Capítulo 8

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P.O.V. Jim:

Salí de la última clase, con mi mente aún ocupada en una persona, en ______. En lo único en lo que había podido pensar era en lo difícil que debía ser un cambiante, a mí me habían juzgado al ser un humano y Cazatroles, no me imaginaba como sería al ser un cambiante. Eran mucho más odiados que los humanos, sin lugar a dudas.

Clara se me unió en mi camino a la salida, y empezó a hablar de algo que no escuché, sumido en mis pensamientos.

  - Jim, ¿me escuchas?- preguntó ella, frunciendo el ceño.

  - N-no, lo siento.- tartamudeé. No quería que pensara que no le prestaba atención, entonces hice a un lado mis pensamientos para mirar y escuchar atentamente a la bonita chica a mi lado.

  - Lo que te decía era que quizá deberíamos vigilar a _______. Con ayuda de Enrique, o quizá Blinky.- repitió. Levanté discretamente una ceja.

  - No veo el por qué. Además, Blinky ya está lo suficientemente ocupado controlando a todos esos troles, y Enrique le contaría que la está vigilando, ambos son cambiantes, ¿recuerdas? Creo que debes relajarte respecto a los cambiantes. Sé que suplieron a tu hermano con uno, pero...

 - ¡Tú también deberías estar preocupado!- espetó, golpeándome el pecho con su dedo índice.- Strickler, te quería asesinar y sale con tu madre. Te da a pensar que todos comparten un rasgo, ¿no? Sólo piensan en su beneficio.

  - Ellos piensan en su beneficio porque tienen que. Si no son asesinados por Gunmar por traición, los demás troles los odian, porque creen que son cómplices de este.- apunté.- Y las Cazadoras de Sombras no la hubieran elegido si fuera como Strickler, ¿cierto?

Ella soltó un resoplido, pero se quedó callada. Yo aceleré un poco el paso, quería alejarme por unos momentos de ella. Clara era inteligente, pero se dejaba llevar por prejuicios y juicios basados en su experiencia con otras personas.

Divisé a ______ a lo lejos en el pasillo, y cuando apresuré el paso para alcanzarla, el chico moreno la tomó del hombro, la empujó a un salón vacío, y cerró la puerta antes de que yo los alcanzara.

Pretendía mirar por la pequeña ventana de la puerta, cuando Clara entrelazó su mano con la mía, y me obligó a seguir caminando. Si en algún momento me había gustado la calidez de su mano contra la mía, ahora no me agradaba mucho.

Caminamos por el pasillo, entre adolescentes ruidosos, cuya única preocupación eran los exámenes y las calificaciones, como yo alguna vez era.

Llegamos casi a la salida, y ella me soltó para ir a tomar su bicicleta. Solté un suspiro de alivio, y ella se puso el casco, y se puso la bicicleta entre las piernas, lista para irse.

  - Tengo que estar en casa temprano, ¿me acompañas?- preguntó, sonriente y casi convencida de que yo diría que sí.

  - Lo lamento, esperaré a Tobs.- me excusé, con una sonrisa nerviosa.

  - ¡Oh! Está bien. Nos vemos, Jim. - se despidió, y empezó a pedalear, alejándose con rapidez. En cuanto la perdí de vista, corrí al salón donde Krel se había encerrado con ________.

Me asomé por la ventana, y estaba ella recargada en la pizarra, cruzada de brazos y con sus largas piernas hacia delante, totalmente recargada. Miraba al moreno con una sonrisa discreta en sus gruesos labios, y él caminaba de un lado a otro, hablando de algo que no podía escuchar.

En un momento dado, él la acorraló, regañándola por reírse, hasta que él estalló en risas también.

Entonces ambos se dirigieron a la puerta, pero no alcancé a apartarme antes de que la abriera y me aventaran contra la pared. Me enderecé como pude, disimulando.

  - No digas nada, ¿bien?- le gritó Krel a ______, quien venía en mi dirección.

  - Claro, no te preocupes. Es totalmente humano.- respondió, soltando otra risita, hasta que me vió.- ¿Qué haces aquí?- inquirió, levantando una ceja en mi dirección.

  - Oh, sólo esperaba a que salieras de hablar con ese chico.- respondí, restándole importancia al asunto con un gesto.

  - Ah, vale. ¿A dónde vamos?

  - ¿Qué? No, a ningún lado, pero esto es lo que los amigos hacen.- expliqué, y ella asintió, mostrando su comprensión.

  - Okay, está bien. ¿Vas a tu casa?- preguntó.

  - Sí, eso creo.- respondí, inseguro.- Debo vigilar al mago chiflado que hay en mi garage.- ella soltó una risa, y levantó su mirada de nuevo hasta mí.

  - Bien. Yo también iré a mi casa, pero te acompaño a la tuya, ¿bien?

Asentí con entusiasmo, y caminamos a la salida. Estábamos en silencio, no teníamos nada en común más que el mundo troll, entonces le pregunté sobre este.

  - Y, ¿desde que edad entrenas?- pregunté.

  - ¿Como Cazadora de Sombras? Oh, desde siempre, literalmente. Los profetas eligen a varias niñas desde pequeñas, y entrenas. A los 13 años, haces la prueba, viendo que tan apta eres con los portales, soportando el dolor, en agilidad y etc. Y si te escogen, ya eres oficialmente la Cazadora. Tienes que hacer misiones y todo eso.

  - ¿Entre cuantas niñas te escogieron?

  - Entre 100. Las demás seguían entrenando, pero no tan duro como yo, que ahora era la Cazadora.

  - Suena agotador.- comenté, con el ceño fruncido.

  - Al inicio, luego te acostumbras.- sacó su patineta de su casillero, y lo cerró.- Bien, vámonos.

Me acerqué por mi patineta, y salí de la escuela, donde ella me esperaba. Comenzó su ruta, por pequeñas calles donde no había coches, y evidentemente más seguro para ella que iba en patineta.

Andábamos en silencio, hasta que ella carraspeó, y empezó a preguntarme cosas.

  - Y tú, ¿desde cuando entrenas?- preguntó, sin despegar la mirada del camino enfrente de ella, y sin dejar de impulsarse para ir a una velocidad parecida a la de la bicicleta.

  - Apenas unos pocos meses, quizá 7 u 8.- respondí, un poco apenado. 

  - Eres bueno para ese poco tiempo.- comentó.- Creo que es natural, Cazatroles.

Sonreí, un poco tímido.

  - Tú eres muy buena también.

Ella negó con la cabeza.

  - Si yo hubiera aprendido tan rápido como tú, probablemente no habría tenido competencia al momento de la prueba. Eres casi especial.

Sonreí de nuevo, y entonces ella hizo aparecer un portal, que nos dejó directamente en mi calle. Me sentí desorientado, y frené justo al tiempo que ella.

  - Me hubieras avisado, me mareé.- refunfuñé, con el estómago revuelto. Ella rió.

  - No te pasará nada. Bueno Cazatroles, te traje a casa, sano y salvo.

  - Sí, gracias por eso.- respondí, sobándome el abdomen.

  - No es nada. Bueno, me tengo que ir. Nos vemos luego, Jim Lake.

Se alejó, y la miré hasta que un portal se creó enfrente a ella, y desapareció. Mi corazón palpitaba demasiado, por algo que yo atribuía al mareo. En realidad no era eso, como me di cuenta al ver que disminuía cuando dejé de verla.

Era nerviosismo, y no era por nada. Tenía un nombre, y era _______. 

Jim Lake Jr. x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora