Cuando estaba pequeña, mamá siempre decía que el perdonar era importante. Crecí sabiendo que si perdonaba estaría en paz.
Pero cómo se perdona el dolor que te causa el que alguien te traicione. Tengo, o bueno, tenía una relación de casi dos años, con un chico del cual me enamoré profundamente. Y ahora lo tengo justo en frente de mí al lado de alguien más. Y me duele mucho.
Jamás pensé que cuando Andrea, mi amiga, me escribió esta mañana diciéndome que había visto a mi novio con alguien más, esto fuera verdad.
—¿Quién es ella? —preguntó la otra chica al ver que tanto Luis y como yo, nos mirábamos fijamente.
Limpie mis lágrimas bruscamente.
—Nadie, soy nadie —respondí.
Di la vuelta y empecé a caminar, pero antes de hacerlo le arroje la caja de pizza que llevaba en la mano. No podía soportar ver a la persona a quien le entregué parte de mi vida, despreciarla de esta manera.
Pero Luis, mi ahora ex novio, no me dejó ir. Tomó mi brazo impidiendo que continuará caminando.
Evité mirarlo a toda costa.
—Grace, espera.
No quiero verlo, no quiero ni siquiera oír su voz. Me duele mucho saber que lo único que hizo fue hacerme daño. Pero al sentir su tacto en mi piel me atreví a hacerlo. Lo vi, sus ojos y los míos se unieron al instante. Traté de encontrar algún rasto de arrepentimiento, pero ni siquiera note dolor en sus ojos.
Solo quiero creer que es un error, que esto es una pesadilla y que despertare y todo estará bien.
Su tacto quema, me hace sentir más dolor que el que sentía antes. Quité su mano de mi brazo, eso me confirmó que esto no es un sueño. Que está es mi realidad.
—¿Cómo pudiste? —pregunté con el nudo en la garganta.
Apretó sus labios y apartó su mirada.
—Grace, no te diré que fue un error porque no lo fue. Fui un idiota, lo sé. Pero no te vayas así, hablemos. Te pido perdón por ser un idiota y no decírtelo antes.
Al menos, era lo mínimo que podía hacer después de hacerme sentir así. Me duele, me duele el corazón. Duele tanto sentir que fui traicionada.
¿Tan difícil es sentir algo por mí? Solo quiero a alguien que me ame de verdad, en serio creí que Luis era esa persona. Que ilusa fui.
—No hay nada que hablar, Luis —dije, limpié la lágrima que caía por mi mejilla—. Ojalá que te vaya muy bien.
Empecé a caminar dejándolo atrás. Subí al elevador. Las puertas se cerraron y en este lugar se quedó la historia de una relación. En ese instante me permití llorar.
Le permití a mi corazón desahogarse. ¿Cómo pueden ser así? ¿Por qué la gente es tan mala? Son capaces de romper el corazón de alguien sin sentir dolor ni remordimiento.
Salí del edificio con las lágrimas saliendo por mis ojos, en cuanto puse un pie fuera las gotas empezaron a caer. La lluvia, la cual mi amiga me había advertido de ella en la mañana, se dio el permiso de caer. Y para mi maravillosa vida, no traigo un paraguas.
Y así terminé aquí, en una banca en la calle, empapandome por la lluvia. Y sin un paraguas, aunque mi amiga me había dicho que llevara uno. Tuve que hacerle caso a Andrea, y no haber venido. Tal vez Luis me hubiera terminado y yo estaría tranquila. Sin tener estos pensamientos de que tal vez fue mi culpa.
Las lágrimas salían de mis ojos sin parar. Se confundían con más gotas de lluvia. Cuando dije que quería sentirme como en una película no me refería a ese tipo donde siempre hieren a uno de los personajes.
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Mensajes De Un Desconocido [TRILOGÍA LATIDOS #3]
RomanceLluvia, un corazón roto y un teléfono destrozado, es lo único que tiene Grace en estos momentos. Tras terminar una relación de años y decidir cambiar su celular por obvias razones, Grace empieza a recibir mensajes de un desconocido. Mensajes que le...