Capítulo 11: Cercanía

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Después de pasar algunos días más en la enfermería, el slytherin se fue recuperando. Su columna estaba totalmente reconstruida, al mismo tiempo que su amor propio. Y acostado en la cómoda camilla se prometió en silencio, volver a enfrentar a ese dragón psíquico, aunque le costará algo más que una columna rota. Porque interiormente sabía que tenía algo pendiente con aquella criatura.

Por otra parte, luego de aquel "incidente de cercanía" (como él lo había llamado), Draco se notaba diferente. Sonreía cada vez más seguido cuando estaba con ella y no podía evitar mirarla con nuevos ojos. Como si jamás la hubiera observado antes. Esa sensación que sintio desde que la vio aquel día de comienzo de clases, volvió a él recordándole que aquella chica era alguien especial.

Pasaba noches enteras, desvelado, pensando en que era lo que le estaba ocurriendo. No podía ponerle palabras a ese "algo" pero sabía que tarde o temprano tenía que reconocer que la griffindor llamaba su atención. Y aunque los dos habían prometido dejar el pasado atrás, había cosas que aún le pesaban. El rubio atravesaba días en los que su lucha interna se agravaba de más, y no perdía a oportunidad para lanzarle maldiciones a Zabbini, Krusley o cualquiera que quisiera enfrentarle. Pero todas sus inseguridades y miedos, se acaban cuando la veía, corriendo a clases o contestando sin parar las preguntas de los profesores. Era en esos momentos en los que no podía contener esa maldita cara de idiota, y cuando se daba cuenta de lo que estaba haciendo, miraba ofuscado hacia otra parte.

Varias veces descubrió a Thomas Smith observándolo divertido, e internamente sintió ganas de lanzarle un maleficio imperdonable. Si había algo que Draco no soportaba, además de su inseguridad sentimental, era que lo descubrieran en una posición de inferioridad. Y Hermione sin darse cuenta lo hacía verse así: débil, inseguro, y rotundamente perdido en... "¿Qué rayos estás pensando Malfoy? Contrólate" le decía su mente. Entonces, sacudió su cabeza para apartar esos pensamientos confusos, pero al volverla a levantar, se dio cuenta de que la chica lo observaba divertida, con una gran sonrisa en el rostro. Y él no pudo hacer otra cosa que elevar sus cejas enigmáticamente sonriéndole de medio lado. Definitivamente, lo que le pasaba con Hermione Granger era un caso aparte.

***

-Herms, ¿Vas a comerte eso?-Ron aun tenia media pata de pollo en la boca cuando le pidió el plato a su amiga. Ella rodó los ojos y se lo dio.

-Claro que no Ron. Como podría dejar a mi mejor amigo muriéndose de hambre.-le contestó con ironía.

-Buchas garcias-dijo Ron terminando de masticar todo lo que había tragado en menos de lo que se dice "nox".

Hermione espió en la mesa de slytherin y descubrió que el rubio no estaba sentado en su característico lugar de aislamiento. "Que extraño... Tal vez se haya ido a clases y no me di cuenta cuando se fue... alto, ¿Desde cuándo estoy pendiente de los movimientos de Draco?", ese pensamiento la hizo enrojecer de golpe.

-¡Hey Herms! ¿Estás bien? ¿Te atragantaste?-le preguntó Harry preocupado-¡Estas roja!

-No, no estoy roja, es solo que hace calor-mintió la leona, a pesar de saber que estaban en pleno octubre y el invierno estaba por comenzar.

-¿Calor? Aquí no hace calor, Herms-dijo Ron mirando suspicaz a su amiga.

-¡Claro que sí, Ronald!-saltó Ginny salvando a la prefecta de los leones- Lo que pasa es que esta todo encerrado, y el aire está viciado. Pero tú de lo único que te das cuenta es del plato de comida que esta frente a tus narices.

Una carcajada grupal interrumpió el desayuno de los griffindors.

-Bueno Ginny, tranquilízate ¿sí?-se defendió su hermano- Solo fue un comentario. Además para tener tanto calor estas demasiado abrigada.

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