Domingo » Juan Pablo Villamil (Morat)

11. ¿Quién soy yo para ti?

So it's gonna be forever

Or it's gonna go down in flames

You can tell me when it's over,

If the high was worth the pain

(Blank Space - Taylor Swift)

Danny, el guitarrista con el que intercambio turnos en la banda, me presta su guitarra para que toque dos canciones con los chicos en el escenario del bar.

Me recargo en la espalda de Sebas mientras él hace una interpretación bastante magistral de Welcome to the Jungle. Es una de las canciones que más me gusta tocar, y a pesar de que hubo un punto complicado en nuestra historia, he tocado con Sebas por muchos años y nos entendemos muy bien arriba del escenario.

Me pone una mano en la cintura mientras agito mi pelo al ritmo de la música. Luego nos inclinamos uno hacia el otro mientras él ruge el final de la canción.

Le doy un golpecito con el pie a la pedalera de Danny para hacerme un poco la diva con un solo al final.

- Y con ustedes, directamente desde Medellín... ¡Valerie Martínez! – Me presenta Sebas, mientras avanzo al centro del escenario y convierto el final de la canción en mi solo improvisado.

El bar es un local grande y está lleno hasta los topes, y la gente me aplaude y grita mientras se mueven al ritmo de la música.

Es una energía completamente distinta a la de hace 3 horas en el teatro y, aún así, lo adoro.

Cuando terminamos, saludo a la gente y dejo que Sebas me abrace antes de bajar del escenario y devolverle su guitarra a Danny. Cuando llego a la mesa, Martín y Steph ya han llegado. Ella me está mirando como si fuera un alien.

- ¿Qué? – Le digo mientras me levanto el pelo en un moño porque estoy sudando

- Cuando dijiste que tocabas guitarra, no dijiste que era de esta manera. ¿Hay algo que no hagas bien? – Reniega ella

- Nop. Nuestra Val es perfecta – Interviene Jeremy

- Cállense, bobos – Los reprendo – Muchas gracias por estar aquí esta noche

- Salud, nena – Celebra Jen, mientras me pone un vaso de tequila con una rodaja de limón en la mano

- ¡Salud! – Exclamamos todos, chocando nuestros vasos

- Pick, ¿hablamos un segundo? – Me pregunta Martín, inclinándose hacia mí

- Claro – Asiento, y tomo su mano para que me arrastre entre la gente hacia el exterior del bar.

Es una rara noche cálida en Bogotá y la calle ruge de vida a esta hora. Me recargo en el barandal que rodea la especie de porche delantero que tiene el bar, mientras Martín se detiene frente a mí.

- ¿Qué pasa, bebé? – Le pregunto

- ¿Qué pasó con Villa?

- Le pregunté por Gabriela

- ¿Y qué le dijo?

- Que no puede decirme quien es ella para él

- ¿Y usted puede decir quién es él para usted?

- No sé, y supongo que no lo tendré que resolver, porque no voy a meterme ahí Marto. No con una mujer que puede volar a España con él cuando le dé la gana. No me voy a poner a mí misma en esa posición de estresarme cada vez que esté con ella