Prólogo.

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04 de marzo, 2021.
Santiago del Estero, Argentina.

Niccóla Ribba.

— Dale pelotudo, metele que llegamos tarde y te hago pija. — puteo una vez más a Daniel, mi primo, que parece que el culo le pesa mucho y no puede caminar rápido.

— Tranquila loca, seguro ni se llena el estadio, te van a dejar pasar en cualquier momento. — se ríe divertido ganándose un zape en la nuca de mi parte. Me mira ofendido mientras se soba.

— Si fuese un partido de tu Boquita andarías arrastrándome para llegar a tiempo, así que metele gas porque te juro que te llevo de las mechas. — lo amenazo y finalmente parece que decide darme bola ya que empieza a caminar más rápido.

— Fua boluda, ¿no podían elegir otro estadio neutro? Hace un calor del re orto en Santiago. — se queja lloriqueando, no lo contradigo porque es la posta, hace un calor horrible acá.

Caminamos un par de cuadras más y ya puedo ver gente haciendo fila, mínimo hay dos cuadras y media y eso que no están en fila india. Miro con mi mejor cara de culo a mi primo quien ya se adelantó a los hechos y me está sonriendo de forma inocente, de todas formas no se salva del golpe de mi puño en su hombro.

Pasan como cuarenta minutos cuando al fin faltan unos poquitos para que entremos nosotros, falta media hora para que empiece el partido y estoy re ansiosa, llevo bastante sin ver a mi Academia hermosa y hoy voy a verla pelear por la Supercopa contra River, seguro va a ser un partidazo.

Muestro mi entrada al guardia cuando llega mi turno y nos hacen pasar a Dani y a mí, tenemos los cubrebocas asquerosos estos que pretendemos hacerlos volar ni bien estemos acomodados en la tribuna.

Canto como loca las canciones de la hinchada, Dani no, él es de Boca pero accedió a acompañarme porque quiere ver perder a River y de paso porque nosotros nos acompañamos a todos lados. El partido comienza puntual y mi corazón se acelera de la emoción y los nervios.

• • •

— Che Niccó, ¿tenés cinco para prestarme? — ni bien termina de formular esa pregunta burlista le revoleo un par de pochoclos a la cara para después hacerle fuck you con mi mejor cara de orto.

— Seguí haciéndote el picarito, nueve del doce. — le saco la lengua y su gesto cambia completamente.

Tomo un trago de mi cerveza y miro a nuestro alrededor. Vinimos a una cervecería chetita que encontramos, pasa que era esto o algún bar de mala muerte y nada, se nos antojaba birra artesanal: a mí para calmar las penas del tormentoso 5 a 0, a Daniel porque sí. Había gente pero tampoco muchísima, y por los acentos que se escuchan (porque algunos borrachos son demasiado ruidosos) puedo afirmar que la mayoría son turistas, seguro vinieron por lo mismo que mi primo y yo.

Justo miro hacia mi derecha cuando pasa, casi pegados a nuestra mesa, un grupito de seis pibes, y al toque reconozco a uno de ellos que va riendo de algo.

Blanqueo los ojos. — Fua, lo que me faltaba, la arañita de agua en la misma cervecería que yo.

Dani mira en mi dirección y se ríe. — Agradecele por la cogida que te dio, no seas maleducada.

— ¿Escuché mal o me dijeron arañita de agua por acá? — el pibe nos mira y habla con toda la confianza del mundo y yo me sorprendo de que me haya escuchado pese a la música alta que hay. — Seguro hinchas de Racing.

— Bue, nadie hablaba de vos, pero si te sentís identificado cuando alguien dice arañita de agua  no es culpa nuestra. — y yo no me quedo atrás, no voy a acobardarme porque me esté hablando un famoso, los amigos de Dani ya me curaron de espanto con eso.

— Claro, ponele que te creo. — se ríe, por unos segundos se queda observándome. — ¿Y? ¿Te gustó la cogida?

— La verdad no, peor que las de mi ex. — hago una mueca. Perdón Rodri, igual los dos sabemos que tus cogidas no eran malas.

— Te pido disculpas hasta cinco veces entonces, con razón tan amarga vos. — blanqueo mis ojos ante eso.

— Mirá nene, ¿por qué no te vas con tus amigos? Por ahí son menos amargos que yo, viste. — sonrío falsamente a diferencia suya, que tiene una sonrisa ladina bastante auténtica.

— Igual me gustan las amargas, por algo me encanta la Imperial IPA. — me guiña un ojo y yo le hago montoncito con una de mis manos.

— Te llevaste chamuyo a previa.

— Ayudame a aprobarla entonces.

Se genera una batalla de miradas entre el jugador de River y yo, y al final yo soy quien gana porque sus amigos le gritan para que vaya con ellos. Julián me mira una última vez y me guiña nuevamente uno de sus ojos antes de despedirse de Dani e irse.

Ay Dani, cierto que estaba acá conmigo.

— Qué intenso. — murmura el rubio divertido.

Nos quedamos hasta las dos ahí porque a esa hora cierran por el protocolo de COVID. Los dos vamos bastante ebrios, tengo que admitirlo, pero nos divertimos mucho caminando así por las calles de Santiago. Muchos de los que estaban en el bar también siguen la misma ruta y eso le quita un poco de soledad a las calles, por suerte nuestro hotel no está tan lejos porque sino sería alta paja.

Llegamos después de diez minutos caminando y subimos rápido a la habitación porque nos estamos meando, y por suerte soy yo quien gana el inodoro.

Como cada vez que hago pis saco mi teléfono y me pongo a boludear, ahora me pongo a ver mis notificaciones porque no las vi en toda la noche. Tengo WhatsApp de mi viejo diciendo que madrugó para ver el partido y todo para llevarse una amargura tremenda. Cuando lo leo viene a mi mente cierto jugador de River que está hermoso pero a quien hoy odio porque colaboró en el 5 a 0.

Salgo de WhatsApp después de contestarle a mi papá y voy a Instagram. Como siempre, tengo algunas solicitudes de seguimiento, unas respuestas y reacciones a las historias y muchas menciones de mis amigas en sorteos. Voy a las solicitudes y me llama la atención cuando veo la tilde blanca con el círculo celeste, me ahogo con mi propia saliva cuando leo:

juliaanalvarez ha solicitado seguirte.

— ¿Te falta mucho? — me grita Dani desde el cuarto.

— ¡Boludo me siguió la arañita de agua! — le cuento aún mirando la notificación. No entiendo, ¿cómo me encontró? Si ni le dije mi nombre.

— ¡Ah sí, me olvidé de contarte! — Dan se ríe del otro lado de la puerta. — Cuando fui al baño me lo encontré y me pidió tu Insta.

¿Por qué Julián Álvarez quiere mi Instagram?

"Yo por vos, vos por mí, de esta farsa vámono'."

Bueno, aquí el adelanto de mi próxima novela, espero que les guste, si es así no se olviden de votar y comentar!!

PERDAMONO' • Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora