Debo cuidarte y no aprovecharme

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(Rain)
No me puedo creer lo que he hecho.
Me encantaría decir que me arrepiento, aunque sea para salvar mi orgullo, pero no sería cierto. Desgraciadamente estoy enamorada de la persona que más daño me ha hecho en mi vida.

A pesar de estar en una playa, rodeados de gente, nos invade el más profundo de los silencios.
Necesito alejarme de él, necesito pensar, necesito volver a construir mis defensas.
Me separo de él y comienzo a atarme el bikini, me detiene y me pide que me de la vuelta, quedando de espaldas a él. Me termina de atar los nudos y cuando estoy lista para, prácticamente, salir corriendo, me detiene.
Me esta abrazando desde atrás, siento su aliento en mi oreja.

-Rain, tenemos que hablar-.
-Yo no tengo nada que decirte-.
-Acabas de besar a tu hermano con las tetas al aire, creo que sí tenemos algo de que hablar-.
-Te arrepientes-.
-Claro que me arrepiento se supone que debo cuidar de ti no aprovecharme-.

Dios, había oído tantas veces esa frase. ¿Por qué será que los hombres son tan ciegos e insensibles? Este en especial. Claro podía acostarse con Sharon sin problemas siendo su verdadera prima, ¿y yo?

-Yo me he aprovechado de ti- pensé.

Sin querer escucharle más, me solté de su agarré y me fui corriendo. No pare hasta llegar a casa.

Una vez allí, me duché, me puse ropa de andar por casa y sin querer pensar en lo sucedido me puse música y me quedé dormida en mi cama.

(Alexander)

Me quede un rato más en la playa reflexionando sobre lo sucedido, pero por más vueltas que le daba siempre llegaba a la misma conclusión... me sentía atraído por Rain.
Pero aunque así me sintiera no podía hacer nada al respecto, era mi hermanita. Era la niña a la que enseñé a montar en bici, a la que me encantaba hacer rabiar, la que venía a contarme sus pesadillas.
Sí, ya se que no es una niña y que técnicamente no lleva mi sangre, pero estoy tan confundido.
Recojo todas las cosas que habíamos traído y me voy a casa.
Una vez allí, me ducho me pongo cómodo y decido que entre ella y yo aún quedan cosas por decirnos.
La voy a buscar a su cuarto y me la encuentro dormida. La ventana esta abierta y el viento mece su pelo suavemente, el sol le da en la cara.
Tengo que admitirlo, Julian tenía razón, parecía un hada del agua.

-Alex...- murmuró en sueños y no pude evitar sentarme a su lado.

Le acaricie la cara y cuando llegué a sus labios mi cerebro decidió recordarme lo bien que sabían. Sin apenas resistirme la besé, aunque fue más un roce de labios. Mientras tanto Rain había abierto los ojos y me estaba mirando.
Me aparté pero me detuvo y me volvió a atraer hacia su boca, esta vez si nos besamos de verdad y sabía aún mejor que en la playa.
Su lengua se fundía con la mía, ninguno de los dos tenía suficiente.
Cuando nos separamos los dos estábamos jadeando, tenía previsto parar aquí porque necesitábamos hablar, pero Rain tenía otros planes.

Me miró con cara de No te detengas por favor y se quitó la camiseta. Ahí noté que no llevaba sujetador.

(Rain)
Me quité la camiseta y dejé que Alex comprobara por si mismo que ya no era una niña. Se quedó paralizado al principio, solo me observaba, y no me miraba a los ojos precisamente. Se pasó la lengua por los labios y supe que en el fondo me deseaba.
Como seguía sin hacer nada tomé la iniciativa, cogí sus manos y las llevé hacía mis tetas, una vez allí le enseñe como debía tocármelas.
Después de esto león se despertó y empezó a volverme loca.
Me las apretaba y estrujaba para luego darme suaves caricias, pellizcaba y tiraba de mis pezones, que ya se encontraban duros. Pero lo mejor fue cuando hizo trabajar su boca, era increíble los chupaba, los mordía, lástima que solo pudiera encargarse de uno a la vez.
Yo le sujetaba la cabeza contra ellos para que no los soltara nunca, entonces él comenzó a deslizar una mano por mi abdomen hasta llegar a mi... os lo podéis imaginar.
Metió la mano por debajo de mis bragas y volvió a besarme. Jugaba conmigo y me atormentaba, me tocaba lo justo para que disfrutara pero no lo suficiente como para que llegara al orgasmo.

-¡Alex!- le rogué.
-Dime qué quieres Rain-.
-¡Lo sabes perfectamente!-

Mis caderas ya no podían quedarse quietas y empezaron a moverse. Alex aprovechó para introducir dos dedos de golpe.
Ya no aguantaba más si seguía así iba a sufrir un corto circuito cerebral.

-Sabes Alex, a este juego pueden jugar dos personas-.

Dicho esto introduje una mano en sus bóxers y empecé a enloquecerlo.

Nuestros gemidos eran lo único que se oía en toda la casa, hasta que sonó el timbre.

-¡No, ahora no!-
-¡Por lo qué más quieras, no abras!-

El timbre seguía sonando cada vez más insistente

-¡Alex no aguanto más!-
-¡Yo tampoco!-

Nos besamos y a la vez llegamos al orgasmo. Cuando los espasmos dejaron de recorrernos nuestros cuerpos se quedaron relajados, uno encima del otro.
Nos miramos a los ojos y volvió a besarme, suavemente.

-¡Alex, mi amor ábreme! ¡Soy yo Sharon!-.

Sharon... le miré y encajé las piezas. Ahora entendía porque su prometida no había venido.
Pero de todas las mujeres que tenía disponibles ¿ por qué tenía que llamarla a ella?
Le aparte de un empujón y me fui al baño a lavarme, tal vez así conseguiría quitarme la sensación de ser la misma idiota que hace 3 años le dio su primera vez al hombre equivocado.

¿Por qué me haces esto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora