Eddie Brock era un pequeño de 9 años caminando de vuelta a su hogar. Volvía del colegio lloroso y moqueando, a paso acelerado intentando huir de personas que, sabía, no le estaban persiguiendo.
Sus compañeros eran groseros con él, lo insultaban, lo empujaban y nunca había un porqué claro. Algunos lo hacían por su físico, escuálido y bajito, con ojos grandes y labios gruesos, comparándolo con las niñas. Otros lo hacían por ser "un maricón", al igual que solía llamarlo su padre, riéndose de él múltiples veces por verlo llorar de miedo ante los hostigadores. Otros lo hacían simplemente porque podían, porque Eddie era más pequeño y tanto burlarse de él como golpearlo era fácil.
A su corta edad era consciente de que su madre había muerto durante el parto, difícil sería no enterarte cuándo te lo repiten casi cada noche. Entró a su casa y estaba vacía, generando una nueva decepción que provocó un pequeño puchero en sus labios. Fue hasta su habitación, sacando del fondo de su cajón de ropa interior una foto de una mujer super guapa. Era alta y esbelta, tenía el pelo obscuro y atado en un recogido desprolijo y su sonrisa era reluciente mientras mostraba a la cámara lo que estaba comiendo. Se abrazó a la imagen de una mujer que nunca podría conocer, disculpándose silenciosamente por haberla matado.
Su padre llegó dando un portazo, provocando un respingo en Eddie mientras ocultaba la fotografía a gran velocidad. Se acercó al hombre que apoyaba las bolsas de la compra en la cocina con un pesado suspiro. Le tomó unos segundos decidir que decir.
- ¿Cómo fue tu día?
Su voz fue suave y cuidadosa mientras el hombre lo miraba con el ceño fruncido por la interrupción a su silencio. Se dio la vuelta, ignorando a su propio hijo mientras guardaba la compra con total tranquilidad.
- ¿Qué compraste?
- ¿Y qué mierda te importa?
El hombre, contrario al niño, había sido brusco y seco, casi escupiéndole sus palabras. Aun así, Eddie no desistió, animándose cuándo vio un paquete de obleas en la grande y pesada mano.
- ¿Puedo comer una? - La emoción había sido inevitable mientras señalaba las galletas. Su padre las guardó en silencio. – por favor, papá. Por favor, por favor, por favor, por favor.
El niño daba pequeños saltitos en el lugar, rogando por un aperitivo a media tarde, mientras el hombre seguía ignorándole, cada vez más impaciente por la chillona voz a sus espaldas. Una cachetada llegó, fuerte y dolorosa, cuando finalmente se dio la vuelta para mirar a su primogénito.
- ¡CALLATE DE UNA VEZ! Dios me ayude si tengo que volver a escuchar tu molesta voz de mierda. – El niño, sosteniendo su propia mejilla soltó algunas lágrimas, con el rostro rojo de vergüenza y la mirada baja - ¡¿Ya estás llorando?! Mierda que saliste blando, maricón hijo de puta.
Con un denso suspiro se apoyó contra el mesón, bebiendo la primera cerveza de la noche. Observaba a su hijo llorar en silencio mientras se frotaba la zona de impacto, con el ceño fruncido y los labios apretados en una mueca de molestia. Esto le causó cierta gracia al adulto, sacando una galleta de las repisas.
- Ey, niño ¿Quieres?
Se la ofreció observando como los ojos azules se abrían emocionados y una renovada sonrisa decoraba el aun enrojecido rostro. Asintió con la cabeza, acercándose para aceptarla, creyéndola un gesto de reconciliación. Carl aprovechó el movimiento y le pegó esta vez con los nudillos a su hijo. Eddie retrocedió, mareado por el impacto, sorbiendo por la nariz mientras el dolor se esparcía por parte de su pómulo. Corrió a su habitación, confundido por el golpe, y se escondió debajo de sus mantas. Aferrado a su almohada lloro hasta caer dormido.
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Eddie Brock - Venom
FanficEddie Brock era un niño con una familia particular. Su madre muerta tras su nacimiento y su padre culpándolo por éste accidente, enseñándole a muy temprana edad lo que es sentirse paralizado por el miedo. - Abuso infantil -Abuso sexual - Se centra m...