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Pero llego el día en que sucedió de nuevo.

Era la hora el almuerzo y los ojos de Jaebum estaban fijos en la tailandesa, que hablaba sonrientemente con sus amigas a lo lejos. De vez en cuando la pelinegra lo encontraba mirándola y trataba de sonreírle, notando la obvia tensión en sus hombros y como su mirada transmitía todo menos amabilidad.

Desde ese día en la cola del almuerzo, Jaebum no volvió a hablar con Lisa, manteniéndose a la lejanía y analizando todos los movimientos de ésta. De vez en cuando también vigilaba a su hermana, esperando que no esté demasiado cerca de la tailadesa.

El timbre para salir sonó por todo el lugar, dónde luego los alumnos comenzaron a tomar sus cosas y movilizarse hacía sus respectivos salones. Fue ahí cuando el mayor encontró el momento para sacar a Lisa de entre el tumulto y llevársela lejos de ahí.

—¿Dónde está Lisa? —preguntó Somi al no encontrarla a su lado, dónde había estado anteriormente. Además, en ese último bloque tenían clases juntas y no parecía estar en el salón.

—No lo sé, creo que la vi caminar con Jaebum —los hombros de la más baja se tensaron y automáticamente se puso a la defensiva, buscando con la mirada a Jennie, encontrándola a pocos metros de ella. Y al parecer, también notó la ausencia de la pelinegra.

—Jennie —se acercó la de pelo corto, pero no tuvo que decir mucho, pues rápidamente asintió con la cabeza y caminaron en dirección opuesta de los salones, en busca de la tailadesa.

Mientras tanto, Jaebum consiguió encontrar el salón oculto dónde solía esconderse su hermana durante los recesos y algunas clases , recordando las veces que tuvo que ir a buscarla en ese lugar porque los maestros la estaban buscando por toda la escuela.

Cerró la puerta tras de sí y apoyó el cuerpo de la tailadesa sobre la mesa de Pool, sacándole un chillido de dolor a la contraria, dado que una bola de billar se había incrustado en su espalda y un taco estaba haciendo presión en su costado.

—Eres una maldita perra, Manoban —gruñio mientras rasgaba con violencia las ropas de la menor, quien se encontraba en shock y trataba de recoger sus piernas, sin conseguirlo, pues los brazos del pelinegro eran fuertes y conseguían dejarlas quietas mientras él trataba de quitar su pantalón. Lágrimas caían por sus ojos y trató de gritar lo más fuerte que pudo, para luego ser callada por el más alto, quien colocó su mano derecha sobre su boca, impidiéndole gritar más fuerte.

—Me dejaste en ridículo, frente a mi propia hermana —un manotazo en su rostro hirvió su sangre de furia y rápidamente presionó sus manos contra el cuello de la más baja, igual que aquella vez—. Supongo que esa perra debió follarte tan bien que terminaste comiendo de su mano.

En un momento dado, la respiración de Lisa comenzó a calmarse abruptamente, para luego cerrar sus ojos lentamente mientras la imagen del rostro desquiciado del mayor aparecía frente a ella.

Con pánico, el pelinegro se alejó rápidamente, notando como los labios de la tailadesa estaban morados por la falta de oxígeno. Revisó su pulso, escuchándolo algo débil. La menor se había desmayado.

Abrió la puerta del salón con la pelinegra en sus hombros, cargándola y corriendo como podía por los pasillos gritando por una ambulancia y a causa del alboroto, varios profesores salieron de sus aulas para saber de que se trataba.

Los gritos llegaron hasta los oídos de Somi y Jennie, quienes aterrorizadas corrieron hacia dónde provenían, encontrándose con la impactante imagen de Lisa tirada en el piso, pálida y con los labios morados junto a Jaebum, con su rostro lleno de lágrimas y revisando los signos de la tailadesa.

Jennie no lo dudó un segundo y corrió directamente hacia la menor, tomándola entre sus brazos y escuchando el latido de su corazón. Algunas zonas rojas sobre su rostro y cuello dejaban al descubierto los golpes que le propició el mayor.

—Lisa, vamos, despierta bebé —lentamente la respiración de la pelinegra se comenzó a regular, pero sus ojos seguían cerrados. Segundos después llegó Somi y también revisó a su mejor amiga.

—¿Lili? —los ojos de la más baja viajaron hacia Jaebum, quien yacía en el piso mirando con terror la imagen de la pelinegra tirada, para luego mirar sus manos temblorosas.

Acto seguido, los profesores se acercaron al lugar y revisaron a Lisa, encontrándola medianamente estable pero que todavía debía recomponerse por la falta de oxígeno.

Fue entonces que Jennie, alzando la mirada y dejando el cuerpo de la tailadesa en manos de Somi, se abalanzó hacia la figura de su hermano, tomándolo del cuello y golpeándolo contra el piso. Los brazos del mayor no hicieron nada contra los puñetazos en su rostro, mientras la contraria, con furia, golpeó todo lo que pudo al mayor.

Segundos después, los brazos de los amigos de Jaebum y algunos profesores detuvieron la golpiza hacia el pelinegro, quien al separarse, lo llevaron a la enfermería. Mientras que Jennie, todavía con sus manos rojas, fue llevada al baño para limpiar la sangre que había manchado su camiseta y sus manos.

Y mientras caminaba hacia los lavabos, el sonido de la ambulancia llegó hacia los oídos de la castaña, quien al escucharla volteó su cabeza y vió como se llevaban a Lisa en una camilla, junto con Somi como testigo.

Devil. | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora