Capítulo 16: Grimmauld Place

2.6K 317 29
                                    

Había pasado el examen, sabía que el esfuerzo había valido totalmente la pena, y eso era una de las únicas razones por las que había escrito a Regulus, quien había respondido al instante, diciendo que estaba tan orgulloso de él, que esperaba poder verlo pronto para festejar con Arwen, Kreacher y los otros elfos de la Mansión. Además de aquello, le había contado sobre Harry, al fin se había animado a hacerlo, y Regulus pareció ignorar todo eso con todas sus fuerzas, como si no le hubiera importado en lo más mínimo.

Se había sentido mal al principio, hasta que Harry le dijo que Sirius había reaccionado igual a la noticia, pero que realmente no importaba, ya que lo único que debían tomar en cuenta era su propia opinión.

Draco estaba de acuerdo en cierto punto, pero no tenía intenciones de dejar que Regulus ignorará a su novio, mucho menos cuando tenía planeado presentarlos formalmente algún día.

Aunque dudaba mucho que en esos momentos tuviera que preocuparse por eso, no cuando estaba tomando su abrigo y acomodando su mochila en sus hombros para ir con Harry y su familia al campo.

Su madre le había dejado ir con la condición de que se divirtiera. Su padre, en cambio, no sabía nada, y había acordado con su madre que le dirían dos horas después de que se fuera, así no podría negarse ya que ya estaría allá.

Era un muy buen plan si lo pensaban bien.

—Adiós, mamá —dijo, dejando un corto y rápido beso en la mejilla de la mujer, que aún estaba un poco dormida sentada en el sofá, bebiendo una taza de café—. Recuerda verificar si Arwen y los demás elfos están bien.

Narcisa asintió con suavidad, tomando su mano para presionarla un poco.

—Cuídate, cariño —murmuró cansada, soltando un bostezo justo después. No había sido buena idea hacerla despertar a las cinco de la mañana—. Recuerda escribirme todos los días.

—Es imposible que lo olvide —rió, tomando los Polvos Flu para dirigirse a la chimenea—. Voy a extrañarte.

—¡Nos vemos! —exclamó en un susurro con un tono catarin, moviendo su mano suavemente de un lado a otro.

Él hizo el mismo gesto mientras conectaba su Red Flu con Grimmauld Place, en donde Harry le había dicho que le esperarían. Se había acostumbrado mucho a los viajes en chimenea, especialmente con todos esos viajes que hacía a la casa del tío Reg.

Lo primero que vio cuando llego a la casa de Sirius fue a Harry intentando estar despierto mientras golpeaba con un ritmo constante sus piernas.

Se quedó parado frente a él durante un rato, quitándose la mochila poco a poco, intentando no hacer ruido, esperando con paciencia a que notará su presencia y dejara de cerrar los ojos e intentar volver a abrirlos. Y como si le hubieran dado el susto de su vida, Harry se giro rápidamente con la varita apuntando hacia él. Chilló tanto indignado como asustado, dejando caer la mochila al suelo para levantar los brazos arriba, como si de un criminal frente a un auror de tratara.

—¿Qué mierda haces? —susurró irritado, frunciendo el ceño mientras veía a Harry sobar sus ojos, sin bajar la varita—. ¡Casi me matas! —Harry pareció reaccionar después de eso, pues sonrió ampliamente, olvidando todo rastro de sueño.

—¡Llegaste! —exclamó, extendiendo sus brazos hacia los lados. Draco alzó una de sus cejas, dando pequeños pasos hacia su novio.

—Por supuesto que llegue, ¿creíste que te dejaría plantado?

—Quizás —murmuró, pero Draco pudo escucharlo a la perfección. Detuvo su andar solo para volver a fruncir el ceño y cruzarse de brazos—. ¡Pero sabía que no te atreverías a dejar a Remus plantado!

Dieciséis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora