Capítulo 4

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P.O.V. _______:

La madre de Jim, una mujer pelirroja, nos sentó en unas sillas frente a los padres de Clara y la abuela de Toby, y me examinó.

  - Nunca te había visto.- comentó ella.- ¿Estás en todo esto?

No entendí a que se refería.

  - Supongo.- respondí.

Ella sacó su celular, y me miró.

  - ¿Cuál es el número de tus padres?

  - ¿Mis padres? Estoy sola.

  - Oh, lo siento, cielo.- murmuró.

Se giró hacia los tutores, y ellos la miraron.

  - ¿Qué pasa Bárbara?- preguntó la señora mayor.

  - Nada bueno.

  - ¿Los chicos están en problemas?

  - Toby Bombón jamás estaría en problemas, es un ángel.- comentó la abuela, y Toby sonrió.

  - En realidad Sra. Domzalski, me temo que están en peligro. Ellos nos explicarán.

Mierda. Si hablaban de lo que yo creía, estaban jodidos.

  - ¿Chicos?

  - No sé de que habla.- se excusó Clara.

  - Yo tampoco.- respondió nervioso Toby.- Jimbo, tal vez puedas ayudarnos.

Jim tartamudeó. Yo mientras, los miraba en silencio. Nadie me hacía caso. Pude haberme pegado un tiro ahí mismo, y seguirían en lo suyo.

  - Son drogas, ¿cierto?- exclamó el padre de Clara mientras se ponía en pie.

  - No son drogas.- interrumpió Bárbara.- Son troles.

Ellos parpadearon, perplejos ante eso.

  - ¡Internet! Lo sabía.- dijo el señor.

  - ¡No! troles, troles de verdad.

Los adultos se miraron entre ellos, y estallaron en risas. Los chicos se miraron, y los imitaron.

  - Troles, Bárbara, ¿tú te drogas?

  - No. Son bestias subterráneas. Aún no lo tengo muy claro, pero los chicos los ayudan y los enfrentan.

  - Oh Dios mío.- se acercó al oído de su esposa, y tapó su boca con la mano.- Son las drogas.

La mujer se puso en pie, y se acercó a Bárbara.

  - Yo te creo, Bárbara.

  - ¿En serio?- ella se veía realmente esperanzada.

  - Sí, también sufrí de estrés, pero tuve un gran terapeuta...

  - ¡No! Pero..

Toby esbozó una sonrisa nerviosa.

  - ¡Troles subterráneos! Suena como un programa de televisión.

  - Una locura.- Clara sonrió de nuevo.

Me llevé la mano a la cara. Eran pésimos actuando.

  - Vamos Jim, diles.

Todas las miradas se desviaron al pelinegro. Mientras él volvió a tartamudear.

  - Yo...- suspiró, y agachó la cabeza.- El hospital le pidió que se tomara tiempo libre.- murmuró.

Bien hecho.

  - ¡Bárbara!- la anciana se llevó las manos a la boca.

  - ¿No me creen?- se agachó para tomar las mochilas, y lanzarlas a los padres, incluyendo la mía.- ¡Revisen! Estoy segura de que encontraran algo interesante.

Jim Lake Jr. x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora