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TaeHyung no bromeaba cuando decía que no se rendiría y lo daría todo de sí para conquistarme.

Durante los siguientes ocho meses, me estuvo llevando a tantos lugares, tan variados y con diferentes propósitos, pues algunos eran citas casuales (que nos quedábamos en su casa a ver pelis o simplemente pasar el tiempo), otras más elegantes (como cuando íbamos a cenar a algunos restaurantes y asistíamos a salones de baile), e incluso algunas en grupo (cuando nos juntábamos con Kiara y JungKook, NamJoon y RyuJin, SeokJin y JiSoo (que nos sorprendieron a todos con su repentina relación amorosa) y SoYeon y su novia Cass, que resultó ser la prima de Kiara).

Habían sido meses estupendos al lado de mi amante, y aunque por parte de mi marido no faltó el sexo bimensual y uno que otro mimo cuando coincidíamos en los días libres, notaba la diferencia.

Pero jodidamente los seguía amando a los dos.

Eso era un gran problema.

Pero bueno...cada vez estaba más cerca de escoger a uno solo.

Y aquel día todo había quedado bien claro para mí, mas ya era demasiado tarde.

Era mi jornada de descanso, y supuestamente la de JaeByul también; y digo supuestamente porque se había pasado toda la mañana pegado a la maldita computadora y ni siquiera me prestó atención cuando le pasé por delante con el bikini más provocador que tenía cuando aparentemente decidí ir a la piscina.

Intentaba justificarme pensando que, a pesar de no rechazarme, a JaeByul no le había gustado mi tatuaje y de las tres o cuatro veces que me vió desnuda, lo cubría con una sábana.

Menudo idiota, había dicho TaeHyung y lo habían apoyado mis amigos...y la verdad es que hasta yo les daba la razón.

Permanecí en una de las tumbonas de la piscina luego de haberle enviado una foto a TaeHyung (a la cual reaccionó con millones de corazoncitos y emojis de fuego) y, cansada luego de ver que JaeByul ni si quiera andaba por la zona, suspiré y me coloqué de pie mientras le volvía a escribir a mi amante y le pedía vernos en el lugar de siempre en media hora, propuesta a la que accedió gustoso.

Mi corazón ya había tomado una desición. Se había cansado de tantos hechos.

Era consciente de que había sabido elejir correctamente.

Apenas y le mencioné a JaeByul que saldría cuando le pasé por delante para ir a la puerta y salir al garaje.

Fueron unos veinte minutos de viaje hasta el hotel de JungKook, y no tardé mucho tampoco en llegar a la misma habitación de siempre, y como de costumbre, tomaba las escaleras dado que era más seguro si no quería que nadie me reconociera.

Para cuando llegué a nuestra habitación, sonreí gustosa. Frente a mí tenía un montón de flores, tanto rosas como margaritas, y apenas levanté el primer ramo, la puerta se abrió y un sonriente TaeHyung me recibió.

Apoyando el peso de su cuerpo en el marco de la entrada, me extendió una de sus manos y tomó la mía, besándola luego.

-¿Me extañaste?

Su pregunta me hizo volver a colocar el ramo en el suelo y lanzarme a sus brazos, colgándome de su cuello.

-Mucho.

No tardé en comerle la boca y aún en medio de aquello, él logró cerrar la puerta.

Estábamos dispuestos a seguir con nuestra fiesta en la cama, pero el llamado insistente a la puerta nos sacó de nuestra burbuja en un santiamén.

Jamás nos habían interrumpido cuando estábamos allí. Por ello, un inevitable mal presentimiento me oprimió el pecho.

Como todo el caballero que es, TaeHyung fue quien dió los pocos pasos que había que dar para abrir la puerta y enfrentar a la persona del furioso llamado, pero ambos quedamos petrificados apenas tuvimos vista plena de dicha persona.

JaeByul tenía los ojos inyectados de lágrimas y furia contenida.

Su mirada rápidamente se posó en TaeHyung y luego pasó a mí.

-Te espero abajo en mi coche. Tienes cinco minutos.

Sin más que agregar, se fue de allí, dejándonos a TaeHyung y a mí con una mueca de frustración y sorpresa.

Sus brazos volvieron a arroparme y los míos rodearon de nueva cuenta su cuello, donde también escondí mi cabeza.

-Se acabó, Tae.  Lo siento. Esto no puede seguir...

-¿Es porque no me amas?

-No, bonito-las lágrimas ya habían empezado a correr por mis mejillas y comprobé que era igual con él cuando alcé mi cabeza para hacer coincidir nuestras miradas-. Yo te amo...mucho, mucho. Lo lograste. Lograste que te eligiera, TaeHyung.

Sus labios temblaron y rompió en llanto, siendo ahora él quien escondía el rostro en mi cuello.

-Pero si te debo dejar ir...es porque quiero protegerte-sorbí mi nariz y comencé a acariciar su nuca-. Sé que suena cliché y todo...pero JaeByul tiene el orgullo herido y créeme cuando te digo que es peligroso. No es la primera vez que pierde los estribos y termina golpeando a alguien. Muchas veces fui yo y hasta su propia madre, pero ahora serás tú su objetivo y puede matarte si se lo propone. Por eso es mejor que nos alejemos. Prométeme que te vas a cuidar mucho.

-No es justo que te deje sola ahora con ese hombre que puede lastimarte. Estarías con él contra tu voluntad.

Nuestros ojos llorosos se volvieron a encontrar y yo sólo sonreí ladina y negué con la cabeza mientras acariciaba sus mejillas.

-Tranquilo. En cuanto todo se calme, me divorciaré y te buscaré.

Ninguno de los dos dijo nada más, y nos despedimos en la puerta de aquel cuarto que tantas veces nos sirvió de guarida con ojos tristes y empapados, regalándonos un último y pasional beso con la esperanza de que no fuera tanta la espera.

Esa tarde cuando llegué a la que hasta entonces era mi casa, JaeByul me estuvo zarandeando mientras me gritaba que me perdonaba por el "desliz" a pesar de saber que mi idilio tenía casi un año ya, me repetía una y otra vez que jamás me daría el divorcio, que yo sólo era suya así como él mío, y que a partir de ese momento me tendría vigilada. Luego me mandó a tomar un baño porque "se negaba a besarme luego de que lo hiciera ese otro".

Sabía que mi posición era difícil y que sufriría bastante, pero había algo con lo que JaeByul no podía, y esos eran mis recuerdos, la huella de Kim TaeHyung en mi piel, y no dudaría en hacer uso de ello para sacarlo de quicio y lograr que me diera lo que tanto quería: mi libertad.

Él no era nadie para prohibirme nada, pero por el momento no podía llevarle la contraria.

No mentía cuando le decía a TaeHyung que JaeByul no sabía controlar su furia. Era un milagro que no me hubiese ahorcado.

Debía esperar a que su ego herido se recompusiera lo suficiente para poder dar mis pasos desicivos.

Porque dejar ir a Kim TaeHyung no era una opción.

ᏆΝҒᏆᎬᏞ ᯾ ᏦᏆᎷ ͲᎪᎬ ᎻᎽႮΝᏀ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora