ᎬᏢᏆ́ᏞϴᏀϴ

379 31 71
                                    

Si bien el agua tibia que caía de la ducha nos mantenía en calor, habíamos llenado el baño de vapor con nuestro ajetreo.

Y la verdad me importaba mierda cuando se trataba de un íntimo momento entre mi esposo y yo.

Sí, mi esposo, Kim TaeHyung.

Habíamos pasado por mucho, y luego de nuestra huída, el proceso de mi divorcio había sido complicado hasta la llegada de un fuerte amor a la vida de mi ex pareja. Finalmente habíamos hecho las paces y mi plena libertad se me había sido concedida logrando regresar por fin a mi país natal, por lo que mi actual esposo y yo no dudamos en planificar nuestra unión legal, todo eso llevándonos a ese preciso momento, donde mi eterno amante me tenía enganchada a su cintura y contra la pared, menéandose salvajemente estando completamente enterrado en mi interior.

Nuestras pieles empapadas por el sudor y el agua creaban un delicioso sonido que acompañaba al morboso de nuestros sexos chocando y nuestras bocas comiéndose mutuamente y dejando escapar guturales sonidos.

Seguía encantándome ser suya, y seguíamos teniendo la misma conexión al punto de que no teníamos casi límites a la hora de amarnos de la manera más pasional posible. Y con eso me refiero a que sólo habían cinco límites en específico, pero siempre buscábamos la manera de no incluirlos en nuestros derroches de amor y sudor.

Sus piernas tuvieron un ligero flaqueo y, sabiendo que ambos estábamos cerca de la gloria, logró sentarse en la loza de la bañera conmigo encima, dejándome todo el trabajo final.

En medio de saltitos y meneos, mordidas, besos, gemidos y jadeos, nos sonreíamos y lo hicimos aun más cuando por fin alcanzamos aquel maravilloso punto de nuestro orgasmo.

Como siempre, me sentí plena entre sus brazos envolviéndome y haciéndome recostar en su pecho. Su mano tomó la mía que estaba sobre su hombro y la besó dulcemente.

-Nunca me canso de hacer el amor contigo ¿Será por eso que ahora vivimos en una mansión de diez cuartos?

Reí, contagiándolo.

-Tranquilo. Ya no nos debemos preocupar por eso nunca más.

-Admito que tener un sexto remolino más hubiese sido bonito.

Con mi mejor cara de póker, me alejé de él lo suficiente como para mirarlo a la cara. El muy cabrón se estaba aguantando la risa.

-Por supuesto que te hubiese encantado. Como tú no los pares...

Finalmente explotó en carcajadas y sus manos acunaron mi rostro para robarme unos cuántos besos.

Terminando de ducharnos de una vez, salimos del baño hacia el cuarto, nos vestimos con la ropa que previamente habíamos seleccionado y seguimos arreglándonos hasta que escuchamos sonoros pasos en las escaleras, como si fuera una manada de elefantes.

Aunque sí era una manada, pero no precisamente de elefantes.

Estando TaeHyung de pie frente a la cama acomodándose las mangas de la camisa y yo frente al espejo colocando mis joyas, nuestras miradas coincidieron a través de dicho cristal y no tardamos en sonreír.

Uno...

Dos...

Tres...

-¡Mamá!¡Papá!

Como si no les hubiésemos regañado ya un millón de veces por abrir, azotar la puerta y entrar todos al mismo tiempo mientras arman todo un escándalo, cinco traviesos chiquillos se colaron en nuestra habitación, abrazándonos uno a uno a su padre y a mí.

ᏆΝҒᏆᎬᏞ ᯾ ᏦᏆᎷ ͲᎪᎬ ᎻᎽႮΝᏀ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora