Pesadilla

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Sonó la alarma y una pequeña niña despertó, se vistió y fue a desayunar. Algunos dirían que tenía una dieta muy estricta para ser tan pequeña.

Fue a un salón de clases que se encontraba dentro de su casa. Un maestro ya la esperaba ahí.

Después de estar atendiendo diferentes clases con diferentes maestros y diferentes materias , tenía un descanso de media hora, en el que solo se le permitía comer y nada más. No tenía tiempo para jugar como lo hacían los otros niños. Ella no conocía otros niños.

El descanso daba su fin y tenía que seguir con sus clases.

En la tarde era su clase de entrenamiento físico. Algunos dirían que era muy duro para alguien de esa edad.

Luego de todas esas actividades tenía oportunidad de salir al patio a hacer sus tareas. Ella aprovechaba para jugar con las flores. Ella amaba a las flores. Eran sus únicas amigas.

Luego de jugar con ellas, cenaba y seguía con sus deberes. A penas se metiera el Sol tenía que ir a dormir. Nadie sabía que ella jamás lo hacía. Las paredes grandes y silenciosas de su habitación la hacían sentir vacía. Siempre tuvo problemas para dormir pero nunca dijo nada.
Y cuando conseguía dormir, una alarma sonaba y todo volvía a empezar. Algunos dirían que esta era una vida muy difícil para tan solo una niña.

Lo era.

Pero ella creía que si conseguía las mejores notas podía llegar a satisfacer y hacer sentir orgulloso a su padre.

¿Y su madre? Ella no lo sabía, nunca había estado ahí. No la conocía, no conocía su rostro o el sonido de su voz pero eso no importaba. Su abuela siempre estuvo ahí para ella, o al menos los fines de semana.

Esos eran los mejores días de su corta vida. Podía relajarse y estar con alguien que le enseñaba lo que era el amor.

Una vez al mes, ella podía ver a su padre. Ese día le aterraba. Pues su padre solo iba para revisar su progreso en cada clase.

"Si no puedes hacer bien la única cosa que tienes que hacer entonces no sirves para nada". Es una de las cosas que le dijo su padre a tan corta edad pero que recordaría para toda su vida. Ella hubiera deseado que su padre hubiera parado ahí, con un simple sermón o regaño.

Si el encontraba algún error, las únicas palabras que decía eran: "Llevenla a la habitación".

"La habitación", esas palabras hacían que todo su cuerpo temblará y sudara descontroladamente.

La obligaban a cargar libros mientras su padre recitaba una y otra vez lo errores que ella había cometido. Después de un rato, se le preguntaba cada uno de estos.

No podía permitirse a la equivocación en ese lugar. Ese fue el lugar de origen de muchas cicatrices en sus piernas.

Pues ahí era donde se le golpeaba varias veces con un tubo de metal que se encontraba por ahí cada que respondía incorrectamente

Ella creía que se lo merecía. El dolor le causaba vergüenza.

Pero eso no le preocupaba, le preocupaba más la cara de su padre al ver sus errores. Creía que si conseguía ser perfecta, si daba lo mejor de sí misma. Ahí sería cuando pudiera ser feliz y complacer a su padre. Ella pensaba que ahí sería cuando pudiera recibir un poco de amor.

Todos los días eran lo mismo. No podían modificarse ni un poco. Algunos dirían que era una vida muy solitaria.

Ella la llamaba aburrida.

Y fue así, hasta un día.

Hasta el día que lo conoció a él. Era una reunión de negocios entre familias con las empresas más importantes de su país. La familia de el tenía el puesto número dos mientras que la de ella el primero.

No me dejes sola - Bakugo x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora