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Eddie Brock era un adulto que se encontraba en exactamente la misma situación que de pequeño.

Despertó por una combinación de muchas sensaciones, de golpe y alarmado. Primero estaba Venom revolviéndose en su interior ansioso, podía percibir su ira contenida únicamente para no ganarse el odio del periodista, intentando advertirle sin actuar por cuenta propia. Luego estaba la asfixia y el dolor en su cadera y recto, ambas culpa de su padre, el hombre al que nunca se había atrevido a mirar directamente en estas situaciones. Y para empeorarlo, estaba aquella respuesta involuntaria que tanto le asqueaba; su propio pene erecto contra su abdomen. Observó con horror al viejo entre sus piernas, sintiéndose tan pequeño e indefenso cómo a los once años de edad, anhelando aferrarse al lejano martillo cómo único método de defensa. Pero ahora, se obligó a recordar, no era ese niño y el martillo era parte de su ser, acompañándolo a todas partes como una garrapata espacial.

- Venom...

El susurro fue quebradizo y demasiado bajo, apenas escapando entre las lágrimas que le nublaban la vista y los hipidos que se esforzaba en contener. El simbionte no se hizo esperar, cubriendo con su manto al hombre que no cesaba de temblar, ante los horrorizados ojos de su progenitor. La enorme figura se alzó por sobre el viejo y lo agarró por el cuello, alzándolo sobre el suelo a la vez que lo ahorcaba, escuchando los sollozos de su humano y desesperado por consolarlo, ansioso por una merecida venganza, lenta y dolorosa. Enredó la larga lengua en el brazo izquierdo de su víctima mientras éste pataleaba en un intento patético por zafarse, regodeándose en el pánico del hombre.

- ¡Venom no te lo comas!

- ¡Dijiste que podía intervenir! – gruñó el alienígena – Nos volvió a hacer daño por culpa de la bondad de Eddie, nosotros no lo permitiremos.

Y, a pesar de saber que esto generaría un conflicto con su pequeño humano de ojos azules, devoró la cabeza de Carl Brock, dando fin a sus abusos contra Eddie de una vez por todas.

- ¡VENOM!

El grito había sido poderoso y desgarrador. Salió de la angustia y desamparo, arremolinándose en la boca de su estómago, vibró entre sus cuerdas vocales y escapó de entre sus labios, dejando un rastro de fuego por su paso. El mencionado se encondió, dejando al periodista arrodillado sobre el charco de sangre de su propio padre, llorando aun más fuerte, furibundo con todo lo que lo rodeaba.

- ¿QUÉ MIERDA HICISTE? – la falta de respuesta provocó que encorvara más la espalda, llegando a tocar el suelo con la frente – ¡ÉL ERA MI FAMILIA PARÁSITO IMBÉCIL! Es todo lo que tengo, ¡Todo lo que me quedaba y acabas de arrebatármelo!

Eddie lloró hasta el amanecer, insultando y gritando al aire. Quejándose con Dios, si es que era real, por no haberlo ayudado antes, insultando a Carl por haber sido una escoria durante los 15 años que permaneció a su lado, desquitándose con Venom porque nunca podría tener una familia normal y por sobre todo, odiando al niño que siempre había estado dispuesto a darle otra oportunidad a su padre, convertido en un adulto igual de ingenuo.

Eddie Brock - VenomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora