VIII. : The bride's nightmare begins

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Su vientre ardía y ardía como ácido intolerablemente, su sien bañada en su propia sangre con una herida abierta, su corazón latiendo a mil por hora al igual que un insoportable dolor de cabeza. Delirando sin reconocer la realidad o en su cabeza, Elizabeth yacía tirada en el rasco suelo como una muerta.

Le molestaban unos puntos blancos, como luces que deleitaba con un inmenso fastidio, sintiendo un leve aire doloroso recorrer en su cuerpo sin poder reaccionar más que solo su delirio. Parpadeo unas cuantas veces más hasta revivir su consciencia y mirar el soso color del techo del que es su "hogar".

De pronto todo la aflicción que emanaba calladamente su cuerpo "muerto" rebrotó para tenderle una carga muy muy desgarrador, chilló y gimoteó del dolor reincorporándose del piso sin saber que ha pasado. Su mente estaba cegada, ¿Qué ha pasado? ¿Cómo acabó de esta forma?

Confusión

Miró a sus lados y comparándose con ella misma. Estaba rodeada de desgracias.

El cuarto de matrimonio era irreconocible, cortinas arañadas, tapetes maltratados, frazadas destendidas, telas desgarradas de forma feroz como por un animal, objetos decorativos y de valor inalcanzable esparcidos en el piso hechos añicos, en general, daños materiales. No obstante, solo una cosa capturó la atención total de Elizabeth, que la hizo encender una alarma de peligro. Sangre.

Sangre, manchas de sangre. Tanto pequeñas como inmensas salpicadas brutamente por los lares del cuarto.

Elizabeth sintió nauseas, el aroma de sangre la hizo revolver el estomago pero contuvo sus arcadas y vómitos como pudo, tragó en seco mientras que intentaba respirar en el pesado ambiente. Aún cuando la sangre era algo que debiera de tener normalizado en su cabeza, le seguía generando asco, un repudio que solo hacía que su mente se nublará o que su sensible estómago comenzará a arder. Se sujetó el vientre al sentir que le daban vueltas y vueltas. 

No solo contuvo los vómitos, sino un grito de miedo.

Su alcoba era solo la punta del ice berg.

Con sus temblorosos pies salió de su pieza con todo el asco que podía contener, para observar que había más que el tener que soportar. Las manchas de sangre salpicadas en los muros eran la principal atracción de horror, con indicios de violencia altamente agresiva por los lares, le recordó como si atacará un oso salvaje o un león. Una bestia, podría ser.

Siguió encaminada por el rastro de agresión hasta salir de la habitación, afuera no hubo mucha diferencia, pero el aroma nauseabundo invadía sus fosas nasales que amenazaban con debilitar su cuerpo y asquearla por completo. Más destrozos por todos lados, como cuadros y paredes brutalmente rasgadas o vidrios filosos por todos lados, Elizabeth tuvo que tener cuidado por donde pisar para evitar lastimarse. El escenario solo perturbaba Elizabeth y sus instintos gritaban con que ella ella vociferará por ayuda o de terror, pero por alguna razón la voz no le salía por la garganta.

¿Tan shockeada quedó que hasta la voz se le esfumó de su ser?

Llegó al vestíbulo de la mansión, otro escenario hecho ruinas,  la araña del techo estaba estampado contra el suelo, cristales rotos en el piso, zarpazos, la sangre estaba por todos lados, una aroma asqueroso que le revolvían las entrañas...

Y una persona.

Lizzy jadeó al ver esa figura, bajó corriendo las escaleras y no le importó si llegaba a cortarse las plantas de los pies, el instinto de acercarse a ese cuerpo fue mucho mayor. Al llegar, la persona yacía bajo la araña dorada, ella como pudo movió la araña con sus fuerzas para poder apartarla lo suficiente para poder visualizar a la persona. Sentía como su sangre comenzó a helarse y todo su mundo roto tiritando más y más, en algún punto su mente se nublo y parecía comenzar a romperse.

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⏰ Última actualización: Oct 15 ⏰

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Married demonized (Ciel Phantomhive y Elizabeth Midford)||KuroshitsujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora