Capítulo 4

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Capítulo 4


Rosé

Saqué mi suave manta de felpa de la secadora y la envolví alrededor de
mis hombros, empapándome del calor que traía a mi cuerpo.
Suspiré,frotando la tela contra mi mejilla y caminé lentamente hasta el sofá.
Miré la pantalla que había colocado en la mesa frente a mí.
Había varias botellas de vino, algunos bocadillos, mucha comida chatarra y alrededor de cinco películas cursis de romance.
Era como el paquete inicial de la mujer divorciada, y lo había comprado todo.
Pasé la semana dormida la mayor parte del tiempo y decidí que era hora de dar el siguiente paso, mover mi cuerpo de
la cama al sofá y meter calorías inútiles en él. Sabía que era patético y no
estaba a mi altura, pero mi corazón estaba roto, mi cerebro cansado, y todavía no había tenido la oportunidad de aceptar el hecho de ser infértil, de no tener la oportunidad de tener hijos propios.
Fue extraordinariamente deprimente y parecía una de esas películas que estaba a punto de ver, excepto que en mi caso no hubo un final de felices por siempre.
Gruñí cuando extendí la mano y agarré el control remoto, apoyando la
cabeza sobre la almohada y presionando play.
Tiré de la manta por encima de
mi cabeza y coloqué la copa de vino que estaba bebiendo en el suelo debajo de mí. Coloqué una pajita en la copa y bebí lentamente mientras mi rostro
descansaba en el sofá. Probablemente fue la cosa más floja que jamás había
hecho, y aunque sabía que había tocado fondo, realmente no me importaba.
Mientras estaba aquí, comiendo mi cheque de veinte mil dólares en forma de Twizzlers y vino, Jisoo, mi ahora ex esposa, estaba por los bares, buscando a la próxima señora que pudiera producir un heredero de su patético y
triste imperio.
Me reí entre dientes preguntándome cómo se aseguraría de que su próxima esposa fuera fructífera. ¿Requeriría un examen ginecológico como términos para el matrimonio? ¿Las haría firmar una exoneración diciendo que podrían producir seres humanos de sus entrañas? Supongo que, para la chica adecuada, especialmente para una que busca el dinero, aprovecharían la oportunidad de darle hijos a Kim Jisoo.
Eso sellaría el trato y crearía una vida cómoda para el resto de sus vidas. Supongo que yo había sido el conejillo de indias. Sabía que debía levantarme, ducharme, ponerme en funcionamiento, pero cedí ante mi deseo de pasar el viernes por la noche, el sábado por la noche y posiblemente el domingo hasta el lunes, tumbada en el sofá llorando mientras los minutos transcurrían.
Demonios, había acumulado suficiente licencia de enfermedad y vacaciones como para poder estirar esta fiesta de
autocompasión durante todo un mes si quería.
John, el padre de Jisoo había sido tan amable y dulce conmigo, sabiendo que su hija decidió terminar nuestro matrimonio sin saber por qué.
Estaba bastante segura de que, si él
sabía la razón, podría golpear a Jisoo en la cabeza y por mucho que me gustaría ver eso, también sabía que destruiría por completo la relación de Jisoo con sus padres.
Estaba enojada, pero nunca había sido una persona vengativa, realmente creía que aquellos que hacían daño a otros encontrarían su pena más adelante en su vida.
Creo que se podría decir que creía en el karma. Y el karma de Jisoo no estaba acumulando cosas buenas en el fondo.
Casi esperaba ver una explosión nuclear cuando todas sus malas acciones se volvieran contra ella.
Había estado tan agradecida por la familia de Jisoo, por su amor.
Me habían enviado flores durante toda la semana e insistieron en que no usara mi tiempo de vacaciones y mi licencia por enfermedad cuando me tome un mes libre.
Me encantaba mi trabajo, y trabajar para el Sr.John.
Él era como una familia para mí, y hasta hace cinco días, legalmente, era mi familia. No sabía qué esperar cuando Jisoo presentó por primera vez documentos legales sobre el divorcio y temía que sus padres se pusieran de su lado, me despidieran del trabajo y me humillaran ante todos.
Sin embargo, tal como lo presentía en el fondo de mi corazón, se acercaron a mí y no podían haber estado más agradecidos. Aun así, mientras me recostaba en el sofá buscando
una respuesta a mi angustia, una parte de mí ni si quiera sabía si quería volver a la compañía una vez que se calmaran las cosas.
Una cosa era trabajar para los ex suegros, y otra era trabajar codo a codo con la ex esposa.
Simplemente no sabía si podía sentarme y tratar con el hecho de estar cerca de ella de forma regular. Y Dios no lo quiera, presenciar el día en que comience a salir con otra persona que trabajaba en la oficina.
Tendría que soportar el infierno de
verla coquetear y hablar con otra mujer como solía hacerlo conmigo. Solo
pensar en eso me enfermaba del estómago e intenté alejar ese pensamiento de mi mente.
Bebí un sorbo más fuerte de mi pajita acabando con el contenido y mirando hacia mi copa vacía. De alguna manera se parecía a cómo se sentía mi alma, completamente seca y a la deriva. Afortunadamente, en lo que respecta a mi copa de vino, sabía exactamente a dónde ir desde allí. Me levanté y coloqué la manta sobre mis hombros buscando la siguiente botella de vino, o cómo a mí me gustaba llamarla, mi siguiente víctima.
Me reí para mis adentros preguntándome si así era como Jisoo se refería a las mujeres en su vida.
¿Las habrá enumerado? Víctima uno, víctima dos, y así sucesivamente. ¿Se sentó y se rio malévolamente desde su trono en la sala de su castillo en Manhattan, mirando a todas las “pequeñas personas” de Nueva
York? Negué con la cabeza, dándome cuenta de que realmente necesitaba
dejar de beber ya que imaginación estaba comenzando a divagar.
Cuando retiré el corcho de la siguiente botella de vino y veía como caía al
suelo y rodaba hacia mi cocina, escuché a alguien llamar a mi puerta.
Puse los ojos en blanco y gruñí preguntándome quién en el mundo vendría a tocar a mi puerta, destruyendo intencionalmente el flujo de alcohol en mis venas.
Caminé con desdén hacia la puerta aún envuelta en la manta, y la abrí de par
en par mirando a Hyeri, mi mejor amiga.
“Oh,” dije dando vuelta y caminando hacia el sofá.
“También es bueno verte,” dijo con ironía cerrando la puerta detrás de
ella.
“Esperaba que fueras el Ángel de la muerte, a llevarme a la tierra de la
abundancia,” dije con sarcasmo.
Hyeri miró la comida chatarra que había sobre la mesa y señaló la pizza
rancia que había en la caja.
“Apetitoso,” dijo mirando hacia abajo a mi copa con pajita. “Oh, eso es bastante creativo.”
“Si. Pensé que me embriagaría más rápido si me colocaba una intravenosa, pero probablemente no la colocaría bien,” respondí, vertiendo elvino en la copa. “No quería que me encontraran con un pulmón lleno de Chardonnay y ser etiquetada como la mujer solitaria y divorciada con miles de gatos.”
“Tú no tienes ningún gato,” dijo rotundamente.
“Sí, pero cuando finalmente muera, estoy segura de que me sentirán y
treparan por las ventanas,” le dije, recostándome en el sofá y bebiendo mi vino con pajita.
“Amiga, creo que es hora de una intervención,” dijo recogiendo la botella de vino vacía e hizo una mueca ante la etiqueta.
“¿De qué hablas? Solo me he tomado una botella durante la tarde,” me
quejé.
“No, no es el vino,” se rio entre dientes. “Debes dejar de deprimirte de esta manera. Estas empezando a asustar a los vecinos.”
“Cómo sea,” respondí. “Ni si quiera creo que sepan que todavía vivo aquí.”
“Bueno, por el aspecto de tu jardín y los papeles apilados al frente, podrían pensar que la casa fue ocupada por vagabundos,” respondió ella.
“Recuerdas que solo han pasado cinco días desde que firmé para que mi
futuro se fuera por el drenaje,” dije, sintiendo un nudo en la garganta.
“Si, lo recuerdo. Pero también recuerdo que ha pasado un mes desde que
te enteraste,” me recordó. “Esta tipa es una perdedora. Una perdedora de clase A. En serio, en el gráfico de escala de tiempo de las mujeres, deberías haber
pasado únicamente veintidós horas y trece minutos en duelo por ella. Y eso
quedó, no tengo idea de hace cuantas horas, atrás.”
“¿Por qué todos me están molestando?” Me estaba empezando a irritar y Hyeri lo captó rápidamente.
“Oye, rarita cálmate,” dijo arrojándome un corcho. “Sólo bromeaba.Bueno sobre casi todo.”
“Entonces,” dije respirando profundamente y cambiando de tema. “¿Qué puedo hacer por ti?”
“Vine para sacarte de la casa,” dijo triunfante. “Necesitas un poco de aire,
un poco de diversión y necesitas darte una ducha con urgencia.”
“No,” gruñí “Ya tengo planes.”
“¿Con qué? ¿Estas películas cursis de romance? Vamos amiga,” dijo
tirando de mi hasta lograr que me sentara.
“Eres mucho mejor que esto. Prometo que unas super modelos te van a estar esperando aquí cuando vuelvas. Incluso voy a enfriar tu vino de mierda para que no tengas que continuar bebiéndolo tibio.”
“No lo sé,” dije, estremeciéndome ante la idea de levantarme del sofá, mucho menos de ir a un bar o un club.
“Sabes que hasta ahora no me he equivocado nunca”, dijo sonriendo. “Y
podrás gastar parte del dinero del divorcio tan duramente ganado, en alcohol y strippers  guapas, justo para lo que fue destinado.”
Abrí los ojos de par en par y sonreí ante la idea de gastar su dinero en clubes y bares.
“Está bien,” dije, finalmente convencida. “Pero tienes que darme tiempo para arreglarme.”
“Está bien,” dijo ella. “Ve a ducharte, y yo moveré esta basura para que esté un poco más limpio este lugar.”
Le saqué la lengua a Hyeri y me dirigí hasta el baño, dejando que mi manta cayera de mis hombros a la mitad el pasillo.
Me paré frente al espejo, esperando que la ducha se calentara mirando mi reflejo en el espejo.
Hyeri lucía más como un ser humano mientras que yo parecía más como algo de una película de zombis.
Hyeri era la voz de la razón entre nosotras dos y siempre lo había sido. Ella no tenía problemas para defenderse y siempre lo atribuí al hecho de que a penas medía un metro sesenta. Su largo cabello castaño caía en cascada por su espalda, y sus pequeñas y lindas facciones mágicamente se volvían seductoras cuando le ponías un poco de maquillaje en la mano.
Ella era esa amiga que era ruidosa y ligeramente embarazosa, pero no podías imaginar una vida sin ella.
Mientras dejaba que el agua caliente de la ducha lavara los últimos días de vino y vagancia, podía sentir como mi cuerpo comenzaba a reaccionar.
No quería ir a los bares, ni tenía la intención de coquetear con alguien y
llevarlo a mi cama, pero supuse que Hyeri tenía razón, era hora de que
comenzara a actuar como un ser humano nuevamente, al menos por unas horas.
Sabía que me divertiría bailando, bebiendo y riendo, pero también
sabía que podía volver a casa y esconderme de bueno del mundo si realmente lo quería.
Jisoo había puesto mi vida completamente de cabeza, y necesitaba recuperar mi control.
Ella ya no formaba parte de mi vida, y no permitiría que me afectara más de lo que ya lo hizo, sin importar lo difícil que era ver eso.





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Otra capítulo por aquí... 💚

Si ven algún error avisenme.

Nos andamos leyendo pronto.

~JM~

Lo siento, me enamoré de tu hermana. // Chaelisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora