Sentí como mi corazón daba un vuelco y replicaba ante las palabras del contrario. Me aseguré de no abrir mucho la boca ante tal sorpresa antes de voltear a verlo. Mi pensamiento se encontraba confundido, ¿Qué era esto? lo más probable es que mi compañero de clase hubiera sufrido un arranque, el comentó que había tenido un día complicado y no quería mal interpretar las cosas.
¿Qué?—salió de mi boca a modo de pregunta, confusión y aclaración. Estaba mas que claro que aquello no era algo esperado por ninguna de las partes involucradas, lo confirmé en cuanto vi la cara sorprendida de Aoyama enrojecerse.
Hablé sin pensar—confesó el contrario con claro nerviosismo. Cubrió su rostro buscando no ser muy notorio, claramente fallando en eso.
Aclaré mi garganta anunciando de cierta forma las palabras a decir en los segundos siguientes. Suspiré y miré al rubio nuevamente.
¿Me podrías explicar lo que quisiste decir?—volteé para poder verlo de una forma más cómoda. El solo suspiró y se recargó en el respaldo del sillón.
—Te explicaré pero olvídalo después, ¿okay?
Asentí sin dudarlo, tal vez el quería que yo tomara mi papel como delegado, se lo preguntaría al final.
—Desde que comenzamos a hablar me esforcé en gran manera para poder llamar tu atención, hice poses, tomé tus manos, sonreía y procuraba verme mejor para ti. A pesar de todo mi esfuerzo tu solo seguías diciéndome "Buen trabajo" y solo revolvías mi cabello, arruinabas el peinado que tardaba haciendo para ti.
El rubio hizo ademanes mientras hablaba, imitando la voz del delegado cuando fue necesario y así mismo sus movimientos de mano, en cierto punto incluso se desacomodó el cabello soltando un quejido mientras alegaba que ese peinado era así también para el delegado.
—Y a pesar de todo tu no te diste cuenta y terminé lleno de comida.
—Yo lo siento mucho por eso, si es necesario que me disculpe de nuevo yo-
¡No!, yo no quiero disculpas—replicó con un tono de voz algo molesto, sonando encaprichado a cierto punto. —Quiero que me invites a salir, quiero que me correspondas. No quiero seguir recibiendo chocolates de alguien más, quiero que seas tu el encargado de hacerme sonreír y quiero ser yo quien te haga sonreír a ti. ¿Tanto aumento tienes que no me notas?—hizo un puchero algo extraño y tierno al terminar su frase, pasó su mano frente a mis lentes como si yo no lo notara.
No pude evitar reír, solté una carcajada desde lo profundo de mi ser ante el alivio que sentía, ¿entonces era amor?
Aoyama, el chocolate en realidad era de mi para ti, error de comunicación—sonreí un poco acomodando mis lentes que se habían ido cayendo conforme pasaba el rato.
El contrario volteó asombrado y sonrió.
¿Me estás diciendo qué pude ahorrarme un vergonzoso discurso?—bufó molesto, avergonzado y más ruborizado que nunca. —No, me gusta verte así, hubiera esperado por el de todas formas—comenté feliz, sonreí.
El rubio tomó mi mano la cual reposaba sobre uno de los cojines del sillón, la miró con atención y luego entrelazó sus dedos con los míos.
¿Y ahora?—preguntó con cierto nerviosismo en su voz.
Tenemos que conocernos más, salir a algunas citas, hablar. La mejor manera de hacer las cosas mal es sin conocimiento previo—apreté ligeramente la unión de nuestras manos para hacerle sentir mi apoyo.—Prometo que llegado el momento haremos todo oficial, ¿si?.
Me incliné ligeramente para dejar un beso sobre su frente a señal de promesa a cumplir, me gusta tener una forma simbólica de cerrar las promesas hechas y hoy decidí entregarle este esfuerzo a Aoyama.
Confío en usted, delegado—sonrió cerrando los ojos ante el contacto en su frente, suspiró y se recargó en mi hombro sin soltar el agarre de nuestras manos.
Bueno, ¿Qué te parece si pido pizza? Hagamos que nuestras citas cuenten desde hoy, ¿te molesta si es así?—pregunté mientras miraba nuestras manos entrelazadas, se sentía bien. —Claro que no me molesta, esperé mucho por esto, lo tomo—bromeó y volvió a tomar su teléfono para ordenar.
—Prometo llevarte a un buen lugar después.
—Más le vale, delegado.
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I found the stars on you [Iidayama]
ФанфикLa vida llega a tener altibajos, momentos inconvenientes que inclusive llegan a sentirse innecesarios. Tenya Iida siempre tuvo un orden estricto en su vida, en su futuro. Cada día una nueva decisión previamente planeada llegaba a él, decisión la cua...