Sinceras disculpas y un chocolate.

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Después del incidente mi cabeza no dejaba de dar vueltas, día y noche buscaba una buena excusa para acercarme al rubio y expresar mis mas sinceras disculpas. Y es que, ¿ese es el ejemplo del delegado de la clase A?

Buscaba la ocasión adecuada en todo momento pero esta nunca llegaba a mí, comenzaba a sentirme frustrado.

En cierto momento me acerqué para preguntarle a mi hermano que debería hacer, aun recuerdo su respuesta, un tranquilo: —solo acércate y dile que lo sientes, ya debió pasarse su enojo—sonrió y revolvió mi cabello tal cual lo hacía cuando yo era pequeño.

Tal vez solo estaba sobre pensando, tal vez lo mas sencillo siempre había sido eso. De todas maneras, al día siguiente de ese no hice nada mas que pensar en mis acciones por la tarde.

La hora llegó, rebusqué en mi mochila aquella caja que había comprado con aquellos macaron que tanto me había costado conseguir. Me sentí ansioso al no encontrarla, ¿la había olvidado en la habitación?. Mi respuesta llegó sola al escuchar a Denki ofrecer de aquel delicioso postre que había encontrado en una caja en el piso. Al parecer cuando llegué se cayeron de mi mochila y no me percaté de ello.

A lo lejos vi como Aoyama gustoso tomaba uno, lo probaba y sonreía feliz. Ahora sabía que sí le gustaban. ¿Cómo le voy a explicar ahora que yo los había comprado para él? Gasté todos mis ahorros en la primer caja, no tenía para una segunda.

El timbre de la salida sonó, derrotado, tomé mis cosas y salí del aula, pensando en lo siguiente por hacer.

Me sentía un acosador por saber esto pero por las tardes Aoyama iba al campo de entrenamiento, usando su don por algunos minutos para después hacer entrenamiento físico. Ese sería mi último momento.

Alcé la vista, viendo la máquina expendedora la cual estaban colocando fuera del aula. Miré al profesor vigilando y me acerqué tranquilo. —Profesor— llamé, —¿comenzarán a colocar máquinas aquí adentro?— All might giró vuelta a mi, bajando la mirada debido a su altura, asintió feliz y contestó —la sugerí como apoyo para después de los entrenamientos, así pueden buscar comida mas rápido, aunque no sea del todo sana. Iremos buscando mejores alternativas con el tiempo— lo miré asombrado, ese era el pensamiento de un héroe. Él no veía una simple máquina sino un apoyo para sus estudiantes.

Los hombres que instalaban afirmaron que estaba lista para ser usada, el profesor asintió y les agradeció. Se fueron, dejándonos a ambos solos.

—Joven Tenya, ¿quiere ser el primero en usar la máquina?

Asentí feliz, rebusqué en mis bolsillos regresando a mi cruda realidad, ni siquiera tenía para la máquina. El profesor rio por lo bajo y me extendió un billete.

—Yo invito, joven

Me sentía apenado, esa era una de las razonas por las que no le pedía mas dinero a mis padres, no quería ser juzgado por administrar mal mi economía o terminar con todo en minutos.

—Gracias, profesor. ¿Qué quiere comprar?— pregunté haciendo referencia al dinero que me había dado.

—Intente con un chocolate y acá una botella con agua— señaló los productos, miré los códigos y los seleccioné en la máquina.

Ambas cosas cayeron sin gran problema, le entregué el cambio al profesor, tomé las cosas e intenté entregárselas, siendo rechazado.

—Esos son para usted, disfrútelos— sonreí y agradecí a mi profesor. Rápidamente nos vimos interrumpidos por un grito, Izuku se había roto algo.

El profesor se disculpó y salió de ahí rápidamente en dirección al peliverde.

Volví a lo mío, miré la hora en mi teléfono y partí de ahí directamente a los campos de entrenamiento. Tal cual lo sabía, Aoyama ya estaba ejercitándose.

Me acerqué con algo se sigilo, hablando algo fuerte para ser escuchado.— Aoyama, ¿estás ocupado?— el rubio dio un brinco asustado, volteó hacia mí y frunció el ceño. —Creo que es obvio lo que hago, delegado—eso era cierto.

Sin esperar mas rechazo le extendí el agua, seguido a esto le entregué el chocolate. Me miró confundido unos segundos para después tomarlos.

—Yo lo siento mucho por lo del otro día, no era mi intención te lo juro. Lo que pasa es que me cayó una bolita de papel entre el lente y el ojo, yo no podía ver así que me levanté pero si querer le di un cabezazo a Mina quien me lo devolvió, yo por no ver me tropecé y caí sobre Denki el cual me electrocutó del susto y al intentar caminar mis piernas fallaron por lo cual terminé empujándote sobre la salsa de tomate pero te lo juro que yo no quería dañar tu perfecta imagen lo prometo. Por eso hoy te traje esto, hidrátate y come algo dulce para que puedas terminar tu entrenamiento de la mejor manera y nuevamente perdón— tomé una grande y necesaria bocanada de aire.

El rubio sonrió y tomó el chocolate junto al agua. Se veía reluciente a pesar de estar entrenando.

—Delegado, yo lo perdoné desde aquel día. Gracias por el gesto, no pensé que conociera mis chocolates favoritos.

Yo ni siquiera sabía de chocolates pero era muy temprano para volver a terminar en disgusto con él después de tanto.

—De nada...

¿Cómo podría cubrir esto?

—Hay una máquina recién colocada fuera de nuestra aula, ahí los puedes conseguir.

Aoyama sonrió en mi dirección y agradeció.

—Entonces, ¿sin rencores?—pregunté.

—Claro que sí, delegado.

A mis espaldas se escuchó una voz que reconocía bien, cierto joven eléctrico que se había encargado de frustrar mi regalo.

Las mejillas de Aoyama se tiñeron de un leve color carmesí. Emocionado, soltó mis regalos y corrió en dirección al contrarió.

Vi ambas cosas en el suelo, no me molestaba, aún así, una extraña opresión comenzó a generarse en mi pecho.

¿Acaso soy insuficiente?

N/A.

Tarde pero sin sueño jajajajan't

I found the stars on you [Iidayama]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora