4. Siempre

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—But every time you hurt me, the less that I cry. And every time you leave me, the quicker these tears dry —mi voz acompaña a San Smith.

Estoy pasando mi etapa de dolida así que es obvio que todo me haga llorar.

Después de tomar mi taza de café y no poder volverme a dormir, me acosté en el sillón y me puse a escuchar música. Estoy segura de que los vecinos se quejaran con Andrea por tanto ruido, piensan que ella es mi mamá.

La canción terminó y otra empezó.
Reckless de Madison Beer. Es increíble como una canción puede describirte a la perfección. Me duele identificarme con ella.

—Hey, this is a story I hate, And telling it might make me break.
But I'll tell it anyway. This chapter's about, How you said there was nobody else.

Los hombres son cortados con la misma tijera. Lo puedo confirmar. ¿Por qué? ¿Cuál es la necesidad de tener que herir a alguien? Si ya no la quieren pueden terminarla y listo. Una ruptura duele, pero duele el triple que te mientan. Duele más vivir en un a mentira que afrontar la realidad. Si el amor fuera un juego, yo ya hubiera perdido desde hace mucho. Siempre pierdo, siempre. Las lágrimas salen más y más de mis ojos. En un momento a otro la música paro. Gire para ver quién la paró.

Andrea está parada allí con su cartera en su brazo.

—Claro, ya estás en la etapa del dolor mi Grace.

Rodeó el sillón donde estoy acostada para darme un beso en la mejilla. Me olio y luego se alejo.

—Estas pésima.

Limpie mis lágrimas y la miré.

—Que ayuda.

Ella se rio mientras empezaba a alejarse un poco. Se fue a la cocina y luego regresó. Dio un aplauso que hizo que saltará del susto.

—OK, no quiero verte triste fideito.

Puse los ojos en blanco al escuchar eso, y empecé a reírme. Como no sé cocinar y lo único que se hacer son fideos instantáneos, me llama así. Me gusta que Andrea tenga la capacidad de hacerme sentir bien sin siquiera decir una palabra. Solo debe estar allí y me sentiré bien.

Caminó hacia mí, se puso de cuclillas y sobo mi frente. Me dio una sonrisa reconfortante.

—Me iré a bañar, tú harás lo mismo, y las dos saldremos a comer para contarnos nuestros problemas. ¿Ok?

Asentí suavemente, me sonrió y se puso de pie. Entró al baño y yo me di el permiso de llorar. Me siento abrumada por tanto sufrimiento. No me gusta sentirme así, jamás me ha gustado. Pero aunque no me guste la vida me da muchas oportunidades para sentirme así.

Mi teléfono sonó en la mesa del centro. Estiré el brazo para tomarlo. Lo desbloquee. Vi el último mensaje que yo había enviado.

Yo.
¿Cómo para qué?

Número desconocido.
Para desahogarte.
Tú no me conoces, yo a ti tampoco. Nunca sabremos quien es el otro.

Sonreí un poco.
¿Mi madre me dejaría caer de pequeña? Seguro que sí.

Yo.
¿No tienes para pagar un psicólogo?


Número desconocido.
Claro que tengo.
Pero me agrada más la idea de conversar contigo.


Yo.
¿Y si soy una loca?
O un psicópata.

Mensajes De Un Desconocido [TRILOGÍA LATIDOS #3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora