la universidad, seguir con la vida adulta. No había sido más fácil cada vez que lo hacía, pero al menos él se uniría a mí al año siguiente.

Le besé la parte superior de la cabeza, apretándolo con fuerza. —Te echo de menos cada día que estoy allí, conejito. 

Había hecho amigos, disfrutaba de mis hermanos de fraternidad, me gustaban mis clases, me divertía... pero maldita sea, era cierto. Echaba de menos a mi hermanito como el aire. Sabía que estábamos más unidos que la mayoría de los hermanos, y si eso se debía al ambiente frío en el que habíamos crecido o simplemente porque así éramos, no me importaba. Lo único que sabía era que era cuando todo se sentía bien en mi mundo.

Cuando estábamos juntos. 

Cuando podía abrazarlo. 

Cuando se aferraba a mí como una segunda piel y yo sabía -sólo sabía- que nada nos separaría.

—¿De verdad me echas de menos? —preguntó Jungkook, mirándome con esos ojos grandes y húmedos que me daban un tirón en el corazón.

☙ 𝖒𝖞 𝖇𝖗𝖔𝖙𝖍𝖊𝖗'𝖘 𝖑𝖔𝖛𝖊 ❧ 『taekook 』❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora