6. Jugando en el barro

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6. Jugando en el barro.

   — ¡Tío Speedwagon, tío Dio, saltemos en el barro!

   Los pequeños hijos de los Joestar tiraron de los brazos de los mayores; George de Speedwagon y Elizabeth de Dio.

   Los dos compartieron una mirada, Dio negaba y Speedwagon insistía, el menor cedió y Robert asintió, ambos corrieron con los dos menores hacia cualquier charco. El cuarteto se sumergió en una charco, el agua marrón salpicaba e incluso trozos de tierra húmeda se adheria a sus ropas. Risillas escapaban de los labios de los menores, Robert jugaba como un niño y Dio... Dio estaba ahí, de pie, sin saltar ni jugar, esquivando a los niños para que no le mancharan.

   Claramente el rubio mayor lo notó y, disimuladamente, fue acercándose a él para tomarlo de la ropa y tirarlo al charco. Dio gritó y Speedwagon se colocó encima de él, manchándole las ropas y la cara.

   — ¡Robert!

   El otro reía hasta que esas grandes manos lo tomaron de las caderas y giraron en el lugar, ahora fue turno del mayor para ser manchado hasta el cansancio.

   Minutos pasaron y Speedwagon notó que el agarre de su pareja era flojo. Esos ojos ámbar lo miraron con intensidad, una media sonrisa salía de sus labios manchados. El Brando se agachó y besó los labios de su amante siendo correspondido al instante, suavemente metió su mano por debajo de las ropas del mayor cuando escucharon un gran "oh" perteneciente de los niños.

   Se separaron y dejaron el suelo, cubiertos del barro del charco.

[...]

   — ¡Son peores que los niños! —Jonathan rio mientras limpiaba a Speedwagon.

   Dio solo refunfuñó. Speedwagon rascó su nuca, sonriendo.

DioWagon Week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora