Una cita real

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El campo de quidditch parecía un lugar inusual para tener una cita, así fuese una cita por orgullo o por veredero interés. Con una manta en el suelo, un poco de jugo de calabaza y un par de bollos iniciaron con lo que parecía el más extraño picnic; Draco hizo crecer un árbol de la nada con un movimiento de varita para mantenerse bajo su sombra.

—Supuse que no tendrías hambre considerando que el desayuno acaba de terminar —intentó iniciar una conversación el rubio. —Y para ser sincero esto fue lo único que encontré en las cocinas.

—Los bollos se ven bien —le concedió Hermione sin saber que más decirle. Tal vez ese silencio incomodo era el que indicaba que debía contarle toda la verdad. —Malfoy yo quiero decirte algo.

—No quiero escucharlo Granger. No quiero saber que esto no bien, que es raro o sobre el precio de esta cita —el rubio le ofreció jugo de calabaza y ella tomo el vaso. —Quiero fingir que esta cita es real. No lo arruines.

—Pero es importante, esta cita...

—Eres odiosa Granger —la interrumpió. —Hablemos de algo que hablarías en una cita real.

—Bien —respondió algo molesta pero resignada. Claro que ella podía disfrutar de esa cita, le hubiera encantado hacerlo con la anterior pero eso no era parte del plan y ahora el plan parecía ya no existir. —Háblame de ti —le pidió.

Draco bajó la mirada, no sabía que decir, hablar de él resultaba complicado, sobre todo si tenía que hacerlo de forma positiva.

—Me gustan las manzanas —comentó después de casi dos minutos de silencio.

—Ok —esa era una extraña conversación pero Hermione estaba convencida que podía hacer que mejorara, solo tenía que guiarlo hasta lograr una amena conversación. —Son ricas, pero, ¿Por qué crees que te gustan?

El Slytherin sonrió de una forma tan autentica que el gris de sus ojos casi pareció convertirse en plata.

—Es fácil. En el jardín de mi casa hay un sembradío de manzanas, mi madre y yo solíamos cosecharlas juntos y después pasar la tarde entera preparando postres con ellas. Mi madre me contaba las mejores historias de su infancia —Draco suspiró de forma melancólica. —Mi madre solía conservar manzanas con un método especial que ella perfecciono y cuando yo pasaba por un mal momento ella me preparaba algún postre con esas manzanas. Ella es la mejor preparando postres.

Hermione sonrió junto con Draco, escuchar aquella historia la hacía ver al rubio como la persona más tierna del mundo.

— ¿Qué crees que diría la señora Malfoy si supiera que tienes una cita conmigo? —No quería arruinar el momento pero tenía curiosidad.

—Ella estaría feliz, siente una gran admiración por ti. Mi padre en cambio no estaría muy feliz, pero ya estoy acostumbrado a decepcionarlo.

— ¿Tu madre me admira? ¿Por qué?

—Siempre lo ha hecho, desde que le hablé de ti la primera vez —el rubio rio de manera nerviosa. —Solo le decía que era la odiosa niña nacida de muggles que me ganaba en todo. Mejor hablemos del clima ¿quieres?

Hablar del clima los llevó a mencionar sus épocas favoritas del año y porque lo eran, después a su fecha favorita y el porque era especial. La conversación comenzó a darse de forma natural, de vez en cuando alguno decía algo que hacia reír al otro.

—Te dije que podíamos tener una cita decente —le hizo ver el rubio después de que ambos terminaran de reír. —Aun cuando me odies.

—Malfoy, tengo que decirte algo sobre...

— ¿Por qué te empeñas en arruinar todo Granger? La estamos pasando bien, no necesito que me digas nada —comenzó a decir el Slytherin molesto —esta cita aún no termina, tengo cosas planeadas aun, eres odiosa, no puedes aceptar que podemos pasarla bien juntos, que podemos...

No pudo seguir hablando, Hermione lo estaba besando, le tomó unos segundos comprender lo que pasaba, su cabeza daba vueltas, estaba tan confundido pero no pesaba desaprovechar esa oportunidad así que correspondió a aquel beso.

—Me gustas mucho Malfoy —confesó Hermione a solo un par de centímetros de los labios del rubio. —Eso es lo que he estado tratando de decirte y no me has dejado.

— ¿Y Blaise? —Susurró Draco alejándose perplejo.

—Es solo un amigo, el sale con alguien y sabe a la perfección lo que siento por ti.

—Eso explica mucho. —Draco sonrió, Hermione le acaba de decir que él le gustaba, eso era perfecto, era lo que él quería. Se acercó para ahora ser él quien la besara. — ¿Theo también lo sabe? —Preguntó cortando abruptamente el beso.

—Sí y Pansy también —Hermione intentó seguir con el beso pero él se alejó.

— ¿Ellos sabían cómo te sentías por mí y me torturaron con eso? —Draco se puso de pie de un salto, no se veía feliz.

—Sabían lo que sentía por ti pero no lo que tu sentías por mí. Yo misma aún no sé qué sientes por mí.

Draco se llevó las manos a la cara para ahogar un grito de frustración. inhaló profundamente y poco a poco dejó salir el aire.

—Hasta hace un minuto estaba seguro que estaba locamente enamorado de ti... ahora no se si solo me manipularon para pensar que lo estaba —el rubio se peinaba el cabello con los dedos hacia atrás una y otra vez. — ¿Que no te enseñaron que no debes jugar con serpientes? Son venenosas, te pueden herir.

–No es así, ellos buscaban lo mejor para ti —la castaña también se puso de pie.

— ¿Así que decidieron que lo mejor para mí eres tú? Vaya Granger, creí que eras más lista. Esos tres nos están manipulando a los dos.

—Cuando ellos se acercaron a mi yo ya estaba convencida de lo que sentía por ti —le explicó Hermione intentando ser paciente.

— ¿Y cuándo fue eso? ¿Cuándo decidiste dejar de pelear conmigo y meterte en mi cabeza? —La Gryffindor no respondió, justo así había pasado. — ¿Lo ves? Ellos solo tratan de manipularme. Estoy seguro que verte diferente, pensar en ti todo el día y nuestra horrible cita anterior fue gracias a ellos.

Hermione sintió ganas de llorar, invirtió meses en tratar que Draco se fijara en ella, hizo cada cosa que las serpientes le dijeron que hiciera, confió en ellos y lo peor de todo era que prácticamente les entregó a sus amigos en bandeja de plata y todo había sido en vano.

—Yo estoy tan segura de lo que siento por ti como para dejar mi vida amorosa en manos de tres personas que apenas conozco, estoy tan segura de lo que siento por ti que dejé que mis amigos estuvieran con los tuyos y me alegro porque ahora son muy felices —intentó que su voz no se quebrará pero le resultó imposible, no sabía si estaba desilusionada de Draco o de ella misma por confiar en que lo que hizo resultaría bien. —Cuando aclares tus ideas puedes buscarme... pero no te tardes que no te esperaré eternamente.

Dicho esto se marchó dejando al rubio solo, lo escucho gritar justo como la última cita, cuando estuvo lo suficientemente lejos giro para verlo lanzar los bollos por los aires, patear el suelo una y otra vez y hacer explotar el árbol que él mismo hizo crecer.

Trato con serpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora