II. : Wife's worry and pain

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Desde aquel fatídico accidente de los Phantomhive, la ilusión de Elizabeth era hacer regresar la bella sonrisa y alegría de su futuro marido, recordaba los miles de intentos que ella hacía para al menos sacarle una risita para aquel joven conde.

Eran demasiados que llegó a ser su deseo obsesivo, aquella mansión, desde lo más que pueda recordar del pasado, estaba repleta de alegría por cada rincón del lugar. Era tan terrible la tragedia que provocó.

Ahora, actualmente, en una disposición de una mujer, condesa Phantomhive y esposa de su demoniaco marido, sentía que era su obligación poder complacerlo en todo lo que ella pudiera.

Desde que el secreto del demonio viviente como su prometido, le fue duro poder tragar aquella verdad, era totalmente imposible, hasta daba miedo con ese hecho. ¿Quién sería capaz de casarse con un ser lazado al infierno y todos los males del mundo?

Pese a la dura verdad de esta nueva realidad que confrontaría, aceptó sin remordimientos o duda alguna, si su amor por él era nato, entonces había nacido destinataria para ser la compañera por todo el resto de su vida.

Suene que la relación entre una humana pura de corazón, y un humano transformado a un demonio suene bastante exótico, hasta se podría decir interesante de un punto de vista al romance de la ficción.

Resultó ser algo bastante... peligroso y toxico el ambiente. Si es que se pudiera describir la punta del ice berg.

Las marcas de heridas recorridos por el frágil cuerpo de la doncella de ojos verdes, eran el resultado de las veces que inexplicablemente hubo una violencia entre ella y su marido. No era de decir que esto tuviera el conde demonio con intensiones, era algo complicado de describir lo que rondaba en su cabeza.

Aquellas marcas normalmente eran formadas cuando tenían sexo, nada más ni nada menos que en aquel acto entre marido y mujer.

Era un milagro de que Elizabeth sobreviviera luego de copular con el conde Phantomhive, a decir verdad si tuviera que describir el acto, era bastante brusco y lleno de adrenalina, hasta un nivel de masoquismo que es practicado mayoría de veces. Las marcas se pudieran decir que son profundos chupetones que dejaba Ciel a su esposa, pero observándolos de otra manera, parecían más como si hubiera sido atacada por un animal salvaje.

O más bien, el animal salvaje sería Ciel.

Desde luego de su temporada de Luna de Miel, no fuera mucho que era inmensamente doloroso para la rubia, sacaba fuerzas de donde sea para al menos salir de la cama y tomarse un baño. Ahora no solo era el problema que su marido se iba matutinamente temprano, sino ahora esto.

Las heridas eran muchas, se llegarían a malinterpretar que Lady Phantomhive sufriera agresiones por parte de su marido, eso la conllevo a tener que usar ropas bastante cerradas. Hermosos vestidos pero con la peculiaridad de que cubrieran zonas especificas de su cuerpo.

Desde su espalda, su pecho, parte de sus hombros y hasta sus piernas, tan solo ese tipo de vestidos llevaba cuando salía a festividades o a fiestas de galas organizadas por otros nobles o la monarca de Inglaterra misma.

Pero dentro de la mansión, tenía absoluta libertad de poder usar tanto vestido que se le plazca, tuvo que adaptarse a este habito que sería eterno para Lizzy. Pero, era eso, o que su marido llevará una muy mala imagen con la sociedad al igual que ella.

En situaciones inesperadas el conde Phantomhive podría fácilmente hacerle el amor en donde están, normalmente en su cuarto matrimonial, pero hubieron casos donde tuvieron que estar en otros lados como para realizar su coito.

Married demonized (Ciel Phantomhive y Elizabeth Midford)||KuroshitsujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora