Capítulo 2. Retornandoa casa

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  • Dedicado a Alejandra De Maslow
                                    

Capítulo beteado por Pulpi Mortensen, Beta de Élite Fanfiction (www.facebook.com/groups/elite.fanfiction)

Narrado por: Kai Williams

Febrero, año actual. Glasgow, Escocia.

Cuando mi familia propuso la idea de volver, nunca me imaginé que se referían al lugar que, sin duda, cambió la vida de mi padre para siempre, donde conoció a la mujer que le había robado su corazón, pero por sus acciones la alejó de él, y otro supo darle lo que él soñaba para ella. Papá no era egoísta, él era feliz porque ella había encontrado la felicidad.

Habíamos llegado hace dos semanas, nos instalamos en nuestra casa a las afueras de la ciudad de Glasgow, el único sitio donde no teníamos inhibiciones, ya que estaba fuera del ojo Dynol curioso. Realmente pocos sabían exactamente su ubicación, y los que la recordaban desde antes que nosotros viviéramos aquí, lo habían olvidado por completo por el don de Fabrizzio. Él puede bloquear recuerdos o suprimirlos para siempre, así que nadie, en teoría, nos reconocería y pondría en peligro nuestro anonimato.

-Tessa, esto no me parece buena idea -mencionaba por milésima vez aunque sabía que era en vano, ya que no me habían escuchado las otras novecientas noventa y nueve veces que lo dije. Miraba alrededor buscando un sitio donde aparcar el Jeep de Walter, que era en el que mejor cabíamos todos, Tessa, Walter, Carmilla y Giza.

-Kai, tranquilo. Lo tengo todo cubierto, nadie aquí os conoce, será difícil que los relacionen con sus padres -intervino Fabrizzio. A él le parecía divertido estar cerca de los Dynol, ya que al principio batallaron en adaptarse a nuestra vida, pero lo lograron y desde entonces no habían tenido ninguna clase de incidente. Fabrizzio y la tía Gala eran lo que se conoce como Damn o "los malditos", antes se dejaban dominar por las ansias de más pwerau y para obtenerlos tomaban la vida de aquellos quienes poseían uno, ya fuera un Cas , un Dewis o incluso un Damn.

Se estarán preguntando: ¿de qué diablos habla? Bien, según una vez mi padre me contó cuando era tan sólo un crío, que al comienzo de los tiempos hubo doce familias que fundaron un pequeño pueblo en la antigua Glasgow colonial. Pero no eran personas comunes y corrientes, estos poseían ciertas habilidades.

-Kai, ya hablamos sobre esto, no te preocupes, nada malo va a pasar. Tú sólo concéntrate en tus estudios -declaró Giza sonriendo, atrayendo nuevamente mi atención, alejándome de mis pensamientos. Ella se bajó del auto una vez que estacioné para dirigirse a su salón, ya que faltaba poco para que iniciaran las clases. La mañana transcurrió sin ningún incidente como lo había dicho Giza; mas, conforme pasaba el tiempo, más comenzaba a sentirme ansioso como si mi pecho fuese siendo oprimido. Cambié mis libros en mi taquilla y me dirigí a la cafetería, donde seguro estaban los demás. Los ubiqué en una mesa al lado opuesto, lejos de los demás. Algunas cosas nunca cambiarán; mis primas platicaban animadas sobre como todos reaccionaron cuando les vieron, entre los chicos bromeaban sobre entrar en algún deporte o algo así.

-Kai, ¿cuál es tu siguiente clase? -Oí la voz de Tessa en susurros, rebusqué en mi horario y quedé casi helado al ver cual se trataba.

-Historia, tengo Historia -contesté a Tessa, ella me dio una media sonrisa.

-Qué bien, yo tengo también esa clase -respondió. En ese momento, comprendí el porqué de mi ansiedad. En esa clase fue cuando mi pwerau se manifestó por primera vez. Fue algo extraño. Estábamos leyendo sobre la cultura romana en el tiempo de la caída de Julio Cesar, cuando el profesor pasó un documental. La mitad de la clase estaba dormitando cuando sentí una extraña sensación recorrerme el cuerpo y cuando abrí los ojos no daba crédito a lo que veía, pues el salón había desaparecido a mi alrededor y la imponente estructura de los edificios romanos se alzaba a mi alrededor. Aun no sabía cómo había sido capaz de volver a mi tiempo, apareciendo en el salón vacío con Walter y Tessa buscándome desesperado, pues me había ausentado por casi 3 horas.

-¿Sucede algo, Kai? -preguntó Tessa tomándome del brazo mirándome preocupada.

-Necesito salir de aquí -murmuré. Ella me soltó para poderme ir. Salí rumbo al Jeep y comencé a conducir sin destino, realmente sólo quería alejarme de aquel lugar lo más posible. El día estaba completamente nublado, un típico día en Glasgow. Me di cuenta que había llegado al Clyde Arc y bajé del Jeep. Caminé por el puente este, sin duda era uno de los íconos de la ciudad, ya que su estructura era impresionante; un arco blanco que colindaba con diversos edificios de renombre. Casi había llegado a la mitad del mismo cuando me detuve y me recargué sobre la barandilla sintiendo la fresca brisa en mi rostro, logrando despejar mi mente y calmarme. Disfruté del paisaje, a lo lejos podía ver el Río Clyde con sus aguas moverse en un suave vaivén.

En mi mente había una pregunta persistente: ¿qué estaría haciendo Aurora en esos momentos? Lo último que había sabido de ellos es que se habían mudado a Londres, pero después de eso, y tras la muerte de mi padre, la familia había perdido todo contacto con ellos.

-Disculpa, ¿te encuentras bien? -preguntó una suave voz, sacándome de mis cavilaciones. Me giré para ver a quien me había hablado; se trataba de una joven muy hermosa, de cabellos castaños oscuros casi tirando a un negro, caía en ondas sobre sus hombros, su piel era de un ligero tono leche. Lo extraño era que no la había escuchado acercarse y su aroma era muy peculiar, esa mezcla entre flores exóticas y perfume de bebé.

-Sí, gracias, sólo me quedé un poco pensativo -mencioné aún cautivado por esa joven. No sabía por qué me recordaba un poco a Aurora. Papá, poco antes de morir, me traspasó sus memorias, fue algo accidental, ahora esta chica me la recordaba.

-Oh, disculpa si te molesté, pero te veías un tanto deprimido. -Continuó mordiéndose su labio inferior en lo que parecía un gesto incómodo.

-No te preocupes, no me pienso aventar -bromeo sacando una sonrisa por parte de ella. Al hacerlo, lo único que conseguiría sería mojarme todo.

-Mi nombre es Anely -me dijo. No tenía más de 17 años. Extendió su mano en forma de saludo.

-Kai, mi nombre es Kai -mencioné tomando su mano, la cual sentí mas cálida de lo normal. Vi a su cuerpo estremecerse antes de retirar su mano.

-Es un placer conocerte, ¿y no deberías estar en la escuela? -pregunté un tanto curioso, ella me sonrió.

-Sí, pero entro mañana; acabo de llegar junto a mi familia y estamos recién instalándonos -contestó, sus ojos se iluminaban al hablar de ellos-. ¿Y tú, no deberías estarlo? -devolvió riendo con suavidad.

-Sí, fui, pero no me sentía muy bien así que salí antes -expliqué. En eso observé mi reloj, no sabía cómo había pasado tanto tiempo, parecieran que fueron sólo minutos desde que llegué, pero ya habían terminado la última hora de clases.

-¡Rayos! Me van a matar -murmure negando; Anely me miró confundida.

-¿Sucede algo? -preguntó ella manteniendo en su rostro esa sonrisa de lado.

-Sí, es muy tarde, tengo que regresar si no mis primos me matarán -contesté aunque no quería irme y dejarla.

-Oh, bueno, pues entonces ve por ellos antes de que se mojen. Con este clima loco nunca estamos secos -dijo riendo otra vez despidiéndose de mí.

-Hasta pronto, Annie -me despedí. Comencé a caminar rumbo al Jeep, pero a mitad de camino volteé atrás y la observé recargada en la barandilla. Me tomó casi veinte minutos volver a la universidad, para entonces Carmilla estaba completamente enojada, lanzándome improperios y de cómo se cobraría que los dejara olvidados al termino de las clases. Nadie mencionó nada de mi escapada, mucho menos de la sonrisa que marcaba mi rostro, sólo notándolo Giza y Fabrizzio.

Profecías de MedialunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora