LA IRA ES ALGO QUE Kennedy no pudo evitar irradiar mientras contaba las veces que su teléfono sonó en la última hora y media. La casa estaba en silencio ya que ella seguía siendo la única en ella. Había pasado un día desde la traumatizante experiencia en la casa de John B y Kennedy se negaba a abandonar la seguridad de su habitación. La ansiedad se arrastró por su piel, preocupada de que le pasara algo malo. Si no salía de su habitación, no tendría que enfrentarse a nada, y estaba contenta con eso.
Kennedy sintió paz por primera vez desde todo lo que estalló ayer, se recostó en una silla en su balcón con un porro suavemente inclinado entre sus dedos. Escuchó el zumbido de los autos que pasaban pero no les prestó atención. Las cosas eran de consuelo, hasta que Riley comenzó a llamarla incesantemente. La kook rubia había estado ignorando al chico desde que, sin saberlo, puso su vida en peligro en casa de John B. Kennedy nunca pensó que sentiría ira hacia su mejor amigo, pero aquí estaba, ignorando las constantes llamadas, mensajes de texto y mensajes de voz del chico.
Esperaba que se cansara y eventualmente dejara de llamar, ella quería evitarlo hasta el último segundo posible. Era lo que más le gustaba hacer. Era reconfortante postergar hasta el último segundo, era lo que la hacía sentir más relajada en situaciones llenas de ansiedad. Kennedy debería haber sabido que la gente nunca la dejará en paz por completo.
El portazo de la puerta de su habitación la hizo saltar, su estómago se hundió instantáneamente, los recuerdos de ayer finalmente llenaron su cerebro. Con las rodillas temblorosas se puso de pie, entrando nerviosamente en su habitación. Toda la ansiedad se desvaneció de su cuerpo al ver a Riley entrar en su habitación con una mirada de frenesí.
—Kenn, ¿por qué diablos no me has respondido?
Kennedy le envió una mirada aburrida mientras tomaba un golpe de su contundente. —Realmente no eres una prioridad para mí en este momento.
Riley puso los ojos en blanco sabiendo que sus palabras estaban destinadas a lastimarlo, pero él sabía que ella no lo decía en serio. •Kennedy, lamento lo de ayer, no tienes idea de lo culpable que me siento por eso.
