Capitulo 8

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Aria

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Aria

Mi hombro se apoya sobre la puerta del inmenso salón, paseo mis ojos por el lugar observando como los sirvientes acomodan las largas y gruesas cortinas, otros unen un par de mesas donde pronto pondrán las delicias que se preparan en la cocina en este momento. En mi opinión, el trabajo más pesado lo tienen los seis hombres que tiran de una gruesa cadena en un intento de subir la gran araña de cristal en el centro del lugar.

El día de hoy hay demasiado movimiento en el castillo, siempre ocurre lo mismo cuando se acerca un baile. Aunque los preparativos comenzaron hace ya unos días, el salón suelen prepararlo dos veces para cerciorarse de que todo esté en su lugar y no haya errores. Si no me equivoco, es la tercera vez que veo como limpian las ventanas en lo que va del día.

-¿Ya has visto al príncipe de Tuneca?- Una mano se posa en lo bajo de mi espalda llamando mi atención- El maldito ególatra se le ha insinuado a cada mujer que se le ha cruzado por delante.

-Tiene razones para hacerlo- Bromeo y Kiran me observa estupefacto.

Algunos invitados han empezado a llegar hace unos días, entre ellos, la familia real de Tuneca. Una familia completamente normal de un matrimonio algo distante entre sí y dos hijos de veinte y quince años. Por mucho que nos esforzáramos, Fallon, Evan y yo, no pudimos descubrir por qué el rey estaba tan interesado en su nación, aunque fue una sorpresa cuando al ver al joven heredero, Fallon me susurró que fue a él a quien había tenido que vigilar.

Aquello nos generó muchas más dudas ¿Por qué razón el rey querría mantener un ojo en un simple príncipe?

-¿Lo dices en serio?- Enarco una ceja- No te veo por casi una semana y ya me remplazas por otro príncipe mucho menos apuesto y mucho más parlanchín.

Sé que sus palabras son una broma pero tienen el efecto contrario en mí.

He estado cumpliendo con las órdenes del rey... o intentándolo, no es secreto alguno la facilidad con la que el monarca de Verrater puede deshacerse de las personas y no podría continuar con mi vida sabiendo que algo ocurrió con Fallon o Marvin y yo podría haberlo evitado. Aunque al principio de aquella noche en la que me amenazó tomé despreocupadamente sus palabras y dejé que Kiran pasara la noche en mi cuarto, al día siguiente fui citada al salón privado del rey.

Esta vez, lo que recibí fueron más que palabras amenazantes. En su mano el rey tenía una carta firmada y sellada, lista para ser enviada al cuartel del continente sur, donde una guerra absurda y sin sentido por tierras abandonadas se estaba llevando a cabo. Habiendo tantas cosas más importantes por las que luchar, el rey quiere con todas sus ansias expandir su territorio incluso si en el camino pierde a más de la mitad de sus hombres.

Esa es la razón por la que quiere con tantas ansías que Kiran formalice una unión con una princesa, para poder usar sus tropas y ganar la guerra. Su mente solo está enfocada en ello.

El Reino de las MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora