3 años antes, cuando Grace llegó a Nueva York.
Siempre me ha dado miedo empezar a hacer cosas nuevas. Siento que tal vez no podré hacerlas y fracasare. Pero para ser honesta, me encanta el sentimiento de plenitud que sientes cuando lo estás haciendo. Es como si el peso de la gravedad dejara de pesar y todo fuera posible.
Así me siento ahora.
Estoy parada, perdida en una calle, las personas aquí pasan muy rápido. Como si corrieran por algo. Estaba muy asustada, sentí como alguien me pasó empujando. Cerré los ojos un segundo para teenquilizarme.
Dios, los neoyorquinos son lo peor, ¿en que me metí?
Solo relájate y camina sin empujar a otros.
Entendido.
Abrí mis ojos y respiré profundamente.
—Tranquilizate Grace, solo debes conseguir el metro e ir al departamento, ¿ok?
Empecé a caminar en busca de una persona que pudiera ayudarme. Mi inglés no es muy bueno, así que cuando trato de hablar con alguien en italiano, francés o con mi poco inglés nadie me entiende y me dejaban hablando sola.
A lo lejos vi a una adolescente, cabello castaño, lleva unos audífonos puestos, así que tal vez tampoco me ayudara. Pero no perdía nada con intentar. Además, según un amigo de Italia,a los neoyorquinos les enseñan un poco de francés.
Tú puedes Grace.
Me acerque y le toque el hombro. Ella se giro a verme intrigada.
—Hola, perdona, ¿sabes donde puedo tomar el metro? —hablé en francés.
Y fue lo mejor cuando ella me entendió.
—Sí, claro.
La adolescente me explico y después de agradecerle empecé a caminar. Llevaba una sonrisa en el rostro.
¡Si se pudo! ¡sí se pudo!
Logré subirme al metro. Es un gran cambio de vida, había decidido independizarme. Escapar de mi vida en el lugar a donde la había empezado. Llevo una maleta rosa de aquí a allá, muchos me miran raro por ello.
Mi madre quería ayudarme a a independizarme, tal vez si lo hubiera hecho no estaría en el metro siendo casi aplastada por otros. Pero yo quería hacerlo sola, claro, estoy segura de que sí me ayudo un poco. Pero seguiré fingiendo que no lo hizo.
Al llegar me baje del metro y camine en busca de la dirección del departamento compartido que había conseguido en Internet. Pregunte a algunas personas con ayuda del traductor.
Al llegar observe el edificio, era bonito, no era lo mismo que en Italia, pero estaba bonito. Sonreí y entre al lugar.
Subí al elevador sin ver el cartel que estaba pegado fuera, presione los botones del elevador, no funciona.
Perfecto.
Subí las escaleras en busca del número de departamento. Llevaba cargada la maleta así que fue demasiado difícil subir los pisos con ella.
Pero lo logré, aunque cuando lo hice sentía que casi me hacía falta un pulmón.
Busque el número de departamento.
El 512, cuando lo encontré me quedé parada allí, estaba nerviosa. Pero dejé a un lado esos sentimientos y toqué la puerta.Sentía que el corazón se me salía del pecho, no sabía si eran por los nervios o porque me había cansado. Escuché como una persona se acercaba. Después de unos segundos abrieron la puerta.
Una chica fue la que lo hizo. Es alta y su cabello lo lleva agarrado.
—¿Eres Grace? —preguntó.
—Si, em… sí, si soy Grace. Un placer..
Ella sonrió y dio un saltitos cuando lo confirme.
—Mucho gusto, soy Andrea, tu roomie.
La chica es muy alegre, al menos sabía que no me aburriría. Salió del departamento y tomó mi maleta para ayudarme a entrarla. Yo no me negué porque iba demasiado cansada.
—Vamos pasa, te mostraré el departamento.
El lugar era chiquito, no era tan grande ni extravagante, pero era hermoso. Y sabía que me sentiría a gusto aquí.
—Ok, te mostraré todo.
Asentí frenéticamente, muy emocionada.
Ella empezó a mostrarme la cocina, el baño, la sala. Y lo más importante, mi habitación.—Es esta. ¿Te gusta? —preguntó—. Si no, podemos cambiar.
—No, claro que no, esta está perfecta.
—Me alegra que te guste,puedes desempacar y luego conversamos de todo.
—Claro.
El problema era que no tenía mucho que desempacar.
Traía muy pocas cosas, algunas blusas, pantalones, dos abrigos y dos pares de botas, mis favoritas.La habitación no era tan grande, tenía un escritorio en una esquina, un armario enfrente de la cama, la cual estaba ubicada justo en el medio de la habitación.
Ordene la ropa que traía, y coloqué unos libros que había traído, mis favoritos.
Orgullo y prejuicio, el principito y cien años de soledad.
Abrí el principito y observe la dedicatoria que mi padre había colocado antes de morir.
“Las personas viven una sola vez y luego mueren, un lector vive muchísimas vidas antes de morir.
No desaproveches las oportunidades de vivir, mi Grace.
Con amor, papá”.
Lo extrañaba, lo hacía cada día.
Pero como él dijo, no puedo desaprovechar esta oportunidad para vivir.Tomé orgullo y prejuicio, pues note algo en su interior, una carta.
Era de mi madre, pero para ser sincera no quería leerla, estaba muy enojada con ella.En la tapa del libro había algo escrito.
“No puedes obligar al corazón a hacer algo que no quiere hacer.
Cuidate mucho en esta nueva aventura mi niña”.
Tienes mucha razón mamá, demasiada.
Pero ahora, ahora decidí dejar a otros atrás para volver a encontrarme a mí.
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Mensajes De Un Desconocido [TRILOGÍA LATIDOS #3]
RomanceLluvia, un corazón roto y un teléfono destrozado, es lo único que tiene Grace en estos momentos. Tras terminar una relación de años y decidir cambiar su celular por obvias razones, Grace empieza a recibir mensajes de un desconocido. Mensajes que le...