Capítulo 3: Sacrificio.

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Izuku suspiró profundamente, al mirar la fecha de su calendario no pudo evitar que otro suspiro, que parecía más un lamento, saliera de sus labios. Apenas era jueves y no había intercambiado más que un par de mensajes con su "Baby".

Pensar en ese nombre tan embarazoso lo hacía avergonzarse. ¿Desde cuando era así? Haber estado de relación en relación hizo que su vergüenza se fuera casi por completo, ahora, el pecoso no entendía la razón por la cual sentía vergüenza al saber que podría tener a una persona para él solo y exclusivamente para sus gustos.

Bueno, la verdad no entiende cómo fue que no se le ocurrió antes, pudo haberse ahorrado muchos problemas y fines de semanas llenas de resacas. Sin embargo, a menos que hubiera podido estudiar en la escuela de Harry Potter y aprenderse un hechizo para regresar en el tiempo, no, no podía hacer nada al respecto.

—¿Qué tanto piensas? Llevas mirando el techo unos diez minutos. —la voz con acento francés de Aoyama sacó al pecoso de sus pensamientos—. ¿Acaso hay un nuevo príncipe azul que te tiene en las nubes?

Preguntó el rubio con su sonrisa de oreja a oreja e Izuku no pudo evitar sonrojarse, no era exactamente un príncipe lo que buscaba, pero al rubio siempre le gustaba llamar así a sus conquistas.

—Algo así, tengo una "cita" este sábado y no sé si va a salir bien. —murmuró el pecoso no sonando tan seguro, sus experiencias le hacían no tener confianza en sus citas.

—¡Vamos! No seas tan pesimista, bombón. Puede ser que esta vez sí sea el indicado.  —Aoyama sonrió e hizo una pose suya soltando brillitos, Izuku solo se rió, su amigo era bueno en subirle el ánimo.

El pecoso sacudió su cabeza y decidió centrarse en su trabajo, tenían que crear una nueva línea de ropa que se volviera tendencia, sería más dinero para su bolsillo.

(...)

—¡Por una mierda!, ¡Maldigo al estúpido que inventó los exámenes! Ojalá estuviera vivo para ahorcarlo con mis propias manos. —Katsuki dejó caer su cabeza en los libros que tenía al frente, era media noche y tenía que seguir sumergido en esos malditos cuadernos de notas.

Cerró todo de mala gana y se fue a su cama para dormir, estaba estresado, enojado y muy urgido, había pasado un tiempo desde que tuvo un poco de descanso y diversión. Aparte de que esos estúpidos mensajes no paraban de llegarle, Katsuki estaba seguro que ya había bloqueado la mitad de los usuarios de esa aplicación del demonio.

Pero le importaba una mierda a cuántos tenía bloqueados, solo quería que esos mensajes dejarán de llegarles, además ya estaba "apartado", tenía que reunirse con su nueva "Mommy" el sábado y eso lo tenía un poco preocupado.

No era bueno tener que trabajar medio tiempo, estudiar y de paso tener la presión de personas mayores escribiéndole las 24 horas del día. A veces solo tenía ganas de estrellar su celular contra una pared, pero después recordaba que si hacía eso se quedaba sin teléfono y se le pasaba.

Al final, después de tantas maldiciones entre dientes, Katsuki se pudo dormir. Cuando se levantó al otro día lo primero que hizo fue maldecir su vida por amanecer vivo, lo segundo fue ir al baño para lavarse y hacer sus necesidades.

Notó en su espejo las ojeras que le causaban sus trasnochos de estudio para los exámenes. A veces Katsuki pensaba que los maestros tenían una conspiración para torturar a sus estudiantes y hacer que sus almas se marchitaran con tanto estudio.

Dejando eso de lado, el rubio hizo su rutina mañanera y salió de su pequeño apartamento para ir a la universidad. Cuando estuvo casi afuera por completo del edificio se encontró con una de sus pesadillas vivientes, la dueña del departamento completo y la que encargaba de exprimir sus últimos yenes.

Sugar mommy. (Bakudeku./Omegaverse.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora