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Lentamente, la tailandesa entró al aula con la cabeza gacha, mordiendo el interior de sus mejillas y jugando con sus dedos.

—Hey, Lisa —sintió la voz de la castaña detrás de ella, sobresaltandola y poniéndola más nerviosa.

—Qué quieres Jennie —se dió la vuelta con amargura y fingió seriedad.

—Te ves linda hoy —comentó con un leve sonrojo, acelerando el corazón de la menor, quien rodó los ojos y continuó su caminata hacia su puesto.

La tailandesa hizo su mayor esfuerzo por no soltar una sonrisa tierna ante la coreana y fingir desinterés, pero el rubor en sus mejillas no mentía.

—Juro que pensé que Jennie le haría otra broma pesada —comentó Somi sorprendida, luego de saludar a la mayor.

No era costumbre para Manoban ser elogiada de esa manera. Aunque sus rasgos eran delicados y atractivos, el hecho de ser reservada y tímida con los hombres, irónicamente menos con Kim Jaebum, causaba que no muchas veces los chicos le coqueteen.

La escuela no era una de las cosas más divertidas para Lisa, pero le gustaba estudiar y prestar atención en clases, le gustaba aprender y de vez en cuando ayudar a sus amigas con las materias que se les hacían más difíciles. Los estudios nunca fueron un problema para ella pues su madre siempre la educó para que así fuese.

Pero hoy, extrañamente y con la mirada de cierta persona, no era capaz de concentrarse.

—Recuerden estudiar para el próximo examen y traer sus cuadernos —se despidió el maestro de Historia y Lisa podía jurar que fue lo único que entendió en toda la clase.

—Lili, ¿me prestas tu cuaderno? —preguntó Jisoo detrás suyo, mirándola con un mohín en sus labios.

—¿Eh? Lo siento, no escribí mucho —los ojos de sus amigas se abrieron con sorpresa y se miraron entre sí.

—¿Lalisa Manoban, estás ahí?

La tailandesa rodó los ojos y guardó sus cosas con rapidez—. Sólo estoy algo cansada, eso es todo.

—¿Como te fue con Kim? ¿Ya se besaron? —las mejillas de Lisa se enrojecieron, mientras Roseanne y Somi se miraban con incomodidad.

—De cual hermano hablas —preguntó Somi, pues Jisoo no parecía saber nada de lo qué pasó el Sábado anterior.

—¿Kim Jaebum? ¿Por qué Lisa se besaría con Jennie? —Roseanne soltó una risa divertida y Somi le dió un codazo.

—Nada, sólo era para aclarar.

Se dirigieron al patio junto con sus respectivos aperitivos, sentándose algo apartadas de los demás, propuesta hecha por Lisa para no toparse nuevamente con la menor de los Kim.

Pero desgraciadamente, no bastaron más de 5 minutos para que la figura de la mayor aparezca frente a los ojos de la tailandesa, quién incómoda y avergonzada, trató de evitar él contacto visual.

—Hey, Manoban —se acercó rápidamente la castaña, mientras Roseanne y Somi se miraban con pánico—. ¿Cómo estás?

Los dientes de la menor aprosionaro su labio inferior e hizo todo lo sanamente posible para no mirar a los ojos a la coreana.

—Bien —se armó de valor y miró con desprecio a la más baja, esperando que en algún momento se harte y se vaya por donde vino—. Si eso era todo, puedes irte.

—Esta bien, sólo confirmaba que no te hayas quedado dormida en el piso —comentó con una sonrisa divertida, agitando su mano como despedida y dándose media vuelta, mientras Lisa la miraba con odio.

Cuando la mayor desapareció, la tailandesa soltó un gruñido y clavó su mirada en el piso, sintiendo las miradas de sus amigas fijas en ella.

Sin saber que a la lejanía, Kim Jaebum miraba la escena con el ceño fruncido. 

Devil. | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora